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‘Masiosare’ no es extranjero

Por: Sandro Cappello El Día Martes 14 de Febrero del 2017 a las 08:04

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La planeación y seguimiento nunca han sido cuestiones características de los proyectos políticos en México. De hecho, la palabra proyecto por lo general es vinculada directamente con los candidatos durante sus campañas y cuando resultan vencedores, éstos, son aterrizados en sus gobierno. Al término de los regímenes sexenales, los nuevos gobiernos, inevitablemente deben enfrentar una curva de aprendizaje, perdiendo impulso, tiempo y recursos económicos.

Parecido sucede con la agenda pública y el discurso de los líderes políticos, aparentemente se van adaptando (improvisando) al impacto que tiene la combinación de la agenda-setting y la información en las redes sociales en la opinión social.

Son innumerables las dificultades que enfrenta diariamente nuestro país y abrir frentes aislados para solucionar cada uno de ellos es una empresa titánica con poca posibilidad de éxito. Los programas sociales no reducen la pobreza en el país, la inversión en seguridad pública no mengua el crimen, tampoco la ejecución de la reforma educativa incrementa positivamente la calidad educativa, solo por mencionar algunos.

La única manera de lograr avances sustanciales en el bienestar social, es mostrar la legítima voluntad para enfrentar el origen de los problemas y así no tener que ir enmendando con un parche (como el rebacheo) las contrariedades insostenibles que lleguen a un punto de ebullición. No hace falta ser un avisado estadista o sociólogo para saber que los problemas emanan de tres singulares fuentes: la impunidad, la corrupción y la concentración del ingreso.

 Recientemente dos cuestiones han afectado sensiblemente a lo mexicanos: el gasolinazo y la presidencia de Donald Trump. Cada una de ellas ha generado sus respectiva reacciones, las cuales han alterado de inmediato la agenda política nacional y han generado movilizaciones ciudadanas.

Todos fuimos testigos de las reacciones que los distintos presidentes de los partidos políticos tuvieron con respecto al gasolinazo, mientras unos abiertamente alzaban la voz en contra de los incrementos, el partido en el poder (federal) justificaba de manera tecnocrática los mismos. En menos de un mes cambiaron de opinión e incongruentemente exigieron el cese de los mismos, al tiempo que el gobierno federal anunciaba la postergación del próximo “ajuste”, una muestra evidente de inconsistencia en su discurso político. Este abrupto cambio sucedió después de evaluar el casi incontenible hartazgo social, el cual fue claro con las distintas marchas contra el gasolinazo y la corrupción, así como la deteriorada imagen presidencial.

Días después del incremento de los energéticos ascendió Donald Trump como presidente de EEUU. Sin perder tiempo honró sus promesas de campaña con respecto a sus posiciones anti inmigrantes, la renegociación del Tratado de Libre Comercio y la construcción del muro fronterizo, lo cual generó una indignación colectiva entre lo mexicanos, quienes rápidamente lo identificaron como una amenaza exterior.

El gobierno federal identificó una oportunidad para re lanzar la deteriorada popularidad de Enrique Peña Nieto mediante una campaña de comunicación social que apelara a la unidad nacional en contra de Trump y sus políticas. Una vez más los líderes de los distintos partidos se montaron en la ola popular y alteraron sus agendas políticas para visitar EEUU, particularmente sostener diálogo con los connacionales y autoridades diplomáticas y consulares. En dichas reuniones los migrantes cuestionaron a los presidentes de los partidos sobre la demora para atender un problema prístino ¿Por qué no se trató con anticipación? ¿Por qué no se atacó la raíz del problema?

Conforme al mismo tema, una sociedad más consciente y participativa en los aspectos geopolíticos y políticos internos del país, coordinaron una marcha con objetivo dual, una parte para exigir respeto al presidente Trump y otra en contra de la corrupción permeada en el gobierno (casi el que usted guste). De manera simultánea y suspicaz surgió un segundo movimiento similar pero con distintos propósitos, cerrar filas en unidad con EPN y la manifestación anti Trump. Ambas marchas convinieron converger para finalizar juntas el recorrido, al final se impuso el rechazo generalizado contra la corrupción.

Masiosare no es extranjero, mucho menos es un extraño enemigo, es un conjunto de (anti) valores incrustados en la médula espinal del sistema político mexicano, el cual conserva las prerrogativas y privilegios en los grupos élites gobernantes, que lejos de buscar una solución definitiva para el origen y consecuencia de los problemas, encuentran justificaciones para explicar las eventualidades que aquejan al ciudadano común, quien cada día ajusta su presupuesto pero al mismo tiempo es más sensible y organizado entorno a sus derechos y las obligaciones de los poderes públicos nacionales.

Cenizas de la revolución: Mantuvieron el precio de las gasolinas siendo que los argumentos oficiales eran con respecto al valor del dólar y del petróleo, los cuales bajaron, en consecuencia debían de bajar los precios al consumidor, entonces ¿Aumentaron el IEPS para mantener la tarifa? ¿Pudieron reducir los precios en favor de la sociedad y no lo hicieron? Son preguntas.

Sandro Cappello

Es Director de Investigación Político Sociales en Consultores y Asociados ESTATAM, con presencia en el noreste de México. Además es docente a nivel Maestría.

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