Los que gustamos de ver fútbol estamos preocupados.

Dos acontecimientos del fin de semana nos motivan a reflexionar acerca del futuro del deporte que ha sido significativo en México y, junto con el beisbol, se han peleado el sitio del “deporte preferido” por nuestro país, aunque otros digan lo contrario.

Y es que el anuncio de la Federación Mexicana de Futbol respecto al clásico tamaulipeco entre los equipos Correcaminos de Ciudad Victoria y los jaibos de Tampico ha despertado todo tipo de comentarios.

Nunca hemos concebido que la violencia sea el camino hacia nada, menos en el deporte, donde se supone debiera haber honor, disciplina y un espíritu deportivo que el dinero se ha encargado de destruir.

En ese sentido, vemos ahora en la televisión a nuestros “ídolos” locales e internacionales que semejan todo tipo de faltas en aras de engañar, en un alarde de falta de honorabilidad, honestidad y credibilidad. No es posible, sinceramente, que tengamos que tomar estas imágenes como ejemplo; lo grave es que nuestros niños y jóvenes están ahora igual que ellos: han aprendido a simular algo que no existe, es decir, a vivir en el fraude, típico de nuestros gobernantes, y llevado a todo tipo de deporte.

Decíamos que los verdaderos aficionados han padecido la decisión de la FMF para que no asistan los cuerudos a Tampico, en aras de procurar tranquilidad y seguridad.

Aquí, falla la autoridad: dan permiso para que se lleven a cabo los encuentros pero no son capaces de garantizar la seguridad que se necesita. Privan a los que tenemos derecho a asistir a donde queramos, por aspectos de seguridad. No nos parece adecuado ni justo.

Y ahora, con el asunto de Tigres-Veracruz, donde salvajes disfrazados de aficionados lesionan a jugadores y aficionados de Tigres, en un afán amarillista de la prensa encargada de cubrir el evento. Dan más importancia a la fotografía de Ricardo “Tuca” Ferreti, iracundo, reclamando a la autoridad su falta de intervención que a lo que realmente sucedió.

Tuca está molesto con lo que acontece y encara a la supuesta autoridad para que intervenga, pero es en vano: los policías porteños nunca participan, como suele suceder en estos sitios de la Provincia mexicana que dan mayor importancia a lo local que a la justicia.

Es crítico y grave, porque entonces dejaremos de asistir con nuestros hijos y dejará de ser el fútbol el deporte de las familias para convertirse en el de los delincuentes que buscan cualquier pretexto para agredir.

Como sociedad estamos mal: tenemos que entender que la violencia debe quedar en el olvido, y que nadie tiene por qué pagar la frustración de ver perder a nuestro equipo. Es un juego y nada más, es una competición, y no tenemos por qué jugarnos la vida en ello.

Es hora de hacer algo como comunidad: exigir a todos –todos, absolutamente todos- los niveles de gobierno que garanticen la seguridad de los ciudadanos, que dejemos de simular y hacer un trabajo conjunto: aficionados, sin fanatizarnos ni agredir a nadie, porque todos tenemos derecho a participar y más, y la autoridad, que nos garantice la asistencia sin tener que evitar que vayamos o que sean tibios y laxos en la participación.

Es urgente que se piense en erradicar al violencia de los estadios y cualquier sitio donde haya concentración de personas, porque los ciudadanos requerimos seguridad, y ésta la tiene que otorgar el Estado, así de claro.

Condenamos la decisión de la FMF de coartar el derecho de asistir a las porras del Correcaminos, y condenamos la estúpida actitud de los cobardes que agredieron a la afición de Tigres.

Insistimos: la violencia NO ES EL CAMINO para nada, y tenemos que hacer grandes esfuerzos por erradicarla a como dé lugar.

Es hora de ser firmes, fuertes, de exigir lo que debemos.

Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com

Carlos David Santamaría Ochoa

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.