Tampico, Tamaulipas.- El sacerdote Benito Hernández Vidales recibió el último adiós en la parroquia "Padre Celestial", donde el obispo José Luis Dibildox Martínez ofició una misa, acompañado de todo el sacerdocio.

Y no sólo fue la despedida de parte del Cabildo Católico de Tampico, sino de cientos de personas que conocieron de cerca el ministerio del padre Benito, en esta su última parroquia y en toda su vida.

Cientos de personas intentaban tocar el ataúd que contenía los restos del sacerdote nacido en Tampico y ordenado el 21 de junio de 1984, iniciando sus oficios en la colonia Morelos, aunque también ofició en capillas cercanas a la colonia Solidaridad, Voluntad y Trabajo, donde está situada la parroquia "Padre Celestial".

Previamente, desde el jueves, los sacerdotes y párrocos de la Diócesis de Tampico oficiaron servicios por el descanso del alma del padre Benito, como era conocido por la mayoría de los fieles católicos de la ciudad, registrándose muestras de apoyo con aplausos y lágrimas.

Siempre amable y atento, el padre Benito Hernández Vidales se distinguió por su sentido humano de ayudar al desvalido, siendo intermediario en múltiples ocasiones con autoridades municipales y estatales para gestionar la solución de problemas que las familias le exponían.

Se distinguió también por prestar apoyo invaluable sin ostentar cargo alguno a los migrantes centroamericanos que llegaban a Tampico en su paso a los Estados Unidos, además de vincularse con ayuda espiritual en la Policía Preventiva porteña para los detenidos en la barandilla, quienes le mostraron siempre respeto.

Al término de la misa concelebrada por monseñor José Luis Dibildox Martínez, obispo de la Diócesis de Tampico, los restos del padre Benito fueron cremados, pues sus cenizas descansarán en la Iglesia Catedral de Tampico.

Descanse en paz el padre Benito Hernández Vidales.