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Militares mexicanos en Misión de ONU cuentan su experiencia en Colombia

En la misión de la ONU estuvieron 26 militares y tres civiles mexicanos, que dejaron sus familias para apoyar los trabajos de monitoreo en terreno en diferentes lugares de Colombia
Por: Notimex El Día Lunes 25 de Septiembre del 2017 a las 09:30

Los militares mexicanos integrantes de la misión de las Naciones Unidas para monitorear y verificar la dejación de las armas de las FARC regresan a su país con una carga de experiencias
Autor: Notimex
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Bogotá, (Notimex).- Los militares mexicanos integrantes de la misión de las Naciones Unidas para monitorear y verificar la dejación de las armas de las FARC regresan a su país con una carga de experiencias personales, profesionales y convencidos de que Colombia está en el camino del perdón y la reconciliación.

El contingente de las Naciones Unidas (ONU), conformado por militares de diferentes países, terminó su misión en Colombia y desde este 25 de septiembre empiezan a regresar a sus respectivos lugares de origen después de inhabilitar ocho mil 994 armas que recibieron de las desmovilizadas guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En la misión de la ONU estuvieron 26 militares y tres civiles mexicanos, que dejaron sus familias para apoyar los trabajos de monitoreo en terreno en diferentes lugares de Colombia y ver al final de este proceso a la guerrilla más antigua en el mundo convertida en partido político después de 53 años de alzamiento en armas contra el Estado.

Varios de los militares mexicanos conversaron con Notimex sobre su experiencia por más de un año en la misión de las Naciones Unidas para monitorear el cumplimiento del cese al fuego bilateral entra las partes y para recibir las armas de las FARC.

“Son muchas las cosas que me llevo de esta experiencia. El trabajo que se da diferente a tu país, se da con personas que tienen diferentes doctrinas, diferentes formas de pensar. Esto es lo que me llevo conmigo”, contó el coronel Jorge Alberto Velasco.

Dijo que una de sus satisfacciones fue conocer “personas que tiene diferentes formas de pensar, diferentes opiniones, pero en el fondo una idea en común, contribuir a la paz”.

La belleza de la geografía de Colombia, su gente, los momentos difíciles durante la misión en terreno, los esfuerzos físicos junto a sus compañeros de misión, todos con la camiseta puesta para lograr el objetivo: apoyar la paz, formaron parte de la experiencia de este militar del Ejército mexicano.

Para Velasco, Colombia dio un paso importante para lograr la paz con los acuerdos con las FARC, y falta que finalicen los diálogos con la otra guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que se desarrollan en Quito, Ecuador.

“Desde luego va ser muy difícil, no sé si más complicado de lo que fue con las FARC, pero creo que el primer paso está dado y creo que va ser muy importante y la base para que se concreten los acuerdos con el ELN".

Para el capitán de fragata del Cuerpo General de la Armada de México, Gustavo Alexandro Castillo, el contingente mexicano es un “compromiso como país hermano, con el que tenemos mucha interacción para atender los problemas comunes entre las dos naciones”.

“Antes que nada es un compromiso del gobierno nacional y sobre todo la confianza depositada en el personal de la defensa nacional como del personal de la Secretaría de Marina que participamos en este proceso de paz con una responsabilidad bastante grande y a la vez una satisfacción muy completa para todos de aportar un granito más en este proceso de paz”, señaló Castillo.

Recordó que él fue uno de los primeros que llegó a esta misión "desde junio del año pasado y viví paso a paso cada uno de los procesos, desde el inicio del planeamiento, la integración, el primer contacto con las FARC y los delegados de gobierno”.

“Tuve la oportunidad -subrayó- de ser el coordinador de comunicaciones estratégicas, entonces prácticamente me llevo las experiencias de poder negociar o determinar ciertos puntos directamente con varios integrantes del secretariado de las FARC en cada uno de los diferentes momentos del proceso tanto con delegados del gobierno nacional de bastante nivel como el Alto Comisionado para la Paz o los generales, coordinadores de los comandos estratégicos”.

El capitán Castillo acompañó a las partes en sus reuniones de trabajo, donde pudo dar “opiniones que eran necesarias dentro del concepto y el compromiso que tiene la Organización de las Naciones Unidas al participar como un ente coordinador y dirimir las diferencias que fue nuestra principal tarea”.

“El poder aprender, trabajar hombro con hombro con el secretario general, el señor general jefe de los observadores, aprender de ellos y que te dieran la oportunidad de expresar tus opiniones sobre qué hacer en ciertas ocasiones”, subrayó.

“Una de las satisfacciones más grandes es el agradecimiento que nos dieron unos niños en aquella Colombia profunda: 'Gracias por estar aquí y gracias por apoyar a mis padres para poder vivir en paz'”, recordó el capitán de la Marina mexicana. Castillo aseguró que los observadores de las Naciones Unidas ayudaron a sentar las bases para la paz en todo el territorio colombiano.

“En general su pueblo es una gente bastante comprometida y entregada a su propio país, a sus raíces y a sus costumbres. Claro vivieron tiempos difíciles durante el conflicto, hay heridas profundas, 52 años de guerra afecta si no a la totalidad, a una gran parte de la población de generaciones jóvenes que de todas formas sufrieron y sintieron el conflicto”, señaló.

Los colombianos -enfatizó- “necesitan y están comprometidos con salir adelante e iniciar ese proceso de perdón y reconciliación. Yo creo que es la parte más complicada del proceso de paz, la reintegración de las FARC a la sociedad colombiana dentro del ámbito de la legalidad”.

Para otros de los militares mexicanos integrantes de la Misión de las Naciones Unidas, Colombia es un país muy maduro “para ver sentados en un auditorio a los delegados del gobierno y la guerrilla. Esto es un grano de madurez muy grande y un ejemplo para el mundo”.

El esquema tripartito: gobierno-guerrilla y Naciones Unidas, para monitorear el cese al fuego y la dejación de las armas de la insurgencia, es un modelo exitoso para “lograr decisiones consensuadas”, que ya se empieza a analizar en otros lugares del mundo.

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