Bogotá, (Notimex).- Las negociaciones entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y el guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN) son frágiles, y difícilmente concluirán en el actual gobierno, y su futuro va depender de quién llegue a la Casa de Nariño, aseguró el experto en DIH, Álvaro Villarraga.

Los diálogos de paz entre el gobierno de Santos y el ELN se iniciaron de forma oficial en febrero de 2017 en la ciudad de Quito, Ecuador, y hasta el momento las partes no han logrado avances significativos en la negociación.

El quinto ciclo de las negociaciones arrancó este lunes 2 de abril y tiene como objetivo inmediato acordar un segundo cese al fuego bilateral temporal, con nuevas condiciones para las partes, retomando la experiencia del primero que estuvo vigente entre octubre de 2017 y enero de 2018.

Villarraga, quien es director de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), experto en resolución de conflictos, Derechos Humanos y Derecho Constitucional, dijo a Notimex que el gobierno y el ELN han perdido “el sentido de continuidad inmediata y de complementariedad” con el acuerdo de paz con las FARC, que se firmó en noviembre de 2016.

“El proceso con el ELN puede considerarse como un proceso necesario y justo. Lo positivo es que las partes lograron convenir una agenda, pero lo negativo es su lentitud, es mucho más lento que cualquier proceso de paz que se haya dado en Colombia anteriormente”, afirmó.

Recordó que Las FARC demoraron “menos de un año en una fase previa, discreta, secreta para un acuerdo inicial de reglas de juego en la agenda".

"El ELN duró más de tres años, dijo, y ahora va a cumplir dos años instalándose en una mesa en Quito y evacuando hasta ahora el primer punto. Lleva dos gobiernos y esto lo hace supremamente vulnerable”.

Según Villarraga, la gran cantidad de diferencias internas en el ELN hace que este proceso de negociación avance de una manera supremamente lenta. Esa lentitud lo hace frágil, vulnerable y vendrá otra coyuntura política”.

“Si el gobierno siguiente es contrario a la paz, muy seguramente se rompe ese entendimiento y se va demorar, como ha pasado en anteriores experiencias. Creo que por lo menos tocaría esperar una década para recuperar ese entendimiento”, advirtió.

Ahora si el nuevo gobierno que llegue a la Casa de Nariño a partir de agosto del 2018, es “partidario de la paz, podría haber continuidad y ojalá más dinámica y avance en la negociación”.

Villarraga destacó en la mesa de Quito, que “a diferencia de cualquier otra negociación de paz, el ELN y el gobierno concretaron hacer una mesa abierta a la sociedad civil con una metodología de participación. Lo que va salir del acuerdo es lo que se haga buscando consensos sociales desde lo local, regional y nacional”.

Un segundo elemento que resaltó Villarraga fue el cese al fuego bilateral, que en general fue positivo porque disminuyó la violencia, aunque hubo “unos márgenes de violaciones a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario (DIH) por las dos partes”.

Villarraga espera que en este quinto ciclo en Quito las partes acuerden bajo la veeduría de Naciones Unidas, un nuevo acuerdo de cese al fuego y de hostilidades que respete a cabalidad el DIH.

“Lo mejor que se puede hacer desde esta mesa de negociación es entregar avances mayúsculos en el primer punto de participación de la sociedad, compromisos con un nuevo cese al fuego y hostilidades y compromisos del orden humanitario”, subrayó.

En la mesa de Quito las partes tienen que acelerar las negociaciones con la firme voluntad “de cerrar la guerra y entrar en la fase de construcción de paz. Solo eso puede ser favorable a que un nuevo gobierno pueda retomar, dar continuidad y conclusión a este proceso de paz”, comentó.