México, (Notimex).- Cuando los medicamentos y la terapia física no disminuyen las molestias provocadas por una hernia discal, el siguiente paso es una cirugía y, en ese caso, debe buscarse un procedimiento no invasivo que implica apenas una incisión de menos de dos centímetros.

De esa forma, se busca no afectar músculos y tendones para lograr una más pronta recuperación del paciente, disminuyendo también el riesgo posquirúrgico.

Las hernias discales ocurren cuando el centro suave de estos “amortiguadores” que se encuentran entre las vértebras, escapa a través de una grieta en las capas externas del disco, señaló la Mayo Clinic.

La hernia de disco puede irritar o comprimir la raíz de algún nervio aledaño de la columna y, como consecuencia, puede haber dolor en la espalda o el cuello, junto con dolor, entumecimiento o debilidad en el brazo o la pierna.

Por lo regular, la primera etapa del tratamiento empieza con terapias no quirúrgicas, como medicamentos y fisioterapia, pudiéndose también incluir inyecciones para aliviar el dolor.

Cuando nada de eso funciona o hay dolor fuerte o debilidad, se recomienda el tratamiento quirúrgico.

El procedimiento tradicional para el tratamiento quirúrgico de la hernia de disco se conoce como disectomía. En esa operación, el cirujano hace una incisión en la espalda, retira los músculos y tendones que rodean la columna y extrae la parte del disco dañada.

En caso de varias hernias de disco recurrentes, posiblemente se extraiga todo el disco.

Con la cirugía de invasión mínima de la columna, se hace una pequeña incisión en la piel que no suele medir más de 16 a 18 milímetros. Luego, introduce pequeños instrumentos a través de la piel y del músculo a fin de llegar al disco y extraer la parte dañada.