“Obtenemos la justicia que tengamos el poder de hacer cumplir” Matthew Bolton.

Hace tiempo, cuando se comenzaba a adoptar de manera masiva el uso de las redes sociales en el internet, pensaba firmemente que gracias a su capacidad para democratizar los medios de comunicación y su impacto en las relaciones sociales, políticas y económicas se desarrollaría un verdadero empoderamiento de las masas, sin embargo, subestimé el grado de egoísmo y la indiferencia que imperaba e impera en el contexto social actual.

Es importante reconocer cómo las redes sociales contribuyeron a evidenciar los vicios del sistema político, que a pesar de nunca haber sido un secreto, fue clave para el crecimiento exponencial de la degradación del status quo político, sin embargo, es justo señalar que los contenidos en dichos medios no han contribuido a establecerse como un verdadero contrapeso para la gestión de los gobiernos. El “ejercicio político” de los usuarios de las redes se limita a exigir o señalar de manera virtual, pero en pocas ocasiones contribuye de manera significativa o real en la política de su comunidad.

Lo que deseo exponer con lo arriba escrito es, que a pesar de que los ciudadanos tengan una sensación de participación política con sus opiniones o denostaciones, no colaboran en absoluto a la solución de los grandes problemas que enfrenta México, como los son la impunidad y la corrupción.

Tampoco considerar que comprometerse con una oferta política que se presenta de manera hábil como los políticos “antisistema” y servirles incondicionalmente con su voto o fungiendo como defensores intransigentes para la causa, pueda aportar con un fin loable para la sociedad. Esto no significa que los objetivos de las corrientes políticas con las que congeniamos no sean legítimas, pero, debemos de estimar que en un sistema democrático los políticos para acceder al poder deben de resultar electos y es por ello que muchas de sus acciones tienen como propósito persuadir el voto de ciertos perfiles, a veces por encima del bien general, en otras palabras, sus acciones y estrategias tienen como objetivo obtener o retener las intenciones de voto.

Para cambiar las cosas es necesario obtener poder, si quienes tienen la oportunidad de obtenerlo por medio del sistema electoral tienen otros intereses, es obligación de los ciudadanos formar una comunidad participativa que exija puntualmente a las autoridades para con ello influir en sus decisiones e intereses.

Como sociedad debemos de devolverle una de las acepciones más importantes de la palabra “política” como la organización de las sociedades humanas. De manera gradual el sistema político, económico y educativo nos han alejado del sentido de comunidad y con ello han monopolizado la administración pública y todo lo que esto conlleva.

 Es imperativo que la responsabilidad de procurar el sentido de comunidad recaiga en el pueblo para con ello garantizar que no se comprometan los objetivos que por fuerza deben de ser constituidos por los principales intereses públicos. Para que esta encomiable causa se lleve a cabo con éxito, la sociedad puede hacer uso de las estrategias de Marketing Político, las cuales, contrario a lo que se piensa popularmente, no son exclusivas para el desarrollo de campañas electorales. Las mismas pueden utilizarse para generar conciencia y participación ciudadana y con ello influir positivamente en el desarrollo de la política local desde lo más básico: la comunidad.

Cenizas de reforma: El ambiente ríspido e intolerante que se vive en el debate público actual y la división motivada por el discurso político degrada la cohesión social ¿A quién beneficia?

Sandro Cappello

Es Director de Investigación Político Sociales en Consultores y Asociados ESTATAM, con presencia en el noreste de México. Además es docente a nivel Maestría.