El término pareciera no ser adecuado, sin embargo, a juzgar por una gran mayoría de personas incluidas en el proceso, pareciera más oportuno que otros que nos reflejen un procedimiento correcto.

En los partidos políticos incluidos en las listas de participantes para los comicios de junio próximo, incluyendo a los que de chiripa fueron avalados para que sus dirigentes sigan viviendo del presupuesto oficial, ha habido una cantidad impresionante de registros a precandidatos, destacando, sin duda alguna, los que se presentaron el fin de semana en el seno del partido de moda: Morena, que busca, sin lugar a dudas, cumplir con sus objetivos que llevaron a cabo el año pasado y que es el de arrasar en los comicios para entonces dar cumplimiento a los postulados lopezobradoristas de mantener el férreo control de todo lo que se pueda o huela a política.

En los procesos de registro hubo de todo: desde porras, aplausos hasta las descalificaciones por parte de quienes pretenden erigirse como jueces supremos, o con quienes definitivamente, y sin apasionamiento alguno tienen toda la razón en quejarse por la forma en que se llevaron a cabo estos acontecimientos, en los que vimos muchas cosas que pretendíamos no vovler a visualizar.

El hecho de que muchos, pero muchos “distinguidos “ priístas fueran a recibir ofensas, descalificaciones y una ficha para registrarse como precandidatos abrió muchos comentarios, porque la gente, una gran mayoría, y seguramente los “morenos” que votaron por un cambio real en México no quieren saber de ellos y les han gritado de todo, aunque hemos de ser justos y considerar que Morena en eso no tiene empacho, porque de todos es sabido que recibe en sus filas a cualquier persona, independientemente de su pasado, bueno o malo.

Y eso ha causado mucho enojo, porque entre los que llegaron vimos a personajes que su fama de políticos y honorabilidad está más que demostrada, y no han salido muy bien del juicio de la gente, que sigue pensando que no son más que oportunistas, gandallas y abusivos que pretenden seguir viviendo pegados a la ubre oficial como han hecho por décadas.

¿Nombres? Todos conocemos a muchos y además, también vimos que otros tamaulipecos con la idea de merecer la postulación hicieron su fila y se anotaron en la lucha que seguramente dejará muchas heridas en su tiempo, por los que no serán agraciados. Recordemos, no hay tantos espacios en el Congreso local, y eso propiciará la guerra que estamos viviendo ya desde ahora.

Que si uno u otro es el “bueno”, lo decidirán, en primera instancia, los seleccinadores de caneidatos, sean por consenso u opinión, o designación directa, y en segundo término, por los electores que darán su aprobación o desaprobación ante la decisión que se toma. Hay que tener mucho cuidado porque se puede salir de control el asunto si se toma una decisión equivocada.

Y sucedió en el PRI, PAN, PRD y otros institutos, aunque destacamos el de Morena por la enorme cantidad de quienes se sienten con derecho a pertenecer a la élite “amloísta” y ser de esa clase que sin ser actúa como fifí y se preocupa por descalificar cualquier viento opuesto.

La opinión ciudadana será la que cuente, de ahí la importancia de que se haga una buena elección y posterior designación, porque el tiempo electoral se ha venido encima, y la verdad sea dicha, hay mucha presión y al parecer estará muy cerrado el tomar una decisión en base a los votos ciudadanos.

Es el tiempo de meditar qué se quiere, y cuales son los menores nombres, y de ahí, partir a convencer a los demás de que son la mejor opción, con la idea de no desvirtuar el sentir ciudadano que es el que manda, o al menos cree que lo hace.

Tiempo es de decidir, y tienen una difícil tarea los encargados, que tendrán seguramente que tragarse insultos, descalificaciones, ofensas y muchas cosas más de esos mal nacidos y mal agradecidos que si no son satisfechas sus ambiciones, tienden a responder agresivamente.

Esperemos haya tranquilidad y buena elección, que la importante, sin duda, es en la que participamos todos.

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Carlos David Santamaría Ochoa

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.