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Tras el hueso

Por: Juan Sánchez El Día Martes 20 de Noviembre del 2018 a las 08:38

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Desde que fue reconocido su triunfo electoral, la oficina de Andrés Manuel López Obrador (en la Ciudad de México) se ha visto tupida de buscadores de chamba que le solicitan audiencia, tratando de venderle sus ‘capitales políticos’.

Igual lo han buscado sus compadres, amigos, familiares o conocidos, según sea el caso; y algunos con cartas de presentación y recomendación en mano, tarjetas y, por supuesto, su currículo.

Son profesionistas muchos o quizá la mayoría.

Inclusive algunos ya con experiencia en el ejercicio público y otros por primera vez pretenden incursionar en las esferas del poder­­, aunque igual hay burócratas que resultarían víctimas del relevo institucional, damnificados de los grupos políticos en decadencia y uno que otro saltimbanqui.

Pero todos pasan largas horas haciendo antesala en busca de la oportunidad aunque ésta no sea de la jerarquía requerida o que consideran merecer.

Lo importante para ellos es ser enlistados en la nómina oficial y estar vigentes, pues en tiempo de crisis y desempleo cualquier ‘hueso’ significa un éxito.

Obviamente, presumo, no faltan las llamadas telefónicas ni las peticiones directas de políticos y personajes ‘influyentes’ –esos que consciente o inconscientemente hacen abrigar expectativas a quienes de una u otra forma les han servido y aún creen en sus falsas promesas y hueca palabrería--­­, que mediante la amenaza velada, la súplica o el soborno tratan de cobrar facturas con posiciones de dirección pa’ bajo.

En situaciones ‘normales’, la administración pública permite a cualquier alto funcionario integrar su equipo de trabajo con gente que le es afín y regularmente la coloca en los puestos claves de mando y toma de decisiones­­, porque con ello, se dice, garantizaría una dinámica de trabajo adecuada, alcanzaría los objetivos y metas planteados; y tendría la garantía de que no habría escurrimientos informativos ni deslealtades.

Pero la realidad siempre ha sido distinta.

Método selectivo

De acuerdo a lo observado, la nueva dinámica que podría aplicarse en la contratación del personal de confianza de los mandos medios, es que los jefes ya perfilados enfrenten el reto de conocer sobre la marcha el nivel de profesionalismo, eficacia y eficiencia de sus subalternos, pues muchos (de ellos) provienen de otras cofradías, llegarían en base a negociaciones, o simple y llanamente porque así convendría al funcionamiento del sistema.

Por tanto, los nuevos integrantes de la alta jerarquía del Poder Ejecutivo Federal, admítase o no, estarían en todo su derecho de hacer un diagnóstico acerca de la experiencia y aptitudes de los recursos humanos que a su cargo pudieran contratar; e incluso de someterlos a evaluaciones a fin de evidenciar la calidad o deficiencia en su experiencia profesional, para entonces sí tomar las decisiones más acertadas.

Sería la mejor política en lo que toca a la administración del personal con que se contaría y de los nuevos servidores públicos que habrán de contratarse en lo que resta a este mes y los subsecuentes.

Sobre todo si tomamos en cuenta que los integrantes del gabinete (de primer nivel) fueron seleccionados de manera rigurosa acorde a su perfil, conocimiento y experiencia profesional requeridos en cada dependencia, según lo ofrecido por el tabasqueño.

Riesgo de improvisar

Reza un dicho popular que ‘echando a perder se aprende…’

Pero en esta situación tan delicada y sensible como es la de concretar a cabalidad un proyecto presidencial para confeccionarlo con las propuestas del propio pueblo­­, las improvisaciones constituyen inercias que podrían retardar el cumplimiento de compromisos, lo que irremediablemente impactaría (para mal) en la imagen de la administración.

Sabedor de lo aquí consignado y basado en su conocimiento del manejo de personal y de que el trabajador debe adecuarse al puesto, no el cargo al empleado­­, seguramente el nuevo titular del Poder Ejecutivo, asesorado por sus colaboradores más cercanos, revisa las áreas donde habrá de definir nombramientos; la documentación de los prospectos a ocupar las vacantes (aunque en las carteras sigan despachando los futuros ‘renunciados’­­), y evaluando trayectorias profesionales.

Esto sin embargo, no significa que los ‘prietitos en el arroz’ ya estén eliminados por completo. Pero la eventualidad de que haya colados e improvisados en los niveles de mando se reduce en forma considerable.

No olvidemos que en toda organización el principal recurso es el humano. Y que si éste falla difícilmente se alcanzarían las expectativas trazadas, repercutiendo inevitablemente en la imagen del mandatario quien requiere refrendar su liderazgo para que sus huestes ganen los cinco procesos electorales estatales y crezca así su presencia en el mosaico político nacional. 

Carteras estratégicas

Por otra parte es pertinente señalar que la administración pública federal cuenta con áreas cuyo manejo (en los mandos medios y superiores) implica alta responsabilidad y probada honorabilidad, por lo que ahí debe evitarse que tengan cabida quienes acostumbran pescar a río revuelto.

Son instancias donde la transparencia amerita ser práctica cotidiana, como es el caso de las carteras encargadas del manejo financiero, recaudatorio, adquisición de materiales y equipo; asignación de obras, administración, aplicación de la justicia y prevención del delito; las responsables del manejo político y de la comunicación institucional.

Principalmente porque los ojos de la sociedad civil estarán puestos en los personajes que las manejen, a fin de constatar si transitan por el camino correcto o se dejan seducir por la deslealtad y la corrupción.

De cualquier forma en esas carteras no habría cabida pa’ los ‘busca chambas’…

Pero ¡cuidado!, éstos a veces son tan hábiles que en una audiencia podrían colarse hasta arriba y con el tiempo sacarle los ojos a quienes sin saberlo crían cuervos…

E-m@il:

jusam_gg@hotmail.com

Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.

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