El problema actual de desabasto de gasolina en el país, principalmente en el Bajío, vamos a analizarlo de una forma fría y objetiva.

Por una parte, estamos de acuerdo que era importante que el nuevo gobierno atendiera de forma radical y frontal, al problema del llamado huachicoleo o robo de gasolina. 

Ante lo que se reconoce, como el robo más grande del país, que registra alrededor de 30 mil millones de pesos por año por robo u ordeña de combustible, a través de los ductos de Pemex.

Este robo, del llamado crimen organizado, dirigido principalmente por criminales de alta escuela, en combinación con autoridades y empleados del propio organismo Pemex, tenían azorado a este país por más de 15 años aproximadamente.

Por ello, se conoce que el nuevo gobierno se comprometió en atacar directamente este problema que afectaba directamente a las arcas públicas y al presupuesto del país.

Sin embargo, esta acción principal registró un doble efecto, al estar afectando lo que se llama el abasto o el desabasto de los combustibles principalmente en la zona centro y occidente de México.

En los últimos cinco días se ha notado escasez del combustible, principalmente de Estados como Guanajuato, Michoacán, Jalisco, el Estado de México, Puebla y algunas partes de Tamaulipas y Coahuila.

El hecho que en México más del 80% de la distribución de combustibles, se realiza por medio de ductos, y estos han ido cerrados, han dejado a dicha distribución en manos de la flotilla de pipas y de ferrotanques. Sólo que no es posible restablecer ese abasto si no se reabren los ductos.

Significa que una medida positiva, contrajo acciones negativas. Los gobernadores se quejaron que estas medidas no fueron consultadas, ni tomadas en cuenta las autoridades regionales.

Por otra parte, se han registrado compras llamadas de pánico y esto ha provocado que incluso la propia capital del país, la Ciudad de México empiece a registrar problemas de abastecimiento.

Se podría afirmar, que ha sido afectado y complicado más el escenario, porque este proyecto de choque, que fue aplicado de emergencia, se hizo en un tiempo problemático como es el regreso de las vacaciones, el regreso a clases por los estudiantes, la celebración del día de Reyes, y por el arranque de las labores de desarrollo de la economía de México.

Podemos afirmar entonces, que ahora estamos enfrentando un problema de corto plazo de desabasto y la necesidad de atender en forma emergente este problema inducido.

Asimismo se reconoce que el gobierno ha enfrentado con esta, tres grandes crisis. La primera con el llamado cierre del NAICM; la segunda, con el asunto del accidente aéreo de Puebla, donde un helicóptero cayó provocando la muerte de la gobernadora de ese Estado y su esposo; y ahora, este problema de desabasto de combustibles.

Estas crisis, ponen a prueba el arranque del nuevo gobierno, que requiere temple y experiencia en manejo de crisis y comunicación estratégica.

No se debe seguir abusando de solo acusar de todos los problemas, a los gobiernos del pasado reciente. Además se requiere cambiar el tono de su discurso. Dejar las palabras retadoras y empezar a gobernar con altura de estadista y no con formas politizadas.

El inicio del desabasto registrado a las 6 de la tarde en la propia capital de la República, por compras de pánico, merece tomar en serio este asunto. México tenía muchos años de no registrar estas sicosis, por ello un llamado a la cordura.

Esperemos que se enfrente este asunto con madurez y con profesionalismo. A la par de los problemas de seguridad, corrupción, divisionismo entre los propios mexicanos a favor y en contra de las ideas del nuevo gobierno.

Jorge Alfredo Lera Mejía

Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT).

Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas.

Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.