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José Murat y su negra historia

Por: Marco Antonio Torres El Día Jueves 03 de Agosto del 2017 a las 07:48

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Hace más de dos años JOSÉ MURAT tuvo un affaire de orden mediático contra un diario, The New York Times.

Fue por una publicación que el diario anunció desde días antes y que hablaría sobre propiedades, departamentos y bienes multimillonarios que el ex gobernador oaxaqueño poseía en Nueva York pero que además se repartían en varios estados, entre otros en Utah.

El reportaje hablaba de al menos seis millonarias propiedades.

José Murat se desgañitó argumentando que ese reportaje era mentía, que CARLOS SLIM, a la sazón co propietario de ese diario estadounidense le estaba jugando chueco.

Y que había una grave confabulación contra la familia Murat.

También presentaban pruebas de las propiedades que tenía en Estados Unidos su hijo, el hoy gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat.

Pero la reportera LOUISE STORY se mantuvo en su dicho. Presentó pruebas acerca de lo redactado y permaneció incólume.

José Murat gritó, chilló, brincó, pataleó, amenazó con demandar al diario reoyorkino pero finalmente su vigor se apagó.

Dijo que eran flechas lanzadas abyectamente en su contra y acabó curándose en salud.

Solo admitió haber comprado dos propiedades en Utah con valor de 300 mil dólares, pero dijo que eran adquiridas legítimamente.

Hasta aquí con eso.

Ya antes había dejado un estado endeudado y con una historia antagónica sangrienta contra los maestros de la CNTE a los que satanizaba culpándolos de todas las desgracias.

Constantemente enfrentaba a su policía contra los maestros y éstos en respuesta le cerraban el centro histórico.

Hoy es el flamante delegado del CEN del PRI en Tamaulipas.

Es considerado un político corrupto, aunque por desgracia dejó el poder hace siete años cuando FELIPE CALDERÓN permitía a los gobernadores robar lo que quisieran.

Era la época de los virreyes. Y José Murat fue uno de ellos.

Quiere arreglar el caso Tamaulipas pero se ve difícil.

Sobre todo porque la traición permea entre grupos políticos.

Tomás Yarrington, Eugenio Hernández y Egidio Torre Cantú están emproblemados con la justicia. Hasta el tope.

Uno está en la cárcel de Italia, otro está fichado por la Interpol y el último robó mil millones de pesos, mismos que nadie halla.

Pero vive en un palacete en San Pedro Garza García en Nuevo León, mismo que construyó en secreto durante su sexenio mientras gobernaba.

Es un viejo rabo verde que nadie quiere –ni quiso nunca- por odioso.

Al principio era hosco, cruento, frío e insensible.

Al final se volvió despreciable.

Se pasó seis años despreciando a las bases del PRI desoyendo sus clamores.

Se regodeaba al caminar, apretando su cola, llegando a verse ridículo.

Todo mundo lo repudiaba; sobre todo porque a mediados de su sexenio se volvió un Don Juan.

Por cierto, hoy vino a ciudad Victoria el presidente nacional del PAN, RICARDO ANAYA.

Le echó porras al ex presidente estatal del PAN CESAR VERÁSTEGUI OSTOS. Pues aunque no dijo su nombre, se refirió al estupendo trabajo de éste en 2017, mismo que llevó a la victoria al PAN arrasando con sus enemigos.

Fue un elogio de oro, mismo que Verástegui seguramente oyó y que sabrá capitalizar el año entrante.

Hora de abordar otro tema local.

El presidente municipal JUAN FRANCISCO LEAL GUERRA tiene su propio estilo de gobernar, sobrio, decidido, callado pero comunicador. Serio pero abierto a la charla relajada.

Es un hombre forjado en los golpes de la vida.

Es un mantense por adopción que salió de Monterrey, NL siendo un mozuelo y que llegó aquí para probar suerte profesionalmente hablando; y al final aquí se quedó.

Aunque él nacería en Higueras, Nuevo León, por cierto la tierra donde nació el padre de Pablo González León, don Jesús González Montemayor. Familias que llegaron al Mante para quedarse.

Juan Francisco Leal tiene por tanto toda una vida viviendo aquí.

Es un hombre afortunado porque la mayoría le dio su confianza para gobernar ganando por más de 2 mil votos de diferencia.

Pues bien, el alcalde sabe aplicar bien el proverbio, caminante no hay camino, se hace camino al andar. Pues callado callado, pero va ganándose el derecho de repetir gobierno.

El estado mexicano necesita refrendar la eficacia del nuevo sistema electoral llamado reelección.

