Tampico, Tamaulipas.- Los días más sombríos en la vida del novel escritor tampiqueño, Hermes Alvarado, tuvieron como colofón la creación de una obra literaria que habla de su propia experiencia de estar a un paso de la muerte y sobrevivir para contarlo.

Estas inimaginables experiencias llegaron a manera de la atrayente secuencia numérica que en todo el mundo está creando sensación, y que ha sido interpretada por muchos como un mensaje divino.

Esta es la conclusión a la que ha llegado Hermes Alvarado, quien a los 18 años cayó en cama víctima de una extraña enfermedad denominada macroadenoma en la hipófisis, y que lo puso al borde de la muerte hasta que múltiples mensajes lo rondaron al parecer inconexos, pero presuntamente generados por una sola gran energía.

De esta manera, dijo, ha concluido su obra que lleva por título "11:11. El llamado cuántico de Dios", donde revela su experiencia y donde nos narra una historia que puede ser la de todos los que han tenido señales similares que bien pueden venir de Dios.

"Mucha gente está experimentando esta secuencia numérica (11:11), cada vez se me acerca más gente y me pregunta qué significa o qué significado tiene en sus vidas, es algo que les toca a cada quien descubrir por sí mismos", precisó en entrevista.

"El llamado cuántico de Dios, ¿por qué?, porque se nos olvida que somos seres de energía, somos átomos, desmenuzo al ser humano desde sus confines más subatómicos, ahí llevo la trama del libro para abordar lo que es religión para mí, la espiritualidad, abordo el concepto de Dios, que es un concepto que se ha olvidado en su esencia", completó.

En la obra, que está a punto de hacerla pública en Tampico, Hermes Alvarado, ahora de 34 años de edad, orienta a los jóvenes para que construyan su vida a partir de esta su experiencia, ya que les transmite que la adversidad crea carácter, donde en su caso este conflicto creó un músculo que lo catapultó hasta espacios nunca pensados.

"Me llevaron a trasmitir un mensaje de fe y esperanza, de enfocarnos en lo positivo y no en lo negativo, de entender que son nuestros pensamientos los que labran el destino que caminamos, y que no hay peor persona que nos pueda hacer más daño que nosotros mismos", citó.

Al tiempo de ubicar a la citada enfermedad, macroadenoma, como "el maestro" que le permitió absorber estas enseñanzas que ahora ha plasmado en un libro, mal que superó con fármacos, pero que le interrumpieron estudios y la vida apacible que llevaba a los 18 años.

Esta experiencia fue el principio, concluye, de un nuevo comienzo, de una nueva vida y de una nueva dimensión, de lo que se avecinaría 15 años después, "siendo los verdaderos cimientos del Hermes de hoy".

scjf