Sin duda alguna quienes no vivimos alguna de las etapas fundamentales del desarrollo humano tendremos alguna carencia en la vida futura.

Y en la entidad han crecido alarmantemente los números que pueden ser catastróficos en cuando a densidad poblacional, por su impacto social, y por lo que significa para cada persona que está involucrada. Nos referimos al embarazo en menores, que ha ido incrementando su número, y lo más preocupante es que hay niñas de 13 y 14 años que presentan ya su primera experiencia sobre el tema.

Ya en varias ocasiones la secretaria de Salud, Gloria Molina ha manifestado su preocupación como cabeza de sector haciendo eco a la forma en que el gobierno de Tamaulipas se involucra en este tipo de acciones, que deben realizare para tratar de evitar este grave problema social y médico; socialmente hablando, no es común ver niñas que han perdido su adolescencia y juventud al convertirse en madres desde muy temprana edad, pero médicamente, constituye un gran y grave riesgo el que una pequeña tenga un embarazo tempranamente.

Y todos sabemos que la lucha para revertir estas cifras debe ser conjunta: la autoridad sanitaria estructura desde siempre programas de motivación para que las chicas tomen conciencia de lo que puede suceder en caso de tener un embrazo, y por otra parte, indica lo que comentábamos antes: un grave riesgo físico que puede terminar en la muerte. Y es así como está funcionando una estructura oficial para desencadenar un cúmulo de acciones al respecto, sin embargo, todos estos esfuerzos y todo el dinero que se invierte en este tema resultará inútil si no hay el apoyo familiar, que siempre es fundamental. Los chicos son lo que aprendieron de sus padres y entorno familiar, en base a sus experiencias propias.

Somos también comodinos, porque dejamos por lo general en la madre de las niñas este tipo de formación y orientación, sin recordar que un hijo es cosa de dos, y que los dos debemos intervenir adecuadamente para que ellos tengan un desarrollo formal.

Desgraciadamente, hay campañas muy fuertes que han incitado a nuestros niños y jóvenes a iniciar en forma temprana su vida sexual, aunque la parte menos mala es el que se motiva el uso de métodos de planificación familiar.

Probablemente fuera más significativo y tendría mejor resultado el reforzar una campaña en la que se promueva un estilo de vida que, en ciertas edades, detenga los sueños de una niña de convertirse en mamá.

No hay que espantarse cuando los hijos hablan de sexualidad, sino enfrentar las preguntas y tratar de comprenderlas en forma adecuada si no tenemos esa formación, podremos pedir ayuda en los Centros de Salud de la entidad, donde hay departamentos que pueden apoyarnos en este tema tan delicado y que, si se deja para después, las consecuencias no son lo mejor para las chicas y chicos.

Consideramos importante el promover una cultura de respeto a nuestro cuerpo a nuestra sexualidad, y apoyarnos en la información “sí positiva”, es decir, elegir lo que realmente nos apoye, para ayudar en la formación de nuestros hijos.

Muchos de ellos sueñan con muchas cosas, y desgraciadamente, esos sueños se truncan, se rompen con la llegada de un nuevo ser, que si bien es cierto que puede equipararse el tener un hijo como lo más sublime y sagrado que pueda experimentar el ser humano, no es la edad apropiada para ello.

Recordemos que hay apoyos en al Sector Salud: utilicémoslos para bien de nuestros hijos, y para prevenir los problemas que se generan cuando “la cigüeña” hace su arribo en forma anticipada, dejando una serie de problemas y conflictos, pero lo más grave: arriesgando la integridad física de nuestras niñas que, luego de una experiencia que les vendieron como maravillosa, ven como comienzan a derrumbarse sus sueños, para convertirse casi en una pesadilla, y generar otro tipo de problemas que no tienen un final feliz.

Hagamos conciencia al respecto, por nuestras hijas y nuestros hijos.

Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com

Carlos David Santamaría Ochoa

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.