Por eso se cree que el gobernador Francisco Cabeza de Vaca ordenará reelección municipal en municipios grandes, claves, en cabeceras de distrito.

Es por eso que al munícipe lo vemos imparable, incontenible.

Habrá que esperar.

Por último un detalle ocurrido en la ciudad de México donde estuvo la clase política tamaulipeca en torno a JOSÉ MURAT, delegado por Tamaulipas desde el CEN.

Se trata de una fotografía que circula en redes sociales donde se ve al mantense ALEJANDRO GUEVARA COBOS y casi a su lado, al veracruzano RICARDO GAMUNDI ROSAS.

El único que media entre ambos es el alcalde de Nuevo Morelos, TONY RIVERA.

El detalle no tendría nada de extraordinario de no ser por el antagonismo que ambos personajes se demostraron durante el sexenio de Eugenio Hernández.

Alejandro mismo admite que prefirió el destierro, antes que verle la cara a priistas despectivos con él.

Pues bien, el mundo es muy chiquito y ayer seguramente se saludaron.

Hasta aquí con eso.

Por último abordemos un tema distinto. Hablemos de aquéllos héroes del beisbol que nos llenaban el alma con sus proezas.  

Disculpen que hable –en ocasiones- en primera persona.

Desde los siete años comía y bebía béisbol, por decirlo metafóricamente.

Cierto, admito que era un chiquillo precoz que a esa edad ya conocía los recovecos del fino deporte y según yo, los más profundos secretos del mismo.

Era la época de oro del béisbol mexicano. 

Era el año 1975, el arranque del "cuarto cuarto" del siglo pasado.

No había televisión que trasmitiera este deporte, aunque tampoco fútbol, pero había millones de oyentes que esperábamos ansiosos a que el ampayer ordenara el arranque de cada juego.

Bien metido entre sábanas blancas con un radio de transistores, recuerdo perfectamente aquélla noche que oí el juego final entre Cafeteros de Córdoba y Alijadores de Tampico.

Apenas tenía 8 años y estaba cometiendo el pecado de traspasar los linderos de la medianoche. 

Jamás lo había hecho.

Esa noche le pedí a mi madre, Rosa María, "mamá, déjame ir a dormir en aquél cuarto. No le hace que me duerma en el piso".

Al final asintió.

Para eso yo ya llevaba mi radio de pilas en el brazo.

El juego final entre Alijadores y Cafeteros se prolongó más allá de las 12 de la noche, pero comenzó cerca de las 8. 30 pm.

Los Alijadores eran mis héroes; lo venían siendo desde dos años atrás, aunque no había tenido la fortuna de verlos campeonar.

Los favoritos para ganar la temporada 1975 eran los Cafeteros de Córdoba, no los Alijadores.

Recuerdo que siempre le preguntaba a mi madre, ¿Mamá, que significa alijadores?

De primero ella no tenía respuesta a la mano. Pero quiero creer que indagó porque a los pocos días me sacó de dudas: "Marco, hijo, Alijadores significa cargadores".
-Ah, ok, -contesté yo circunspecto, con cierto aire interesante-.
Entonces entendí que en efecto, Tampico tenía un sindicato poderoso de cargadores y que el equipo era patrocinado por ellos. 

Ya desde entonces quería inmiscuirme en tópicos complejos.

Pues bien, todo esto es el preámbulo de la charla que ayer 1 de agosto de 2017 sostuve vía telefónica con un protagonista de aquél mágico encuentro, ARTURO REY VALLES, entonces catcher de los Alijadores de Tampico.

Mi héroe, uno de mis héroes de la niñez, junto al Superman de Chihuahua HÉCTOR ESPINO GONZALEZ y junto a otros cuatro que puedo citar sin titubeos, JOE PACTWA, FRANCISCO MAYTORENA, RODOLFO VALLEJANO Y TOMAS ROBERTO SILVERIO.

El problema de los héroes deportivos es que cuando se trata de equipos, no puedes tener solo uno, sino muchos.

Si amas a un equipo, amas a todos los que conforman al equipo.

Aunque admito que mi máximo héroe fue Héctor Espino, hoy en el salón de la fama de béisbol en México.

Me contactó con Arturo Rey Valles mi amigo Fermín Barreto Cedillo, historiador y actual funcionario del gobierno municipal de Tampico, por cierto, presente físicamente aquella noche en el parque Alijadores de béisbol. De esto hace ya 41 años.

Ayer mismo me llegó un mensaje por inbox mientras manejaba mi carro.

Vi que era Fermín Barreto y contesté, aparcando mi coche.

