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Los verdaderos monstruos

Por: Jorge Alonso Infante El Día Lunes 15 de Mayo del 2017 a las 22:26

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Al ver como tristemente se recrudece de nueva cuenta la violencia en nuestro país y en nuestro hermoso pero vapuleado estado, tenemos que forzosamente ponernos a pensar muy seriamente acerca de los factores que nos han llevado a este punto y de aquello que como sociedad hemos dejado de hacer como para estar en esta terrible situación. De una u otra forma cada uno de nosotros cargamos con una responsabilidad, unos por ser partícipes, otros cómplices y los demás por ser espectadores silentes. Con esto no busco no reconocer a todos aquellos que valientemente han alzado la voz o que decidieron hacer algo al respecto, para ellos mi absoluta admiración y eterno respeto, pero si intento hacer hincapié en que en una situación de este tipo, toma más que esfuerzos aislados para salir adelante. Por muy trillado que suene, como bien se dice, la unión es la que hace la fuerza y es ahora cuando los Tamaulipecos interesados en generar un verdadero cambio para nuestro gran estado, tenemos que no solo unirnos sino actuar con decisión para revertir esta intolerable situación.

Aquellos que hemos vivido en carne propia la crueldad de estos tiempos, sabemos que aunque nunca nos regresaran lo que nos quitaron (familiares, negocios, amigos, vida) lo que si podemos es intentar resarcir el tejido social, luchar para que ya no incremente la violencia así como la exacerbada inseguridad en todas sus dimensiones. Nunca olvida uno lo que de mala manera se nos arrebató pero sería un mayor crimen dejar que el mal crezca y heredarlo a las nuevas generaciones, tenemos una responsabilidad cívica colectiva y es ahora cuando hay que dejar a un lado los discursos y transformar en hechos contundentes, las acciones encaminadas para el bien común. ¡Caramba compatriotas! Que ya estemos como el país con el segundo lugar mundial en violencia después de Siria según un estudio reciente, ya es una llamada de atención gigante, tenemos que reaccionar antes de que verdaderamente caigamos en un precipicio del cual nos tomará muchos años en salir.

La hermosa  Tamaholipa, como en algún tiempo se nos denominó, llora con profundo sollozo al ver que sus hijos se matan entre sí, al ver que su tierra que nos ha prestado se tiñe de rojo sangre, desde sus montes altos presencia una violencia inédita y aunque poniendo en práctica y haciendo honor a uno de sus significados que dice que es el lugar donde se reza mucho, pareciera que sus súplicas no han encontrado eco dentro de una pasmada y permisiva sociedad.

¿Qué nos pasa, que nos falta, que estamos esperando para reaccionar?

Se multiplican las bandas criminales, se sigue incurriendo en similares prácticas anacrónicas la cual nos han llevado hasta este punto, se habla mucho y a veces acciona poco, se peca de incentivar mayor divisionismo en lugar de conjuntar voluntades. Muchos que son los que deberían poner el ejemplo son los primeros en quebrantar las normas sociales morales y éticas, se buscan mil culpables pero no se reconoce que gran parte del mal está dentro de sí, se simula y se deambula, se compromete la integridad de una nación por intereses personales y/o cupulares, se sigue pecando de velar por unos cuantos, en lugar de procurar el bienestar general.  Cada día vemos como muchos jóvenes engrosan las filas de la delincuencia organizada, cometiendo actos por demás atroces, solo comparable con aquellos de seres sin alma, sin escrúpulos, viles monstruos.

Los mismos que alimentan a su vez una criatura mayor que pareciera tener mil cabezas, a la cual le cortas varias y vuelven a crecer, un monstruo tan horrendo que pareciera también alimentarse de la displicencia, idiosincrasia y malas costumbres de un pueblo que en su ignorancia autoimpuesta, no termina de comprender que ellos mismos alimentan a la terrible criatura. Pero hablando de monstruos recuerdo lo que pensé cuando hace días escuchaba una conversación en donde un grupo de amigas de un nivel socioeconómico alto quienes hablando entre sí comentaban sobre la horrenda situación actual, diciendo que todo era culpa de “esos monstruos que aterrorizan a nuestras ciudades”. Y sí, quizá tengan en su analogía razón, pero se olvidan que hablando de monstruos muchos de ellos provienen precisamente de las “altas esferas” los mismos que amasaron fortunas indebidas a costa de robarle a los demás, aquellos que se encierran en fraccionamientos tipo fortalezas para tratar de escapar de lo que ellos mismos ayudaron a crear.

Nunca debe condonarse un acto de lesa humanidad pero tampoco nunca se debió dejar pasar tanta y tanta porquería en las administraciones públicas y por parte de aquellos que tenían la obligación de administrar eficientemente los recursos y de esa manera generar una estabilidad económica y social y no salir con las alforjas llenas para unos cuantos en detrimento de los muchos. Monstruos, claro que sí, bestias de cuello blanco que se pasean sin pudor y que hasta a misa van a suplicar supuesta redención cuando ni ellos mismos demuestran haberse arrepentido por sus acciones. 

Cuando se piensa en Frankenstein lo más común es pensar en la gran criatura que espanta al verla y que tomó vida a costa de muchas partes de otros seres, pero tal monstruo no se hizo solo, necesitó a su creador. Para él fue Víctor Frankenstein  y para nosotros sobrarían nombres y apellidos de los creadores de nuestro monstruo de mil cabezas.

Condolencias y voto de confianza

Mi más sentido pésame para la señora Miriam Elizabeth Rodríguez, con lágrimas en mis ojos reconozco su valor, su entrega y su legado. En una época en donde muchos callan, usted se atrevió a alzar la voz y ayudar a otros con sus acciones. Dios la tenga en su infinita gloria.

Aunque discrepo en diversas temáticas con lo implementado en la actual administración, me da gusto ver que en reciente mensaje el gobernador asume su responsabilidad y se compromete en luchar por nuestro estado, dar la cara de esa manera habla muy bien de él y de su carácter y si verdaderamente lo cumplimenta, secundo su accionar y desde mi trinchera cooperaré para juntos revertir la situación prevaleciente.

Primero por Tamaulipas, después por Tamaulipas y al último por Tamaulipas.

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)   

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