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Pura felicidad

Por: David Vallejo El Día Miercoles 22 de Marzo del 2017 a las 08:27

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Consejo: Cuando fui a la escuela me preguntaron que quería ser de grande, les dije que feliz. Me dijeron que yo no entendía la pregunta. Les respondí que ellos no entendían la vida. J. Lennon.

Y como diría Gabriela Mistral llega Doña Primavera de aliento fecundo, se ríe de todas las penas del mundo...Doña Primavera de manos gloriosas, haz que por la vida derramemos rosas. Con su llegada también se celebró el día mundial de la felicidad establecido por la ONU en 2012 que desde entonces ha elaborado el World Happiness Report que sitúa a México en el lugar 25 de 155 países en 2017.

Me pregunto ¿Por qué tantos mexicanos se dicen tan felices? ¿Los 250 cráneos y restos humanos encontrados en pozas en Veracruz no les estremecen? ¿El dolor de los padres de Ayotzinapa no les conmueve? ¿El fiscal anticorrupción que no llega no les desespera? ¿Las proyecciones de bajo crecimiento nacional no les preocupan? ¿Por qué tantas personas son felices? ¿La crisis humanitaria en Yemen, Sudán del Sur, Nigeria y Somalia no les entristece? ¿Los atentados en Siria e Irak no les duelen? ¿La intolerancia tan vigente en las tendencias populistas de ultraderecha no les angustia? ¿El cúmulo de buenas intenciones pero con poca efectividad que presentan las reuniones del G20 o la ONU no les decepciona? ¿Las pruebas nucleares de Kim Jong - Un de Corea del Norte no les quita el sueño?

Quizás creemos que somos felices porque no estamos enterados o no nos interesa enterarnos, la negación es una forma de evadir conflictos y además estamos acostumbrados a hacer de los problemas un chiste. Quizás porque construimos la felicidad a nuestra manera, a la mexicana. Podría ser también la dopamina presente en nuestros jóvenes que son mayoría. O bien, porque entre más procesos tristes vivimos, más nos desensibilizamos perdiendo definitivamente nuestra capacidad de asombro en esta época donde uno vale por lo que tiene o dicen que tiene y no por lo que es; donde quien construye como el que destruye pueden ser celebridades iguales; donde lo que se cree tiene más valor que lo que es; donde las verdades se diluyen y el pensamiento se vuelve líquido; donde todo se estereotipa y se puede etiquetar para la venta, desde un producto, una idea, un candidato, una persona; donde tiene menos espacio en las noticias el caso de corrupción internacional Oderbrecht que el descubrimiento del robo de la camisa de Tom Brady. Quizás porque la felicidad a la que se refiere el estudio sea algo que se siente, un sentimiento placentero y de satisfacción que alimenta el gusto por la vida en lugar de una vida plena, que nos permita estar satisfechos permanentemente.

Si, ya sé que definir la felicidad es tan complicado como hablar de tiempo y espacio con físicos, de amor con los poetas o de trascendencia con los creyentes. Dilucidar si es destino o camino; sentimiento o sólo decisión; interior o exterior; amor o armonía, ausencia de problemas o habilidad para salir de ellos; no es objeto de esta columna, para ello están los filósofos que aunque en extinción por la caza furtiva de celebridades que emergen como nuevos ídolos y sabios, por ahí andan leyendo, escribiendo o alimentando palomas. Sin embargo mi pretensión más que plantear un tratado es simplemente distraerlos un momento de todo lo malo, brindándoles algunas recomendaciones y reflexiones de algunos estudios y estudiosos con base en la concepción del término que un párrafo arriba presenté.  

Los estudios sobre felicidad han avanzado en calidad y cantidad en las últimas décadas, particularmente en los ámbitos de la psicología y del desarrollo. Tanto académicos destacados como diplomáticos exhortan la elaboración de mediciones del bienestar emocional de los pueblos como complemento de los indicadores económicos predominantes, como un elemento más del desarrollo sostenible enarbolando el concepto de Economía de la Felicidad.

