México, (Notimex).- El manejo de los residuos que los seres humanos generan siempre ha sido complejo, ya que muchas veces los desechos son tóxicos y mal gestionados contribuyen al deterioro ambiental, de ahí la importancia y necesidad de reciclarlos y con ello ahorrar en el consumo de recursos naturales.

En México, el principal reto al que se enfrenta el reciclaje es la separación correcta de residuos y en ese tema la participación de los ciudadanos es la diferencia para consolidar esta cultura, ya que además de separar la basura desde el hogar, su colaboración para verificar que los camiones recolectores no la revuelvan mejorará el manejo óptimo de los residuos.

De acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en el país se generan 42 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos al año, lo equivalente a 175 veces el volumen de la Pirámide del Sol de Teotihuacán y a llenar 231 veces el Estadio Azteca.

Sin embargo, de esta cantidad sólo se recicla 14 por ciento y más de 70 por ciento termina en los rellenos sanitarios de país, mientras que el resto de la basura cae en depósitos no contralados que representan focos de infección y fuentes de contaminación.

Dada la importancia del adecuado manejo de los residuos y con el fin de concientizar a la población, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró el 17 de mayo el Día Mundial del Reciclaje, a fin de recordar la estrategia que busca reorientar el comportamiento de todos para la mejora del ambiente.

En el documento denominado Residuos Sólidos Urbanos: la otra cara de la basura, publicado por la Semarnat, se entiende por reciclaje el proceso por el cual un producto ya utilizado, en principio destinado al desecho, se procesa para que pueda ser reutilizado y se disminuya así el impacto medioambiental de los hábitos de consumo.

Para facilitar el reciclaje se deben separar desechos como el politereftalato de etileno (PET), cartón y papel, metales, plástico, envases de cartón encerado (tetra pack), fibras sintéticas, unicel, hule, latas, vidrio, poliuretano y materiales de construcción y demolición.

Los residuos orgánicos son todos los desechos de origen biológico que alguna vez estuvo vivo o que fue parte de un ser vivo (cuero, fibra dura vegetal, residuos alimenticios, hueso, residuos de jardinería, madera y aceite comestible, entre otros) y constituyen más de 38 por ciento del total de residuos urbanos que se generan en el país.

En tanto, los inorgánicos son los desechos que no tienen origen biológico (cartón, papel, material ferroso, PET, unicel, fibras sintéticas, aluminio vidrio, poliuretano, entre otros).

También existen residuos de manejo especial que se utilizan para referirse a sólidos generados en grandes volúmenes, como los que se originan en centros comerciales, tiendas departamentales, terminales ferroviarias y portuarias, así como aeropuertos.

Además están los desechos eléctricos y electrónicos que requieren manejo especial pues contienen níquel, mercurio, cadmio, manganeso, plomo y zinc, elementos que pueden ser nocivos para la salud, por lo que deben disponerse en sitios controlados.

El proceso del reciclaje pasa por varias fases; comienza en entornos industriales y domésticos, mediante la separación de los materiales. El siguiente paso consiste en la recuperación de estos materiales por las empresas públicas y privadas y su posterior traslado a las plantas de transferencia.

En estas plantas se almacenan y compactan grandes cantidades de residuos, para su posterior transporte en grandes cantidades hacia las plantas de reciclaje, llamadas plantas clasificadoras, ahí se hace una separación exhaustiva de los residuos.

En esos lugares hay plantas de valoración, o reciclador final, donde se obtienen nuevas materias o productos, se almacenan los materiales en grandes vertederos, o bien se produce energía como es el caso de las plantas de biogás.

Al margen del complejo proceso de transformación, el reciclaje es uno de los puntos básicos de la estrategia de tratamiento de residuos que consiste en Reducir, acciones para disminuir la producción de objetos susceptibles de convertirse en residuos; Reutilizar volver a usar un producto para darle una segunda vida, con el mismo uso u otro diferente, y Reciclar, acopio y tratamiento de desechos que permiten reintroducirlos en un ciclo de vida.

El reciclaje, además de salvar los recursos naturales, reducir la contaminación y generar empleos, es una excelente manera de intentar revertir el cambio climático.

Consumir de manera responsable es tener conciencia de dónde viene y a dónde va a parar lo que desechamos y cómo afecta al ambiente, por ello la Semarnat sugiere adquirir artículos que tengan materiales reusables o biodegradables (que se descomponga en el ambiente por la acción de microorganismos en poco tiempo); no tirar basura en bosques, playas o parques.

Asimismo, cuando se está en la calle, recomienda siempre llevar una bolsa donde se depositen los residuos que se generan y de regreso a casa disponerlos de manera debida.

Por ello es importante continuar con los esfuerzos para lograr que la ciudadanía  recicle todos los residuos útiles, a fin de disminuir emisiones de bióxido de carbono y consumo energético, además de evitar la generación de toneladas de basura.