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¿Hacia dónde estirar?

Por: Carlos Santamaría El Día Jueves 14 de Diciembre del 2017 a las 14:58

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Sin duda que los problemas no pueden verse desde una óptica como si fuera única: deben analizarse desde todos los puntos de vista posibles; tal es el caso del problema que existe en la entidad y que tiene que ver con el transporte urbano: las llamadas “peseras”, que, en una inmensa mayoría, se han convertido en ataúdes rodantes, carcachas viejas o muebles de alto riesgo.

Como le quiere ver y llamar.

Hace apenas unos días el dirigente del Sindicato de la Ruta Verde y taxis de la ciudad Ramón Hernández Manríquez pidió a la autoridad se autorice el incremento de un peso a la tarifa actual que es de 9 pesitos, de forma que quedara ubicada en 10 devaluados pesos.

La solicitud ha sido tratada con el subsecretario de transporte Heriberto Morado Cisneros, a quien han solicitado también que, de no poderse subir el precio del viaje, se les pueda dar algún subsidio en el abastecimiento de gas como combustible o algo que pueda equilibrar las cosas.

Este asunto debemos verlo como usuarios, como ciudadanos, como autoridad y como permisionarios.

Como usuarios, quisiéramos que fueran más limpias, con más cortesía al manejar y que no arriesguen la vida de los pasajeros en cada viaje: que respeten las paradas y que dejen su irresponsabilidad y malos modos para otra ocasión.

Como ciudadanos, estamos cansados de ver que se cruzan como reses en brecha sin importar tráfico o lo que se cruce: cuando van contra reloj, ¡cuidado! Porque no respetan nada ni a nadie, y las autoridades no han hecho mucho que digamos por meterlos en cintura.

Como autoridades, quisiéramos que hubiera choferes calificados, con educación y limpieza, que no sean os cafres que estamos acostumbrados a sortear en cada esquina, y que puedan ceñirse al reglamento existente: así de sencillo.

Pero como permisionarios: aquí hay que hacer un paréntesis, porque hay dos campos que se deben analizar:

Se pide limpieza y más, buenas unidades y servicio competente, y algunos de estos permisionarios, por una u otra razón tienen sus peseras hechas “queso” por el mal estado de las calles, que poco a poco van minando sus unidades, y porque también a ellos les afecta la crisis.

Si a usted le subieron el precio del gas, a ellos también: si usted paga más por un kilogramo de papa, ellos también tienen que pagar más, es decir, son tan afectados como todos los mexicanos. No hay distingos en ese sentido.

Las refacciones, bueno, de esto ni hablar: vaya usted a una tienda de éstas y pregunte cuánto han subido las balatas o las bujías, por mencionar algunas piezas básicas, y verá que el incremento no alcanza para cubrir lo que ha subido el mantenimiento de estas unidades.

Claro, es un servicio que se comprometieron a prestar, y en ese sentido, se pide que lo hagan de la mejor manera posible, so pena de retirarles las concesiones que poseen.

Un peso significa poco más del 10 por ciento de incremento en la tarifa. Además, hay que considerar que los estudiantes pagan menos, y eso va en detrimento de las utilidades de los concesionarios, y no podemos cerrar los ojos: no son hermanas de la caridad para regalar su trabajo, así que es tiempo de meditar bien una solución en la que todos estemos satisfechos, porque contentos, lo que se dice contentos… lo dudamos.

Desde 2015 no se ha ajustado la tarifa, hay que considerarlo, y la autoridad debe pensar en el estudiante, el usuario en general, el concesionario que arriesga su capital para ofrecer un servicio, los miembros de las diferentes autoridades y en general, todos los puntos que deben analizarse.

O sea: no es tan fácil decir; “sube “y ya. Tampoco se puede uno quedar pasivo ante la embestida de precios que sufrimos todos. ¿No cree usted?

Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com

Carlos David Santamaría Ochoa

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.

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