El sinónimo más común de la palabra enfocarse es concentrarse. Y concentrarse significa poner atención a un solo tema con todos tus sentidos para que lo puedas registrar, entender y procesar. Las personas tenemos varias formas de aprender, algunos somos más visuales que otros, es decir aprendemos viendo, otros son más auditivos, lo que significa que aprenden más escuchando y otros más son kinestésicos aprenden sintiendo, tocando. Estas son las tres formas más comunes que tenemos las seres humanos para procesar información, es decir para aprender.

Una vez que la información ha pasado por nuestros sentidos llega a la “memoria de corto plazo” para posteriormente y al cabo de algunos días o semanas la puede seguir recordando la persona siempre y cuando la repita o la haya procesado correctamente es cuando se establece en la “memoria de largo plazo”  y forma parte de la información que está disponible para el individuo que le permite relacionar datos de diversa índole en el tiempo y en el espacio físico para la mejor toma de decisiones.

En el libro “Vivir para contarla” del escritor colombiano Gabriel García Márquez  el escribe una frase al inicio que dice: Uno es lo que recuerda. Y claro que tenía razón el nobel colombiano si uno ya no recuerda algo de lo que vivió empieza a dejar de ser uno mismo un poco menos de lo que fue, porque esa vivencia ya no está en nuestro consiente como parte de nuestra memoria de largo plazo y ya no contamos con ella para relacionarla con otros datos que nos permitan fortalecer un recuerdo o confirmar un hecho presente.

Por ello la importancia de enfocarnos concentrándonos en los momentos y actividades que tenemos diariamente. Estar en “el aquí y en el ahora” como dice la teoría budista, representa todo un reto para nuestra actividad humana. Estamos constantemente expuestos a la tentación de revisar nuestros teléfonos celulares, ipads o computadoras para revisar los mensajes de WhatsApp, redes sociales o correos electrónicos.

Es tanta la información que se genera minuto a minuto que nos llama la atención estar revisando constantemente noticias, comentarios o información anecdótica o jocosa. De todos esos datos la gran parte de ellos solo se quedan en la memoria de corto plazo y se pierden al paso de los días porque no representan un interés mayor o importancia significativa como para buscar que permanezcan por más tiempo en tu memoria. 

Sin embargo, lo que esta carretada de información logra es nuestra distracción que no nos permite enfocarnos plenamente a la información que si es muy útil para nuestras vidas como es lo educativo, laboral, temas de salud, de responsabilidad ciudadana, cultura general y retos  del futuro. Un ciudadano responsable debe de saber mínimamente las reglas de urbanidad y convivencia establecidas en la sociedad donde vive, sus derechos y obligaciones ciudadanas, las estadísticas básicas que afectan y evalúan a los gobiernos y a la iniciativa privada entre otra información de conocimiento general como lo es les fechas de cumpleaños de los familiares, los días de exámenes de los hijos, los compromisos médicos, los días de pagos de los servicios del hogar entre otros datos de la vida diaria.

Una sociedad que tiene ciudadanos mejor informados, tiende a lograr mayor calidad de vida para todos, porque cada quien cumple con su responsabilidad como persona, al participar en  los programas de gobierno y de las asociaciones civiles logrando una claridad en el desempeño general de cualquier institución con mayor participación ciudadana se logra incrementar “el capital social”, creando de esta manera una mejor comunidad. El reto es formar e incentivar a los ciudadanos para que se concentren y se enfoquen en lo prioritario y de igual manera gobiernos, asociaciones civiles y empresarios que hagan lo propio. Una manera sencilla es dando a conocer las agendas de cada organización revisando en cuales metas son compatibles y en las que no lo son poder establecer lazos de cooperación y comunicación para ayudar a la concreción de las mismas.

Hay varias maneras que individualmente podemos hacer para lograr esta concentración. Primeramente dejar de utilizar el celular u otro aparato electrónico cuando estamos recibiendo información verbal o escrita.

Relacionar esta información con los datos que tenemos almacenados en nuestra memoria y elaborar “mapas mentales” es decir figuras con datos claves, dibujos, líneas que conecten un dato con otro por si nuestra capacidad visual es mayor se nos facilite su registro y lo aprendamos y recordemos correctamente.

Una estrategia para medir nuestro grado de concentración es platicar o escribir lo aprendido unas horas y luego unos días después de haber recibido la información. Eso ayuda a que se reafirme el conocimiento y se quede en la “memoria de largo plazo” logrando con ello que nuestra capacidad de resolver problemas se incremente porque tienes mayor información al instante y por consecuencia tu nivel de inteligencia crecerá.     

Si logramos mayores niveles de concentración en las personas vamos a alcanzar la meta propuesta del programa nacional de educación  que se ha puesto como meta  “desarrollar la capacidad de aprender a aprender” eso se resume en ser auto-didactas, o lo que es lo mismo tener nuestras propias herramientas que nos permitan estar aprendiendo todos los días aun cuando no estemos en una aula de clase. Leer libros, platicar con amigos de ellos, discutir temas de interés general, hacer competencias de acertijos mentales nos va a permitir acrecentar nuestras capacidad de respuesta y sobretodo alcanzar nuestra máxima capacidad de concentración para la mejor toma de nuestras decisiones. Ese es el reto y está en cada uno de nosotros lograrlo. Éxito por el bien de Tamaulipas y de México.  Contacto: Twitter @RamiroRamosSal, Facebook @RamiroRamosSalinas, Instagram @ramiro_ramos_sal