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En los detalles del diablo se forjan los desprestigios

Por: Heberardo González El Día Sabado 08 de Septiembre del 2018 a las 17:43

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Hemos concesionado a los adversarios la facultad de criticar,

ignorando que la autocrítica es la herramienta más noble

y eficaz de la democracia.  

¿Por qué no se cree en la política o en sus protagonistas? ¿Por qué existe el hartazgo partidista? Cada año electoral es ¨borrón y cuenta nueva¨, para los partidos políticos es una oportunidad para cautivar a un mercado ciudadano, cada vez exigente.

El inicio de una nueva legislatura en el Congreso de la Unión (Senadores y Diputados) ha marcado el arranque de esa nueva oportunidad, donde la prioridad será el replanteamiento de la estrategia será la prioridad para conquistar el poder que perdieron (PRI/PAN) y consolidar (MORENA) el que ganaron, respectivamente.

Michael Ignatieff, catedrático, expolítico y escritor canadiense reconocido por sus obras consagradas internacionalmente, destacado académico en Cambridge, Oxford y Harvard fue seducido por miembros del Partido Liberal, proponiéndole convertirse en su nuevo líder con el objetivo de llegar a ser Primer Ministro de Canadá. En seis años aprendió de las entrañas de la política lo que en toda su carrera no descubrió en los libros; obteniendo como resultado el fallido ascenso al poder y la debacle del partido que lo postuló. El cúmulo de su experiencia quedó plasmado en su obra de obligada lectura Fuego y Cenizas. Éxito y Fracaso en Política, de editorial Taurus.

Ignatieff escribe que decir la verdad es lo que más trabajo le costó, ya que para una persona como él era muy complicado hablar con transparencia, toda vez que esa verdad se convirtió en blanco fácil de ataques por parte de sus adversarios. Nos confiesa que para ingresar a la política lo primero que se tiene que perder es la inocencia. La obra nos deja la noción de cómo se puede manipular el discurso político y en los hechos hacer lo contrario, con lo que también se pierde la congruencia. La nueva legislatura nos brinda una serie de hechos que ponen de manifiesto lo que el autor ha revelado.

Hace algunos días pudimos constatar que la inocencia y la congruencia se extraviaron en el senado de la república al darle la negativa de autorización de licencia a Manuel Velasco y horas después obsequiársela. No quiero abundar sobre el tema del Gobernador de Chiapas; opino que, desde un punto de vista jurídico, éste aprovechó que cuenta con la mayoría de su (de suyo, no del pueblo) congreso local e hizo lo que quiso. No se puede esperar que dé muestras de congruencia a quien el poder absoluto lo ha seducido. Es como esperar que un niño no desee y pida un juguete en un centro comercial, imposible.

El debate es tan estéril, que es entendible que a una mente débil y contaminada de poder le parezca tan ordinario o normal querer ser eterno en la función pública. Tal vez, a Manuel Velasco le pasó por la mente lo que a don Porfirio Díaz, quien pensaba que solo él podía ostentar la presidencia ante la “evidente falta de capacidad” del resto de los mexicanos. 

No se cuestiona la legalidad de la solicitud de separarse del cargo y regresar a otro, sin duda está en condiciones de hacerlo, pero hay que recordar que el holocausto era legal para la Alemania de Hitler con su eslogan iuspositivista "la ley es la ley", lo que para el filósofo Lon L. Fuller denominó como la “explotación de las formas jurídicas". Fue esa misma explotación la que hizo que una misma persona cambiará la norma suprema de una entidad, como la Constitución Local, para beneficiarse y que también fuera consentida por la máxima tribuna legislativa.

En el caso local, para el priismo tamaulipecos, el haber perdido el escaño en el senado (único y de primera minoría) pudo haber sido lo mejor, ya que se evitó la vergüenza de que votara a favor de Manuel Velasco, así como lo hiciera la bancada de 13 senadores del PRI, entre ellos la presidenta del Comité Ejecutivo Nacional, que un día antes se manifestó sorprendida por la separación política anunciada por el Partido Verde y al día siguiente le concede su voto a su representante en la Cámara Alta.

Para el PAN, aunque votó en contra del senador/gobernador chiapaneco la congruencia no es su fuerte. De igual forma que Velasco, el propio coordinador panista hizo lo que quiso aprovechando su mayoría.

Para Morena, esa incongruencia tiene ¨justificación¨ (inmoral, pero al fin su justificación) dados los acuerdos cupulares previos a las elecciones, cobrando su primera factura a los pocos días de iniciada la legislatura, provocando con ello una ofensa ciudadana.

Cuando los intereses en una mesa están en juego, la tropa, la militancia, los de abajo (incluso los propios legisladores) no pueden hacer nada (porque no desean hacerlo). Otro gran ejemplo de incongruencia: cuando existe la posibilidad de coronar a la mujer en la política callan todos, incluida la mujer, ya que esta legislatura se distinguió por tener el mayor número de mujeres en toda la historia de la participación femenina en ambas cámaras, pero da la casualidad de que ninguna mujer es coordinadora parlamentaria de las diversas fuerzas políticas. La subordinación política permitió (en todos los partidos) que nadie levantara la mano para reclamar ese espacio para el género femenino.

Es el cúmulo de detalles como los anteriores y tantos más, lo que va forjando el desprestigio de la política. Al concluir estas líneas siento ganas de borrarlo todo.  Me cuestiono si vale la pena escribir. Al final, yo creo que sí. Para que no se me olvide, para que quien no sepa del tema lo conozca, para que a quien no le interese le importe, y para no tener que volver a preguntarme ¿por qué la política estará tan desprestigiada?

 

 

 

 

Dr. Heberardo González Garza

Originario de Reynosa, Tamaulipas, es Doctor en Derecho por la UANL

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