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Decenas de madres migrantes son deportadas por la frontera de Tijuana

Las políticas migratorias de Estados Unidos son la razón del sufrimiento de decenas de madres de familia que han sido separadas de sus hijos al ser deportas a México
Por: Alfonso López/Tijuana El Día Miercoles 17 de Enero del 2018 a las 18:49

Las políticas migratorias de Estados Unidos son la razón del sufrimiento de decenas de madres de familia que han sido separadas de sus hijos al ser deportas a México
Autor: Alfonso López
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Tijuana, Baja California.- Las políticas migratorias de Estados Unidos son la razón del sufrimiento de decenas de madres de familia que han sido separadas de sus hijos al ser deportas a México.

Si bien el 2017 que recientemente concluyó hubo menor número de deportaciones en lo general de lo que esperaba con la llegada de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, sí continuó la separación de familias, algunas de ellas encabezadas por mamás que dejaron a sus hijos con amigos o algún familiar.

“Éste rompimiento familiar que estamos hablando de manera recurrente, diría que estamos hablando tan solo del año 2017, que estamos cercanos prácticamente 5

mil mujeres que fueron deportadas a Baja California, estás hablando tranquilamente

de 2 mil 500 casos de separación familiar, 2 mil 500 niños o jóvenes que hoy por hoy que han sido separados de sus madres”, dice Carlos Mora Álvarez, quien es el presidente Ejecutivo del Consejo Estatal de Atención al Migrante.

Reconoce que la cifra no es exacta, derivado a que no tienen el derecho de preguntar a las madres sobre sus hijos, con el propósito de que la autoridad migratoria pueda obtenerla para ir por ellos y también deportarlos en caso de que estén ilegalmente en Estados Unidos.

La gran mayoría una vez deportas por la frontera de Tijuana, son enviadas al

Instituto Madre Asunta, donde reciben atención a causa de la condición psicológica que llegan al ser separadas de sus hijos que en algunos casos se quedan bajo el cuidado de algún familiar, vecinos, amigos o incluso del hijo mayor en caso de ser varios.

La hermana Adelia Contini, quien es la directora de éste Instituto para mujeres migrantes menciona que “a diario se reciben mamás que dejan allá a sus hijos. Primeramente hablamos con ella, luego le ofrecemos el abogado, le ofrecemos la trabajadora social, está una psicóloga para que ellas puedan desahogarse, puedan hablar con ella y después entonces vemos que ellas puedan comunicarse con sus hijos y también con las familias, si es que hay familias allá, siempre reciben esta atención para que puedan salir adelante”.

En el Instituto Madre Asunta que es atendido por las misioneras scalabrinianas, se les permite permanecer el tiempo que ellas consideren necesario, muchas deciden quedarse en Tijuana para poder estar cerca de la frontera y desde luego que de sus hijos, sería más difícil si regresaran a sus estados de origen, piensan.

Silvia Ocampo llegó ilegalmente hace 25 años a San Diego, California, viajo con su esposo y en ese entonces con su único hijo.

Ya estando en Estrados Unidos, procrearon tres hijos más, pero en una ocasión llego la Patrulla Fronteriza a su casa donde se encontraba su marido y cuñado, ellos fueron detenidos y deportados, quedándose ella con sus cuatro hijos, tres nacidos ya en ese país.

La originaria de Acapulco, Guerrero, había sido reportada con las autoridades migratorias por un compañero de trabajo y su pareja.

En noviembre fue deportada, dejando a sus hijos, “sentí que todo se venía encima de mí, se desespera uno, es frustrante, por que uno lo que hace para ir a ese país, para una tener una mejor vida, nuestros hijos tengan una mejor vida”, comenta.

Desde noviembre a la fecha ha estado en contacto con sus hijos, un sobrino le llevo a la más pequeña que tiene a penas 8 años, tiene que recibir educación especial; a otro de sus hijos, el de 16 años ha tenido oportunidad de verlo más seguido pero prefirió que se quedara en Estados Unidos para que continuara con sus estudios; solo a los dos más grandes, uno de 22 y el otro de 26 no ha visto pero se comunica con ellos, del mayor prefiere no hablar porque tiene temor de que pueda afectar el proceso de arreglar papeles.

Dice que las autoridades de Estados Unidos cometen una injusticia con ella porque nunca fue una carga para el gobierno, trabajaba como camarera en un hotel, siempre pagaba sus impuestos y nunca se metió en problemas, quería darle lo mejor para sus hijos.

“Yo quiero pues Pedirle al presidente (Donald Trump), yo sé que él es un racista, pero que nosotros los latinos vamos solamente a trabajar, él piensa que vamos como a quitarle algo, todo lo hacemos con el sudor de nuestra frente y los latinos trabajos muy duro”, comenta.

En Tijuana vive en Santa Fe con su esposo y su hija, en tres meses no ha podido conseguir un trabajo, su estado de salud se afectó a causa de su deportación, ha recibido apoyo de organismos como Madres y Familias Deportadas en Acción que se localiza muy cerca del cruce fronterizo de El Chaparral, por donde fue deportada.

Ella actualmente busca la manera de regresar a Estados Unidos mediante el apoyo de un abogado, le duele el no poder estar con sus hijos.

El caso de Silvia solo es uno de muchos, las circunstancias pueden ser diferentes pero el dolor de una madre es difícil de explicar. 

Durante mucho tiempo los organismos de apoyo al migrante tanto de México como de Estados Unidos han insistido al gobierno de las barras y las estrellas en que no deporten a las mamás ya que con eso fracturan a la familia de muchos niños estadounidenses que quedarán al desamparo, pero el gobierno hasta la fecha hace oídos sordos a estos clamores.

 

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