La postura de fondo es que el PIB y el crecimiento de las naciones no parecen indicadores adecuados de bienestar social, ya que aunque han subido en la última década en algunos países, los salarios reales se han reducido. El tema se discutió a profundidad en la Cumbre Mundial de Gobiernos celebrada en Dubái este año donde se destacó que la felicidad no depende sólo de factores individuales, sino de los institucionales por lo que puede ser influida por las políticas públicas que impulsa un país. Tan es así, que actualmente los Emiratos Árabes Unidos y otras naciones cuentan con ministros de dicho rubro.  El Reino de Bután introdujo desde el 2011 un Indicador de Felicidad Nacional Bruta, Japón desde el 2010 cuenta con una comisión gubernamental para medirla, Corea del Sur estableció una política de Educación Feliz para todos y Singapur incorporó aprendizaje social y emocional dentro de la asignatura de Educación del Carácter y la Ciudadanía en 2013. El Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo ha llevado hasta ahora tres encuestas para medir el nivel de satisfacción de vida en dicho continente. Además las estadísticas han tenido un impacto tangible en política sociales como la construcción del centro Qué Funciona para el Bienestar de Reino Unido. Si bien, la felicidad es un indicador clave de rendimiento de la sociedad y cada vez se mide más, aún existe poca bibliografía sobre estrategias para gestionarla desde el ámbito gubernamental.

Quizás el estudio más importante por su complejidad es el que desarrolla las Naciones Unidas.  El estudio toma en cuenta el producto interno bruto (PIB) per cápita, expectativa de vida saludable, libertad, generosidad, respaldo social y la ausencia de corrupción en el gobierno o las empresas, dicho esto, Noruega es el país más feliz de la tierra seguido por Dinamarca, Islandia, Suiza y Finlandia, mientras que los estadounidenses son cada vez más tristes ya que han bajado en su percepción un 5 por ciento en la última década aunque se sitúan en la posición número 14 de 255.  

John Helliwell el principal autor del reporte, señala que para ser feliz se requiere algo más que dinero, que son los aspectos humanos los que importan. Por su parte Meik Wiking director ejecutivo del Happiness Research Institute de Copenhague señala que lo que funciona en los países nórdicos es una sensación de comunidad y entendimiento del bien común, señala que ellos no consideran que pagan impuestos, sino que invierten en la sociedad, lo que tiene que ver con formación cívica. El estudio también destaca que si bien el dinero no es la clave, si es necesario tener algo de éste, ya que los países en las últimas posiciones viven en una situación de pobreza extrema, aunque tener más dinero no compra la felicidad.

México no se queda atrás y el INEGI también tiene sus propios Indicadores de Bienestar que fueron publicados hace unos días. En el concluye que la población urbana que se encuentra insatisfecha o poco satisfecha con la vida aumentó en los últimos dos años, al pasar de 13% a 14.42%. Los dominios donde se registra un mayor deterioro fueron los de seguridad ciudadana, la satisfacción con la ciudad en la que se vive y las perspectivas de futuro.

Existen estudios de todo tipo, desde uno de la Universidad de Ambsterdam que concluye que existe un gen de la felicidad que ha sido identificado al analizar el genoma de 300,000 personas, por lo que la predisposición a ser felices puede ser predicha al nacer, hasta el estudio del Desarrollo Adulto de la Universidad de Harvard desarrollado durante 80 años y el cuál concluye que lo que hace feliz a la gente no tiene nada que ver con renta, riqueza o bienes materiales, sino con la cualidad y calidad de las relaciones humanas, es decir, las personas que crecen rodeados de amigos y familia, viven más felices e incluso más tiempo.

Por su parte, la escuela de Economía de Londres en su estudio titulado Origins of Happiness destaca que la depresión, la ansiedad, el alcoholismo, la violencia domestica, la alineación e incluso la obsesión por los exámenes son los factores que hacen que la gente se sienta más infeliz. Al igual que el estudio de Harvard, destaca que las relaciones son el elemento que deja más satisfechos a las personas, que la clave está en tener una pareja y relaciones de amistad y familiares sólidas.

También en Inglaterra, investigadores del Colegio de Londres desarrollaron una fórmula matemática a partir de The Great Brain Experiment que permite predecir la felicidad tomando en cuenta no sólo la satisfacción, sino las expectativas, ya que consideran que el gozo aumenta si nos va mejor de lo que esperábamos. Las expectativas y satisfacciones se combinan para determinar el  estado actual de felicidad. Dicha premisa también ha sido estudiada también por Neil Pasricha quien es el director del Instituto Global de la Felicidad.

