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Sin reputación, sin principios

Por: Carlos Santamaría El Día Jueves 01 de Febrero del 2018 a las 13:03

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Son términos populares: la ciudadanía, los de “a pie”, los infelices que pagamos impuestos y no podemos más que pensar de todos los miembros de la cada día más descalificada y hedionda “clase política”, cuando vemos la forma en que los “honorables” representantes populares, funcionarios y servidores públicos cambian de camisa como hacen las mujeres de dudosa reputación con sus prendas personales.

Ya eran del tricolor y son de MC, o del PAN y ahora representan a Morena, y así, todos cambian de calzoncillos de acuerdo a sus intereses.

Se venden bien, mejor que aquellas personas que hicieron del Boulevard su modus vivendi.

Ya no son los tiempos de Maquío o Colosio, donde los que estaban en un partido defendían sus postulados: los de derecha se sentían de derecha y pensaban, actuaban y hablaban como gente de derecha; los de izquierda, igualmente, no cambiaban un café del Starbucks por una candidatura. Eran fieles a su forma de pensar, y no sucedía lo de hoy en día, donde todo mundo se enfila de acuerdo a lo que le ofrecen. Insistimos: como aquellas pobres damas de triste memoria, aunque la diferencia es que quien acudía a ellas sabía a lo que iba.

Con los “políticos” de hoy en día nadie sabe qué esperar y qué le darán a cambio.

No entendemos –aunque sabemos por qué lo hacen- cómo cambian de “ideología”, si es que alguna vez la tuvieron. Nos engañan y los votantes seguimos cayendo, confiando en su palabra devaluada, y sucede lo de siempre: piden licencia para abandonar la confianza depositada por los electores, en aras de alcanzar un puesto más, obviamente, de mayores dimensiones, salario y formas de enriquecerse más pronto.

Esos son los de la “clase” política, y quien conozca a alguno de éstos sabrá que no decimos mentiras, que se mueven como larvas en un estanque sucio, y que cambian de color, ideología dependiendo de sus caprichos personales o partidistas.

Por eso la gente ha dejado de creer en los partidos políticos y todo lo que huela a “Clase política”: porque no nos han cumplido: se van antes, cuando quieren y les conviene, y dejan botado su trabajo; nos engañan sacando dinero de todas partes sin poder justificarlo y pagan campañas con dinero público. Viven de los presupuestos y siempre favorecen a sus amigos y amigas, porque para ellos la política es servir y servirse de sus amigos, a quienes recompensan muy bien, inclusive en sus deslealtades.

Y no piensa que hablamos de un partido en especial: todos son iguales. No hay uno que pueda decir que no ha traicionado por sus caprichos y ambiciones personales. Pero luego, quieren ganar una elección y se presenta como buenos y honorables.

No tienen un ápice de vergüenza y honorabilidad, pero creen que se nos olvida todo, y con una despensa o un lonche y un Frutsi quieren comprar voluntades colectivas.

Lo triste es que sí lo hacen. Convencen a la mayoría y vuelven a quedar, pese a que no vemos claro con ellos. Ya ve, hace casi seis años nos prometieron que no subiría la gasolina y el gas, la luz y los servicios públicos, y mire en lo que se ha convertido México.

A ellos, a ellos no les afecta, porque tienen partidas presupuestales para vivir sin gastar un céntimo de su salario por tres o seis años. No saben lo que es pagar un litro de combustible. Haga el ejercicio: pregunte a uno de estos individuos cuánto cuesta la gasolina y no sabrá responder. Así son: oportunistas, ignorantes, ventajosos, mentirosos y demagogos.

Y es lo que tenemos en puerta para la próxima elección. Lo más triste es que las esperanzas son similares con las opciones a la vista.

¡Pobre México, me duele verte así, y que tu gente no sepa que hacer por sacarte de ese enorme agujero!

Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com

Carlos David Santamaría Ochoa

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.

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