José Antonio Meade Kuribreña durante muchos años de su vida se negó a visitar Tamaulipas --hasta ahora que viene promover su aspiración a la candidatura presidencial--, cuando él, por consanguinidad, está ligado al terruño, pues fue beneficiario de una familia que antaño fuera dueña de (más/menos) 60 mil hectáreas allá en el Mante.

Incluyendo cuanta vida hubiera en la comarca que, desde entonces, abarca los poblados de Nueva Apolonia y Tantoyuquita. Incluso parte de González.

Tierras, ganado y aldeas fueron propiedad de sus ancestros, a partir del 26 de agosto de 1899 --cuando la señora Joaquina Sáinz Trápaga de Meade adquirió los derechos de la entonces hacienda ‘El Naranjo’ que le cedió su padre, Ángel (acaudalado comerciante tampiqueño), por ser hija única--, según las referencias que en vida ofreciera el historiador Joaquín Philip Meade y Sáinz Trápaga (nacido en San Luis Potosí, nieto de Ángel y primogénito de doña Joaquina), quien es citado en los spots mediáticos del ‘independiente’ para justificar su ‘estirpe intelectual’, siendo que Pepe Toño jamás estuvo de acuerdo con el proyecto cultural de su pariente (en tercera o cuarta generación), para difundir las bondades de la huasteca tamaulipeca, donde Joaquín viviera para ésta y por ésta fiel a sus raíces, hasta el día de su muerte (julio 3 de 1971), a diferencia de su hermano Walter.

Esto me lleva suponer que José Antonio, por influencia familiar, o tal vez de motu proprio, nada ha querido saber respecto a la gran extensión territorial que aún formaría parte de su herencia –aquí, no entra el castillo medieval (por haber quedado en manos de su bisabuelo Joaquín) que en la actualidad usufructúa (aunque en ruinas) el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA)--, pero, de que forma parte de una familia de terratenientes, claro que sí.

Con todo y que el movimiento revolucionario (de 1910) haya restado miles de hectáreas a su familia. Y que siendo Lázaro Cárdenas del Río presidente de México, les haya expropiado otra parte harto considerable.

Obviamente, de eso no hablaría José Antonio.

Y por eso mismo, quizá su desprecio hacia Tamaulipas, mientras los contrarios (léase Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya Cortés) sí procuran encuentros con la sociedad civil estatal.

En fin, la desatención para visitar Tamaulipas, quizás forme parte de una estrategia para evitarle bochornos al abanderado ‘apartidista’, quien, por cierto, es hijo del ex diputado federal priista Dionisio Meade y García de León (quien lo fue por la vía plurinominal); y nieto de Daniel Kuri Breña, quien fuera fundador del PAN en 1939. 

En entredicho

Las mediciones más recientes sobre el posicionamiento político-electoral serían factor importante en la toma de decisiones partidistas --aunque no necesarias, de reproducirse la añeja costumbre de la imposición--, según estimo. Y por eso los nueve partidos mantienen (casi) en secreto todas y cada una de las encuestas contratadas ex profeso.

¡Ah, pero de que existen tales sondeos, claro que sí!

De buena fuente sé que ahí examinaron primero a los saltimbanquis de sus propias nomenclaturas –que por mala costumbre suelen llamar ‘la clase política’--. Y por no dejar hasta involucraron a personajes que en el estado y los nueves distritos electorales mantienen cierta presencia, pero ‘no influyen’.

Sin embargo en la palestra asoman actores tan mezquinos que poco interés asoman en invertirle a un proyecto de tal envergadura porque son tan altaneros que creen, ilusamente, que su sola presencia basta y sobra para ganar el proceso selectivo, con los un millón 792 mil 590 pesos, que el Instituto Nacional Electoral (INE) autoriza para su precampaña.

¡Bah!, como si no supiéramos que esa cantidad resulta insignificante en toda promoción política.

