Los acontecimientos cruentos suscitados allá en Reynosa, en los últimos días, son consecuencia de la acción gubernamental en su objetivo de no tolerar que se transgreda la ley para recuperar la seguridad que reclama tanto el conglomerado.

Así hay que entenderlo para evitar malas interpretaciones.

Cierto es que, en cualquier momento, ocurren enfrentamientos entre las corporaciones encargadas de combatir el crimen y malhechores pero no por ello debe satanizarse a las fuerzas armadas, porque éstas simple y llanamente responden a la agresión. O atienden su tarea, de perseguir trúhanes.

Las estadísticas oficiales consignan el aniquilamiento de ‘cabecillas’ que entre sí se tirotearon en su disputa por la plaza, tanto como muertes derivadas en su desafío armado con policías, soldados y marinos.

En la víspera, ocurrió en el penal un enfrentamiento entre internos y varios reos fueron aniquilados producto del reacomodo de ‘gavillas’, que, al verse diezmadas por la disposición oficial de retirarles privilegios para evitar autogobiernos, causaron una pelotera.

En términos cuantitativos es significativo el número de reos abatidos en la reyerta, pero visto cualitativamente el crimen se ve diezmado.

Aquí entonces aplicaría la teoría de que a cada acción obedece una reacción.

Se lo comento porque hasta donde he visto el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca está dispuesto a devolverle a Tamaulipas la paz y tranquilidad.

Y en su cometido no le importa pisar callos ni se acobarda.

Prueba de ello es que sigue metiendo orden en los penales.

Y con la ayuda de las fuerzas federales combate el crimen con todo.

Descarte

A partir de hoy, en cualquier momento iniciaría el descarte de aspirantes a la dirigencia estatal priista bajo el argumento de que los tiempos no les favorecen.

Y, hasta donde aprecio, los primeros en declinar serían Juan Alonso Camarillo, Roberto González Barba y Miguel Manzur Nader, por no tener el apoyo estructural necesario para cumplir los requisitos marcados en la convocatoria.

Me refiero a los comités municipales, sectores y consejeros que han comprometido su firma con los otros cuatro contendientes o aún esperan la línea centralista de José Murat Casab (el enviado del CEN), quien, por cierto, fuera del día de su presentación no se ha dejado ver en público al menos aquí en Ciudad Victoria.

Entre mañana, el domingo y lunes previo al registro formal, pudieran renunciar a su aspiración dos contendientes más –¿Luis Enrique Arreola Vidal y Sergio Guajardo Maldonado?--, para dejar como finalistas a Luis Alejandro Guevara Cobos y Óscar Santiago Luebbert Gutiérrez.

Aunque a decir verdad el escenario que se persigue es que haya un solo candidato ‘de unidad’ --así le llaman pomposamente a la imposición de dirigentes--, que acate, sin chistar, cuanta orden reciba del presidente nacional partidista en turno.

Como fue hasta que llegó el hartazgo.

No obstante en esta ocasión los priistas tamaulipecos reclaman que se respete su derecho a elegir, libremente, al relevo, so pena de emigrar a la oposición que les ofrece voz y voto en las decisiones y candidaturas en los procesos federal y estatal del 2018, en que se elegirán senadores y diputados federales, así como alcaldes, respectivamente.

Esto ya debe haberlo contemplado el ex mandatario de Oaxaca.

Al menos, claro, que quiera privilegiar a las cofradías estatales.

Alcalde precavido

El huracán ‘Franklin’ que apenas acarició Ciudad Victoria nos causó estragos viales.

Sobre todo en las arterias más concurridas, pero por disposición del alcalde Óscar de Jesús Almaraz Smer, hubo (y hay) gente encargada de atender cualquier contingencia.

Los tránsitos atendieron hasta la víspera, diligentemente, el flujo del parque vehicular que, por daños ocasionados a los semáforos, pudo ser un problema grave; las brigadas de Comapa (a cargo de Gustavo Rivera Rodríguez) desazolvaron drenes; y otros trabajadores se ocuparon de la ayuda a colonos habitantes de zonas vulnerables.

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Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.