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Ideas y emociones

Por: Alberto Rivera El Día Miercoles 21 de Noviembre del 2018 a las 22:35

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Las ideas y las emociones importan. A pesar de no ser directamente cuantificables pueden ser tan importantes como las instituciones y las políticas gubernamentales en la suerte de nuestros países. Cuando se discuten alternativas para mejorar las condiciones de los países de Latinoamérica las propuestas legales, institucionales y de política económica abundan; sin embargo, pocas propuestas nos hacen examinar la forma en la que nos vemos a nosotros mismos y a los demás para generar cambios.

Las ideas tienen consecuencias. El descubrimiento de América ocasionó el surgimiento de los primeros movimientos renacentistas en Europa. La idea de un nuevo territorio inexplorado despertó la imaginación de muchos y confrontó a las ideas establecidas por las jerarquías eclesiásticas y políticas.

El 23 de agosto de 1966 recibimos la primera fotografía de la Tierra desde la Luna. Una década más tarde, Carl Sagan propuso que esta imagen, fue catalizadora de los movimientos pacifistas y medioambientales de finales de la década de 1960. No solo cambió nuestras ideas sobre nuestro lugar en el universo, también inspiró emociones de unidad y solidaridad.

Para enfrentar los retos externos e internos de Latinoamérica es necesario identificar las ideas y emociones que presentan obstáculos para el desarrollo, exponerlas y debatirlas. Es necesario cultivar ideas y emociones que permitan que los cambios institucionales y de política caigan en tierra fértil.

Uno de los dogmas que sustenta a las sociedades cerradas, es la noción de que el conflicto y la dominación en las relaciones humanas y sociales son leyes naturales, fuera de nuestro control. Así, en toda transacción, intercambio o acuerdo existe irremediablemente un ganador y un perdedor, una víctima y un victimario.

Esta idea tiene múltiples manifestaciones en economía, política, la cultura popular, la academia, el discurso público y, por supuesto, las redes sociales. Es una idea cuyo hábitat natural son los regímenes populistas y autoritarios, de derecha o izquierda, que hoy hace eco en Estados Unidos y que tantas veces hemos visto en Latinoamérica. Cada expresión de la idea es diferente pero todas reducen las relaciones humanas a un juego de suma cero en el que las ganancias de unos son necesariamente las pérdidas de otros.

Una vez que el juego de suma cero se toma como inevitable, deviene en profecía autocumplida. La idea se refleja en las instituciones y actitudes. Éstas, a su vez, se alimentan a sí mismas y ocasionan nuevos juegos de suma cero. Una vez que el juego de suma cero se asume como inevitable, las emociones que naturalmente se producen son la envidia, la desconfianza y el temor.

Los ejemplos abundan. En economía, el comercio internacional también es la guerra por otros medios, y el proteccionismo y el miedo a los otros países aparecen como reacciones naturales. En la política, cualquier compromiso con los opositores no es más que la capitulación frente al enemigo del que se desconfía por default. En el discurso público los empresarios son sospechosos: solo pueden existir ganancias a través del engaño al consumidor, la explotación de los trabajadores y la depredación ambiental. A los empresarios se les envidia, se les teme y se les desprecia.

Si el miedo y la idea del conflicto no se enfrentan, se retroalimentan y forman un círculo vicioso. Por ejemplo, en nuestros procesos electorales se vuelve aterrador que gane el contrario ya que lo interpretamos como su oportunidad para arruinar nuestras vidas. La paradoja es que si los contrarios ven el mundo como un juego de suma cero efectivamente intentarán arruinar a otros ya que piensan que solo así pueden defender los intereses de sus electores.

Para salir de este círculo vicioso y construir alternativas se requiere cultivar nuevas ideas y emociones alternativas a la desconfianza, la envidia y el temor. Éstas deben incluir el reconocimiento de que todos los días, prácticamente todos los latinoamericanos llevamos a cabo transacciones voluntarias de mutuo beneficio, la exposición de la naturaleza destructiva del proteccionismo que impide el surgimiento de nuevas oportunidades de cooperación a través del intercambio y el énfasis en la tolerancia y en el diálogo incluso cuando no rinda frutos aparentes. Martha Nussbaum propone la educación humanística como una herramienta para ponernos en el lugar de los otros.

Estamos conscientes de que la anterior es una propuesta extraña. ¿Por qué dedicar tiempo y paciencia a intentar cambiar ideas, emociones y actitudes cuando hay tantos asuntos urgentes? Quizá porque de haberlo hecho hace 20 o 30 años no estaríamos en esta encrucijada. La noción de que el conflicto y la dominación en las relaciones humanas y sociales son leyes inquebrantables nos ha llevado a este estado de polarización, desconfianza y miedo. El tiempo de la suma cero en las relaciones humanas debe terminar.

Alberto Rivera

Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.

Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.

Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.

Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.

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