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Difícil “hacer justicia”

Por: Carlos Santamaría El Día Martes 10 de Octubre del 2017 a las 15:34

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Un acontecimiento mundial que nos ocupa en estos días es, sin duda alguna, el hecho de que el presidente de la Generalitat catalana Puigdemont haya iniciado un movimiento independentista, sin embargo, ante tales circunstancias, habrá que analizar el hecho desde diversos puntos de vista.

Escuchamos a algunos diputados españoles declararse en contra de la medida; una de ellas dijo que estaba orgullosa de ser catalana, de ser española y de ser europea, y dijo que, viviendo sus padres en Asturias, no permitiría por ninguna manera ni forma que tuviera que utilizar su pasaporte para ir a visitarles.

¿A qué viene el asunto?  Con las distancias correspondientes, hemos visto que muchos de los acontecimientos han llevado a millones de personas a las calles a protestar; sucede lo que con todas las protestas mundiales: un porcentaje my considerable no sabe a qué va ni qué pelea. Los llevan como “borregos” como si fuera un acto proselitista de los que hemos visto miles en México.

Sería interesante leer una encuesta sobre los participantes sobre si saben a qué van o como está la cosa. Nos atrevemos a afirmar que muchos, también, van con el ánimo de participar en una especie de “chunga”, carnaval o una oportunidad de hacer desmanes. No hay una conciencia total sobre lo que se juega Barcelona: ya empresas retiran sus plantas y la inversión está yéndose a otros puntos de la geografía española, y eso, significa crisis, desempleo y más.

Pero hay un grupo que nadie vislumbra o casi nadie: los cuerpos de seguridad.

A ellos, uno a uno, se les paga por preservar la ley, y se les cuestiona todo.

Cierto que hay métodos no muy aceptables que a veces emplean, sin embargo, habrá que pensar qué se hace cuando una multitud te rodea porque tienes un uniforme, y te cosen a palos, pedradas, flamazos, patadas y golpes…¿Cómo reaccionaríamos?  Dicen que ellos deben estar preparados para todo, pero ¿Prepararse para ir a meterse a una turba que lo único que huele es la sangre policial?

¿Cuándo nos olvidamos que son humanos, y que cuando te agrede un grupo de lo que sea, tu espíritu de conservación actúa indistintamente?

Estamos preparados para criticar la brutalidad policíaca, pero no para condenar la brutalidad ciudadana cuando se les echan encima como perros rabiosos y los patean y más. Muchos policías salen afectados físicamente, y algunos sufren incapacidades permanentes.

No podemos ser ciegos: hay mucho qué hacer respecto a los cuerpos policiales. Nos parece muy arriesgado enviarlos con un tolete –macana de palo- para enfrentar no sabemos qué tanto, incluyendo balazos: no pensamos que sea muy justo, pero sí les exigimos que guarden el orden, y cuando lo hacen, les decimos que son unos salvajes.

¿Quién nos entiende?

La ley es la ley, y el orden tiene una sola definición, y no podemos dejar al criterio de los que escriben sandez y media sobre el tema.

Odian a la policía, pero tienen ellos una función social a la que estorbamos los puristas y los que no entendemos de qué tamaño es la furia colectiva social, y cuando te enfrentas a una multitud que te supera en número por más de 100 a 1, no sabes cómo reaccionarás.

Tienen familia, tienen vida y ambiciones, sueños y más, como cualquiera de nosotros.

Claro, deben hacer todo cuanto sea posible para que se les dignifique con acciones reales, justas y dejar a un lado la brutalidad, entendiendo ésta como uso de la fuerza en forma excesiva.

Pero de que a veces hay que usar la fuerza en todo su vigor, no hay duda alguna.

Aunque muchos declaren que hay brutalidad policíaca. Pásese unos minutos a uno de estos héroes anónimos, en un mitin con plaza llena, y luego hablamos.

Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com

Carlos David Santamaría Ochoa

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.

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