Hoy es Viernes 04 de Julio del 2025


El traje nuevo del emperador

Por: Jorge Alonso Infante El Día Miercoles 21 de Mayo del 2025 a las 22:28

La Nota se ha leido 761 veces. 2 en este Día.

Tantos sucesos de diversas índoles en el ámbito político en estas últimas semanas, algunos con grandes incongruencias y muchos sin sentido. Pasan los años y pareciera que hay cosas que no solo no cambian sino se distorsionan y no precisamente para bien. ¿Sorprende?, Pues tristemente no, pero precisamente por ello tendríamos que en verdad reflexionar.

En esta ocasión no mencionaré a filósofos, académicos, científicos, politólogos y otros, sino haré referencia a algo más sencillo pero que si se le entiende (sería mucho, pero mucho si no fuera así), sin duda tendrían que cambiar muchas actitudes. En esta ocasión pido reflexionar sobre un cuento/fábula sencilla de Hans Christian Andersen, “The Emperor´s New Clothes” traducida generalmente en los ámbitos literarios como “El Traje Nuevo del Emperador”.

“Hace muchos años vivía un rey que era comedido en todo, excepto en una cosa: se preocupaba mucho por su vestuario. Un día oyó a Guido y Luigi Farabutto decir que podían fabricar la tela más suave y delicada que pudiera imaginar. Esta prenda, añadieron, tenía la especial capacidad de ser invisible para cualquier estúpido o incapaz para su cargo. Por supuesto, no había prenda alguna; los pícaros simulaban que trabajaban en la ropa, pero se quedaban con los ricos materiales que solicitaban para tal fin.

Sintiéndose algo nervioso acerca de si él mismo sería capaz de ver la prenda o no, el emperador envió primero a dos de sus hombres de confianza a verlo. Ninguno de los dos admitió que era incapaz de ver la prenda; al contrario, ambos comenzaron a alabarla. Toda la ciudad había oído hablar del fabuloso traje y estaba deseando comprobar cuán estúpido era su vecino.

El monarca decidió estrenarla en un día de fiesta y desfile. Llegado el día, los estafadores hicieron como que lo ayudaban a ponerse la inexistente prenda y el rey salió a desfilar, sin admitir que no podía verla. Pensó que lo considerarían estúpido o inepto para reinar.

Toda la gente del pueblo alabó enfáticamente el traje, temerosa de que sus vecinos se dieran cuenta de que no podían verlo. Finalmente, un niño dijo: ¡Pero si va desnudo!

La gente empezó a cuchichear hasta que toda la multitud gritó que el emperador iba desnudo. Este lo oyó y supo que tenían razón, pero levantó la cabeza y terminó de desfilar.”

Una breve pero ilustrativa sinopsis, y si aun así no entienden los claros mensajes que este sencilla fábula nos deja, pues existen en YouTube diversos videos caricaturizados muy fáciles de buscar para ver y comprender. En una muy concreta y digerible historieta, se encapsula mucho de lo que ahora vemos y vivimos.

Tela de donde cortar de todos los colores hay y sin duda para efectos de poder confeccionar su propio traje especial para aquellos que se sienten majestades, siempre habrá los “astutos” estafadores. Los súbditos callan, niegan y terminan hasta aplaudiendo lo que claramente no es, la gente increíblemente también festeja lo que todos saben no existe.

Muchos encumbrados salen a desfilar con supuestos trajes de justicia, moralidad, congruencia, empatía, humildad y más; y lo increíble es que no son pocos los que se la terminan hasta creyendo, prefieren desfilar así, que aceptar una inocultable y contraria realidad. Pero mientras el pueblo también les siga aplaudiendo, todos se terminan coludiendo en una deleznable fantasía, 

Pero tienen que recordar que siempre habrá un momento que alguien de mente más sana, como el niño al final del cuento lo hizo, los señalará y en ese momento los miles de aplausos y porras después tornaran en burlas y desprecio. Y quizá como el rey lo hizo, muchos seguirán desfilando más por orgullo y egocentrismo que por otra cosa, pero quizá habrá algunos que si les dé vergüenza y recapaciten.

Ahora, habrá que decir que en nuestros tiempos no se necesita fingir que vemos un traje inexistente para no parecer estúpidos o incapaces, solo sigamos siendo permisivos y silentes y eso es más que suficiente. Después quizá cuando todo se destape reiremos y señalaremos, pero al rato nos mandan a alguien o nosotros mismos escogemos a un nuevo rey que en su momento saldrá desnudo pensando traer su propio traje especial y ahí estaremos otra vez para aplaudirles. 

¿Acaso no hemos aprendido de tantas y tantas lecciones y vivencias similares a través de los años y de tantos personajes y/o gobernantes?

Es importante tomar las moralejas que nos han dado nuestras propias fábulas.

México; una hermosa y majestuosa nación llena de tantas bellezas y bondades, en donde por su idiosincrasia particular vemos que si camina como pato, tiene plumas como pato y grazna como pato, el animal pude ser hasta un oso.

Hablando de fabulas, personajes y caricaturas.

Tranquilamente y ensimismado tomaba su café, el senador “Quico” Noroña, al que solo le faltó decirle ¡Chusma, chusma!, al humillado señor que leía su carta de disculpa a un bufón que por años ha humillado y denostado pero que ahora se siente como de la realeza, con su propio traje especial que ni el mismo puede ver, aunque diga y piense lo contrario.

No fue para nada correcta la actitud del señor cuando lo ofendió, pero pésimo y más la actitud y la acción de querer humillarlo de esa manera utilizando un recinto oficial para sus perversos momentos de egolatría.

Simplemente lamentable que hasta me recordó una frase de Voltaire, que dice que el sentido común, no es nada común.

Ante esto y mencionando otra vez a Voltaire, una última reflexión;

“El último grado de perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia”

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)   

DONA AHORA

Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ


DEJA UN COMENTARIO

HoyTamaulipas.net Derechos Reservados 2016
Tel: (834) 688-5326 y (834) 454-5577
Desde Estados Unidos marque: 01152 (834) 688-5326 y 01152 (834) 454-5577