El Happiness Research Institute de Copenhague destaca que el secreto danés para vivir felices está en el Hygge que representa un estado de vida. No crea que es el Fua mexicano, tiene que ver con la capacidad para reducir el riesgo, la incertidumbre y la ansiedad entre los ciudadanos que tienen un estilo poco apresurado de vida en el que se reúnen con frecuencia con amigos y familiares. Incluso el Hygge se pude ver reflejado en la estética de una ciudad, casa u oficina, ya que por ejemplo, recomiendan el uso de velas y lámparas para propiciar una atmosfera acogedora. En cuanto al ambiente laboral y familiar destacan que debe ser informal e igualitario. Por ejemplo, consideran más efectivo colocar un sofá cómodo para que los empleados puedan sentarse a leer un informe o mantener una reunión, en lugar de que estén cara a cara en una mesa cuadrada.

El psicólogo Dan Gilbert quien ha estudiado la felicidad por años e impartido una cátedra que lo ha vuelto el profesor más popular de Harvard señala que "La felicidad es un asunto de química del cerebro. La genética influye, pero las circunstancias también. Intentar ser más feliz es como bajar de peso. No hay ningún secreto mágico para bajar de peso: comer menos y hacer más ejercicio. Con la felicidad ocurre lo mismo. Hay unas pocas cosas que se pueden hacer y, si se hacen todos los días religiosamente, el promedio de felicidad irá subiendo”. Para Gilbert las cuatro actividades cotidianas que más felicidad aportan son gratis: practicar sexo, hacer ejercicio, escuchar música y charlar. También señala que los estudios muestran que una escapada a París hace más feliz que comprar un coche deportivo. “Invertir en experiencias es mejor que invertir en cosas materiales”.

Por último y como consejo práctico, Neil Pasricha quien ya mencione hace algunos párrafos, tenía en el 2008 un trabajo normal, su mujer lo había dejado, se había mudado a un departamento pequeño y su mejor amigo estaba en depresión, señalaba que necesitaba razones para sonreír. En ese entonces decidió escribir en un post una razón para sonreír y hacerla o pensarla, repitiendo el ejercicio durante mil días.  Cosas como cantar en el coche, acostarse en la cama después de un largo viaje, el olor a gasolina, jugar un video jugo retro, pulsar el ascensor y que este ahí, son solo algunos ejemplos. A partir de ese ejercicio la casa editorial Penguin decidió invitarlo a publicar un libro y hoy es uno de sus escritores estrellas, además de uno de los conferencistas TED de mayor éxito y director de su propio instituto de la felicidad. ¿Cómo ve? ¿Se anima a hacer su lista? Mi post uno fue, escribir esta columna

En fin, ojalá muchos mexicanos tengamos una lista de 365 razones para sonreír al año. Ojalá comprenda el gobierno que el tema debería ser bienestar y no riqueza. Ojalá no sólo se mida la felicidad, sino que se gestione. Ojalá vencer la depresión y la ansiedad también fuera una política pública, como lo es el combate a la pobreza. Ojalá tomáramos más en cuenta la salud emocional de nuestros niños en su formación. Ojalá nos demos el tiempo para fortalecer nuestras relaciones sociales y familiares. Dicho esto, los dejo para salir a buscar un momento de felicidad con mi esposa y mi hija en este inicio de estación, porque al final podrá haber situaciones difíciles pero aún tenemos vida, o dicho de otra manera, se podrán cortar todas las flores del jardín pero nunca dejar de ser primavera como diría Neruda. Uno puede resignarse si no tiene esos momentos de placer o propiciarlos desde donde se esté porque irse a vivir a Dinamarca puede ser un lujo costoso. Ánimo¡¡¡

Placer culposo: Lo niego todo de Joaquín Sabina, lo mejor que ha hecho en los últimos años. Al nivel de Dímelo en la calle.

Me encontré a Defreds Casi sin querer y termine en sus 1775 Calles. Prosa poética en textos cortos sobre el amor, desamor y la vida cotidiana. Para ese ñoño enamoradizo que unos llevamos dentro o que otros han ido perdiendo.

Empezaremos a leer Manual para mujeres de la limpieza de Lucía Berlín que tanto me han recomendado, los tendré al tanto.

David Vallejo

Nació en Tampico, Tamaulipas en 1979.  Es licenciado en Ciencia Política y Administración Pública por la UDEM, cuenta con maestrías en Política y Gobierno por el Colegio de Tamaulipas y Administración Pública por el INAP - IOUG. Actualmente estudia la maestría en Comunicación política y Gobernanza y es doctorando en Ciencias Sociales. Ha sido funcionario y profesor, comprometido con la buena política y la naturaleza, hombre de familia, melómano y lector.

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