Por: Juan Sánchez-Mendoza20/09/2012 | Actualizada a las 22:48h
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En su recorrido por la
geografía tamaulipeca, Ramiro Ramos Salinas ha dejado en claro que aún no es
tiempo para hablar de las candidaturas que habrán de ponerse en juego a partir
de la tercera semana de octubre próximo, por lo que mal se ve Baltazar Hinojosa
Ochoa al pretender alborotar las aguas en Matamoros. De esto hay constancia en el
Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI tanto como en Palacio de Gobierno. Y de ahí la filtración acerca
del encuentro que en lo oscurito sostuvo “El Bache”” con su amigo Jesús de la
Garza Díaz del Guante, quien hoy atiende la Oficina Fiscal de Matamoros. Quienes más enterados están
del tema, cuentan que Balta le ofreció al mentado “Chuchín” alinear en su favor
todas las estructuras sociales del municipio fronterizo, a fin de que lo
apoyaran en su pretensión de ser candidato priista a la presidencia municipal. Y por supuesto “Chuchín” se
dejó querer. Lo malo del asunto, para “El
Bache”, obvio, es que la versión ya la conoce el secretario de Desarrollo
Urbano y Medio Ambiente, Salvador Treviño Garza, quien durante años fue
considerado su “delfín” para ser presidente municipal, pues éste siempre le
mostró lealtad, gratitud, amistad y disposición plena para acatar la línea que
le marcara, aun cuando en riesgo estuviera su propia carrera política. En fin, el rejuego de
traiciones y futurismo apenas comienza. Civismo olvidado Aun cuando en México existe una amplia y sólida
estructura jurídica que norma la conducta entre los individuos a través de
instituciones diversas, se adolece de cultura para acatar y respetar las leyes. Tan pronto entra en vigor un
nuevo ordenamiento, inmediatamente se incumple pese a tener conciencia de estar
actuando al margen de la ley; y que en razón de ello podría venir una sanción. Reza un principio jurídico que
la ignorancia del precepto no exime de la culpa al infractor, por lo que nadie
se salva de verse inmerso en problemas legales, en un momento dado, si como
frecuentemente ocurre soslayamos nuestras obligaciones como personas y
ciudadanos. Lo peor del caso es que como
“buenos mexicanos” tenemos especialización en retorcer leyes y reglamentos, o
en encontrarles las interpretaciones que más nos favorezcan. Otra salida es recurrir al
“influyentismo” o de plano al cohecho, a fin de no ser alcanzados por el brazo
de la justicia ante un ilícito cometido. En el colmo del cinismo, hemos
oído hasta la saciedad la ordinaria frase que se sostiene que las leyes se
hicieron para violarlas. Y a fuerza de tanto escuchar
el absurdo algo se queda en el colectivo social, como si fuera motivo de
orgullo. De ahí que las autoridades
todas, hoy quieran inculcar de manera sistemática valores cívicos a los niños,
adolescentes y adultos, porque tarde se han dado cuenta de que la problemática
corroe el tejido social y no encuentran la forma de que la ley se respete. La disgregación En honor a la verdad, lejos
estamos de alcanzar el ideal propuesto por los tres niveles de gobierno
–federal, estatal y municipal--, toda vez que el mal es profundo. Contribuyen a la
descomposición las marcadas diferencias de clase, injusticias y falta de
oportunidades para importantes segmentos sociales que, en definitiva, no ven
por ninguna parte la famosa y pregonada equidad; menos el respeto a sus
elementales derechos. Digamos a la salud, el trabajo
y la educación. Claro que el camino para el
respeto a la legalidad no es la revuelta o la desobediencia pública ante tanta
marginación y desigualdad, pero sí la exigencia de que la autoridad cumpla lo
establecido en la ley y predique con el ejemplo. Ocurre que en reiteradas
ocasiones los encargados de aplicar la ley ignoran éstas, tanto o más que las organizaciones
civiles y los partidos políticos. Es aquí, entonces, cuando
surge la necesidad de recomendarle a las autoridades que abreven en la
sentencia de que el juez, por su casa empieza. Ya ve Usted que hay cuñados y
hermanos, compadres, socios y hasta asesores que cotidianamente quebrantan el
marco legal y nadie dice ni hace nada pa’ meterlos en cintura. Hartazgo beneficia al PRI Tomando en cuenta que el Partido Acción Nacional
(PAN) anda de cabeza por las confrontaciones internas entre su propia
militancia, que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) suele enamorar
únicamente al electorado de los municipios que le interesa gobernar; y que la
“chiquillada” –como se le llama peyorativamente al Movimiento Ciudadano (antes
Convergencia) y los partidos del Trabajo (PT), Verde Ecologista de México
(PVEM) y Nueva Alianza (Panal)--, pescan a río revuelto, las expectativas
de enfrentar airoso el proceso electoral del 2013, se allanan para el Revolucionario
Institucional (PRI). No por el trabajo del fragmentado de algunos
comités municipales, aclaro; ni por la ambivalencia de los caciques
sectoriales; tampoco por la actuación de su llamada clase política, sino por el
hartazgo del electorado que ya no cree en los partidos. A ello obedece la apatía ciudadana mostrada hasta
el momento, y en eso, también, se fundamenta la hipótesis de que los pocos
votos que pudieran registrarse el año próximo surgirán en el campo y a través
del corporativismo político-partidista, dado que el sufragio duro, el que se da
en la urbe, desde hoy está negado para los membretes. Recursos negados Por salud del propio sistema político
mexicano, el Gobierno Federal está obligado a reintegrar a los estados y
municipios los miles de millones de pesos que arbitrariamente les ha recortado. Sin embargo las autoridades de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP) no han dado visos de querer
resarcir el recorte y, por el contrario, avivan la crisis avalando incrementos
a la canasta básica, aun cuando en su acometida (contra el pueblo) aticen el
fuego de la hoguera que ya alcanza a Felipe Calderón Hinojosa. Por si fuera poco, los incrementos a
los precios de la leche y combustibles; los abusos en las tarifas de la
Comisión Federal de Electricidad (CFE); la despiadada persecución que contra
los empresarios realizan el Sistema Tributario, el Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS) y el Infonavit, cuando menos, animan el descontento hacia
el Gobierno Federal, cuyos jerarcas torpemente siguen agrediendo a los
contribuyentes como si ello resarciera el repudio en su contra. Lo peor del caso es que hay dos rumores
que empiezan a cobrar fuerza –sobre todo cuando se dice que cuando el río
suena, es que agua lleva--, refiriendo la posibilidad de que el tercer
secretario de Hacienda del régimen calderonista, José Antonio Meade Kuribreña,
sea sacrificado como chivo expiatorio y el Gobierno Federal disponga de los
recursos de los trabajadores que tanto han ahorrado para su retiro, para otra
vez destinarlos al pago de deuda externa. Esto significa que el señor de Los
Pinos pudiera dejar con un palmo de narices a quienes reclaman los recursos
que, a su libre arbitrio, dispuso no les fueran entregados. La elucubración no es descabellada
–como podría suponerse--, y menos cuando hay voces autorizadas de la
ultraderecha que a Calderón Hinojosa le recomiendan evitar encuentros con los
gobernadores, disque para evitar mayor presión por parte de éstos y los
presidentes municipales, en la víspera de abandonar la residencia oficial de
Los Pinos. Em@il:jusam_gg@hotmail.com
Juan Sánchez Mendoza
Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.
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