-Marco, quiero saber si aparte de escribir política, escribes deportes, -me preguntó-.

-Si claro Fermín. ¿Qué pasa? ¿En qué puedo servir?

-Mira Marco, estará hoy con nosotros Arturo Rey, aquél catcher de los Alijadores, pero quiero que una vez que lo entrevistemos aquí, pasártelo por vía telefónica para que hables con él, -me recalcó-.

-Claro amigo Fermín, no sabes el gusto que me dará oírlo.

Entonces compartimos teléfonos y se despidió diciéndome: "Ok Marco, espera la llamada".

Y así fue. 

Cerca de las 7 de la tarde recibí la llamada. Era Fermín Barreto.
-Marco, te paso a don Arturo Rey. Va.

Esa es la historia.

Al oír a aquél héroe de mi infancia no pude evitar recordar aquél mágico día de final de beisbol donde un modesto Alijadores derrotaba -contra todo pronóstico- a un poderoso Cafeteros de Córdoba que tenía a puro "grandes ligas" en su novena.

-Señor Arturo Rey -comencé diciendo- , qué pequeño es el mundo. Mire usted donde lo vengo a encontrar.

-Ja ja ja. Sí Marco, así es, qué pequeño es el mundo. 

Le recordé a Arturo Rey que para una generación como la mía ellos eran héroes así pasaran cien años.

Modestamente me dijo: "Marco, nosotros no jugábamos para ser héroes, jugábamos porque amábamos jugar. 

"Estoy aquí porque yo también evocaba estar aquí, después de 41 años. Quería respirar estos vientos de mar, este aire de la costa, tan único, tan especial".

-Y lo vuelvo a encontrar después de 41 años, señor Arturo Rey.

-Sí Marco, nos volvemos a encontrar. Gracias a Dios.

-Pues señor, no pierdo la ilusión de conocerlo en persona algún día.

Y me responde animoso: 
-Ojalá Marco, ojalá…

Arturo Rey siguió haciendo su vida tras ganar el campeonato de béisbol de la Liga Mexicana en 1975.

Aquélla noche del 28 de agosto de 1975 no cabía en sí de felicidad mientras caminaba -de madrugada- por la calle Díaz Mirón de Tampico, rumbo al hotel Mundo, ya con la corona en manos.

Héctor Espino se glorificó aquella noche tras conectar dos batazos de vuelta entera con hombres en base, para machacar mortalmente al equipo rival, los Cafeteros de Córdoba.
Ambos iban caminando juntos esa noche. Y "El papelero" Valenzuela, a la sazón el manager y estratega de la victoria, lideraba aquel trabuco.

Receptor, Arturo Rey era el indiscutible titular de los Alijadores de Tampico. 

Era el último bateador de la lista, el noveno en turno.

Ayer charlamos vía telefónica con él.

Lo oímos gustoso, hasta jovial, pese a contar con 66 años de edad.

"Venimos bajando del avión, yo quería volver a Tampico a evocar aquellos años de felicidad jugando béisbol. Quería respirar sus aires frescos de mar, su ruido característico, su peculiar murmullo", nos contó.

Luego abunda:

"Tampico tiene una gran afición. Era la mejor afición, lo demostraba cada noche en el parque Alijadores. Hoy se me ha hecho venir de nuevo -41 años después de ganar aquél campeonato- aquí, a ésta tierra que por desgracia ya no tiene béisbol".

Dice ARTURO REY lamentar el hecho.

Y agrega que la afición tampiqueña no merece ese castigo.

Con los años este héroe dejó el béisbol. Regresó a su natal Ciudad Camargo, Chihuahua, donde con el devenir del tiempo se metió a la política partidista.

Su partido político, el PRI, lo hizo regidor. En enero de éste año enfermó y fue intervenido en un hospital por problemas de salud. 

Salió airoso de la prueba.

ARTURO REY es paisano de HÉCTOR ESPINO GONZÁLEZ, El Superman de Chihuahua, su compañero de equipo.

Solo que Héctor Espino nació en San Francisco del Oro, Chihuahua, una pequeña comunidad minera donde sobreabundaba el oro tras la conquista española…

Bien, por ahora es todo, nos vemos pronto.

Marco Antonio Torres de León

Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en CUTM, laboró en diarios como El Sol de San Luis. Inició en el diario La Opinión de Matamoros como reportero de deportes. Posteriormente trabajó como reportero de información general en Expreso de Mante en 1999, en Noticias del Sur (hoy Cinco Noticias, El Signo de Mante, El Matutino)

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