Lo peor del caso, para los aspirantes a las candidaturas al Congreso de la Unión, es que en estos procesos interpartidistas deben convencer a los grupos de interés con propuestas tangibles, so pena de sucumbir por sus mentiras, pues las militancias ahora ya no se dejarían engañar.

Y que conste, hablo de todos y cada uno de los aspirantes a ocupar los tres escaños (dos de mayoría relativa y uno de primera minoría) y las nueve curules uninominales del Congreso de la Unión, pues al momento, ningún indicio hay, aquí en Tamaulipas, respecto al triunfo o fracaso de los precandidatos presidenciales, al Congreso de la Unión y menos a las alcaldías.}

Prospectos

En los mentideros políticos se insiste en que serían Gerardo Flores Peña y Omeheira López Reyna la fórmula albiazul al Senado de la República.

Él es secretario de Bienestar Social (antes Sedesol); y ella, directora del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

Pero también aspiran la postulación el secretario de Administración, Jesús Nader Nasrallah, y César Augusto Verástegui Ostos --el secretario general del Gobierno estatal--, así como una dama del sur del estado.

Por parte del Revolucionario Institucional (PRI), el diputado Edgardo Melhem Salinas ya levantó la mano.

Igual que Enrique Cárdenas del Avellano y Ramiro Ramos Salinas.

Inclusive hasta se dice que Baltazar Hinojosa Ochoa jugaría por la vía uninominal, porque al ser él diputado federal plurinominal la legislación electoral le impide su postulación como candidato de representación proporcional.

De ahí en fuera, no ha surgido en el escenario otro aspirante. Por lo menos, no, con los tamaños de los citados líneas anteriores.

Respecto al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Américo Villarreal Anaya sigue apareciendo como favorito, aunque Felipe Garza Narváez y el mentado ‘Guasón’ (Héctor Martín Garza González) insistan en ser las mejores opciones.

Por parte del sector femenino no asoma dama alguna para integrar la fórmula, todavía, pero en la semana entrante habría luz verde.

Lo cierto es que, hasta ahora, la indefinición es una constante, así como la incertidumbre.

Los municipales

Hay un mar de aspirantes a las alcaldías por parte de todos los partidos, pero éste asunto resulta más profundo de resolver que las candidaturas legislativas federales, ya que del dominio municipal que se alcance este año dependería, en gran medida, la justa electoral del 2019 --cuando se elija al Congreso local, que por razones obvias sería el proceso que más interese al Gobernador).

Por esto, advierto que sus mejores hombres serían nominados para jugar por los ayuntamientos en razón de que su ejercicio edilicio marcará la línea rumbo al proceso siguiente.

 Es decir, ganando en esta justa los principales municipios habría de apoyarse a los futuros diputados locales para garantizar gobernabilidad.

Y más cuando el proyecto asoma transexenal.

De ahí que no descarte Usted la autorización para que busquen, ser reelectos, los alcaldes albicelestes que sí han respondido al proyecto del mandatario; y en el caso de los irreverentes, serían cambiados por gente que en verdad atienda y ejecute los programas y acciones acordadas con el jefe del Ejecutivo estatal.

Hasta hoy la danza de aspirantes es copiosa, pero de ahí a que sus propósitos logren, hay un mar de diferencia.

Como fuere en Nuevo Laredo y Victoria se presume la reelección de alcaldes –en el caso de los municipios considerados con más desarrollo--, así como en Llera y Jaumave –localidades también importantes, pero a la vista menos atendidas por los tres órganos de Gobierno--, y con crisis, en materia electoral, aparecen Reynosa, Matamoros, Tampico, Madero y Altamira, por referir demarcaciones con alto impacto socioeconómico; pero en el resto, que son estimados puntos de bajo crecimiento, hay un mar de diferencia.

Así que nada está seguro, para nadie.

E-m@il

jusam_gg@hotmail.com

Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.