La asignación de diputados federales plurinominales exhibe otro vicio del sistema de partidos, como es la simulación. Y en ella va implícita la renta de siglas.

Con esa añeja práctica, los membretes dominantes han logrado más posiciones político-electorales. Y, los de menor monta, garantizado por lo menos su registro para seguir gozando de las millonarias prebendas.

La mentada ‘Chiquillada’, desde la creación misma de cada partido y durante su corta historia, se ha prestado a este juego. Por eso se venden al mejor postor en cada proceso.

Ahí tiene usted, al Verde Ecologista (PVEM), Movimiento Ciudadano (MC), Partido del Trabajo (PT), Encuentro Social (PES) y, obviamente, al Panal (Nueva Alianza), aunque en esta ocasión también el membrete del Sol Azteca (PRD) alquiló ‘sus’ espacios. 

 Antaño, al Revolucionario Institucional (PRI) se le criticó por aliarse, sin necesidad aparente, con el Verde y el (hoy) turquesa –imponiéndoles candidatos propios, pero postulados por ambos organismos--, como igual al albiceleste, por coaligarse con ambos; y al PT por sumarse al proyecto del PRD, dejándole (a éste) procesar el listado plurinominal para acceder al Congreso de la Unión.

Hoy, sin embargo, cuatro partidos impugnan la repartición del pastel, porque teóricamente Morena tendría (ilegalmente) ‘sobrerrepresentación’ en el Palacio Legislativo de San Lázaro, por haberle concedido el INE +/- 80 curules a su militancia enlistada bajo otras siglas aparte de las 85 que por ley le corresponden.

La denuncia tocará resolverla al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, antes de una semana, pues ¡sólo faltan ocho días para que inicie el primer período ordinario de sesiones de la LXIV Legislatura.

En fin, lo cierto es que la nueva ‘aplanadora’ en la Cámara baja será la más nutrida en toda la historia del país.

Composición

Acorde a cifras oficiales la Cámara alta quedará integrada de la siguiente forma:

PAN: 23 senadores. De ellos, 7 son de mayoría relativa (MR), 10 de primera minoría (PM) y 6 de representación proporcional (RP).

Atendiendo ése orden, sintetizo: 

PRI: 13 legisladores (1, 6 y 6).

PRD: 8 (1, 5 y 2).

PT: 6 (5, 0 y 1).

PVEM: 7 (1, 4 y 2).

MC: 7 (4, 1 y 2).

Panal: Sólo 1 de primera minoría.

Morena: 55 (38, 4 y 13, por las vías enlistas anteriormente).

PES: 8 (7 de mayoría relativa y 1 de primera minoría).

En torno a la Cámara de Diputados, las fracciones parlamentarias al momento (hay que esperar la resolución del ‘Trife’), así estarían:

PAN: 81 legisladores (40 de mayoría relativa y 41 plurinominales).

PRI: 45 (7 y 38, según cada principio).

PRD: 21 (9 y 12).

PT: 61 (58 y 3, aunque ha desconocido a 35 por militar en Morena).

PVEM: 16 (5 y 11).

MC: 27 (17 y 10).

Panal: 2 (sólo de mayoría relativa).

Morena: 191 (106 y 85).

PES: 56 (todos de mayoría relativa, pero debe considerarse que son militantes de Morena).

Independientes

Como habrá podido observarse, en la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión no aparece ningún independiente, quizá por la decepción que a la sociedad le causaron los candidatos Margarita Esther Zavala Gómez del Campo y Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón (alias ‘El Bronco’), tanto como otros abanderados a las gubernaturas, alcaldías y curules locales en juego.

Bajón a ‘La Guayaba’

Aun cuando ocupó el tercer lugar del listado plurinominal de Movimiento Ciudadano, por la segunda circunscripción, Mónica Dávila Gómez quedó fuera de la jugada en la repartición del pastel legislativo.

Con ello podría iniciar el derrumbe político estatal de ‘La Guayaba’ –léase Gustavo Cárdenas Gutiérrez, su marido--, quien rehusó atender la orden de su guía partidista, Dante Delgado Rannauro, para sujetarse a lo que dispusiera el alto mando albiceleste aquí en Tamaulipas.

Hacia el interior del PAN no hay quien lo quiera; en el PRI, menos; y en el membrete naranja no asoma consideración hacia él, por haberle vendido falsas ilusiones al ex presidiario inventor de MC.

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Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.