Javier Duarte se burla de todos nosotros y nos indignamos. Ah pero qué tal la ciudadana que logró que le vendieran (a huevo) una TV de 42 pulgadas en 64 pesos.

Creo que ni lo que vale el embalaje.

Con 64 pesos se puede comprar SOLO UNA de estas cosas (aclaro porque luego exigen todos los artículos por esa ridícula suma):

- Medio pollo feliz
- Medio kilo de picadillo
- Cuatro kilos de tortillas
- Una sandía grande
- Una cajita feliz
- Hacer una recarga telefónica

Pero NUNCA, NUNCA, una Televisión de 42 pulgadas. Aunque Profeco diga que es legal la demanda, no significa que sea justa.

Por donde se vea es un abuso.

¿O qué pueden decir del gandalla que compró un carrito lleno de desodorantes a 39 pesos?

Miles de mexicanos defienden el abuso, porque es un abuso, de estos sujetos.

"Es error de la tienda y deben respetar el precio", alegan.

No, el error es de un trabajador.

"Pues para que se le quite lo pendejo", reviran.

Pues resulta que ese trabajador, pendejo o no, es otro ciudadano mexicano, un ser humano capaz de cometer errores. Y hay errores que no son con dolo y con el ánimo de joder. Los que terminan jodidos son los empleados, que tienen que pagar el producto o incluso quedarse sin empleo.

Lo que no tenemos como sociedad es madre.

La empatía no existe y hay muchos mexicanos chingones, es decir, que chingan al que se deje.

¿Esos son los mexicanos ejemplares que quieren que Javidú pague con cárcel?

No cabe duda que el peor enemigo de un mexicano, es otro mexicano.

Jiribilla

Hace algunos meses en una tienda de autoservicio del norte del país ocurrió lo contrario. Un empleado etiquetó por error como pollo las bandejas de carne y estas apenas y costaban 20 pesos.

Las cajeras aguantaron calladas a que los clientes se llevaran el producto mal etiquetado (como 15 charolas) y no echaron de cabeza a su compañero. Eso sí, al término del turno de bruto no lo bajaban.

Con esta anécdota espero se reflexiona la diferencia entre lo legal y lo justo.

Aníbal Muñiz Silva

Maestría en Tecnologías de la Información.

Editorialista desde 2006