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Ridículos especializados

Por: Vladimir Galeana El Día Jueves 09 de Marzo del 2017 a las 11:31

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Si de algo podemos vanagloriarnos los mexicanos es de que la justicia llega, aunque algunas veces se tarde muchos meses y en ocasiones una enorme cantidad de años. Y no es que desobedezcamos el mandato constitucional de que la justicia tiene que ser pronta y expedita, simplemente es que nuestra burocracia legal es bastante taimada para hacer las cosas, para integrar expedientes, para analizarlos, para dictaminarlos y para resolverlos.

Hay juicios civiles que llevan más de 60 años y no tienen para cuando sentenciarse. Uno de ellos forma parte de la sucesión de Pedro Infante, quien muriera en 1957 en un accidente de aviación en Mérida, Yucatán. Conozco juicios penales que por desgracia se resuelven mucho después de que se hubiera cumplido la sentencia máxima en caso de que el reo fuera declarado culpable, y finalmente se comprobó su inocencia, pero por los años de encierro ni siquiera una disculpa, simplemente los echaron a la calle.

Ayer la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales dio una muestra más de su inutilidad a causa del excesivo burocratismo en el tratamiento y seguimiento de las denuncias. Ahora resulta que por su probable participación en la “obstaculización de las labores públicas de los funcionarios electorales” del organismo público del estado de Veracruz, negando los recursos económicos necesarios para desarrollar adecuadamente el funcionamiento electoral, Javier Duarte de Ochoa será buscado por la Fepade.

No sé si en la PGR se hayan enterado que hace algunos meses el señor Duarte se fugó en un helicóptero y hasta ahora no lo han podido localizar. Como dicen por ahí, “quienes se encargan de impartir justicia son buenos para ir a traer la muerte”, y en este caso creo que las conductas de quien encabeza la Fiscalía estaban muy encaminadas a no hacer absolutamente nada, y dieron a conocer el resultado una vez que comprobaron que el “presunto inocente” se fugó y está a buen recaudo.

También resulta que el señor Duarte hacía de todo con tal de que los funcionarios electorales incumplieran su cometido, y como estos no tuvieron dinero, no pudieron desarrollar adecuadamente el funcionamiento electoral en Veracruz. Es lamentable que tuvieran la valentía de decir las cosas cuando el señor Duarte ya había desaparecido. Ahora tendremos que esperar a que lo aprehendan para saber si acepta su culpabilidad y les repara el daño ocasionado.

Los ridículos que se han obtenido a causa de las investigaciones que se instrumentaron, pareciera que tienen la finalidad concreta de no dar con su paradero porque hay muchas cosas que se tienen que explicar y es mejor dejarlas así por el momento, para evitar mayores descalabros. No sé si Santiago Nieto Castillo está consciente del ridículo que ha estado haciendo, o quizá sea un asunto muy bien calculado porque el señor Duarte es más valioso huido que recluido. Tendremos paciencia. Al tiempo.

Correo: vladimir.galeana@gmail.com

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