Por algunas circunstancias no entendemos a veces lo que sucede con los bienes del Estado, entendiendo este término en los tres niveles: municipal, estatal y federal.

Hemos sido críticos, toda la vida, de la vida que se dan muchas personas con los vehículos oficiales, porque no comprendemos que pueda ser parte de una prestación el disponer del dinero público para beneficio personal. Los funcionarios de los primeros niveles ganan muy bien como para que, encima de todo, tengamos que mantenerles a sus hijos, esposas, parejas o lo que sea. No lo comprendemos, no queremos aceptarlo, y lo criticaremos siempre.

Mire que por ejemplo, un secretario tiene y más para comprar un vehículo y hacer sus compras, recoger a sus hijos y más, sin necesidad de tomar un automóvil o camioneta de la dependencia en donde ha sido asignado.

El gobernador Francisco García Cabeza de Vaca dio muestra ya de que no tolerará estos abusos, sin embargo, los vemos a diario. Este fin de semana pasado un buen amigo hizo circular una fotografía de una camioneta en Mc Allen, con el logotipo oficial… y de esos, hay cientos de casos diarios, con la salvedad de que, la ciudadanía, cansada de los abusos de “antaño” y de otros mandatarios que nos saquearon, está harta de este tipo de actitudes oportunistas y abusivas, y filtra a través de las redes sociales las fotos, para que se les castigue con todo el rigor.

Dicen algunos que no hay que ser tan duros con ellos, que primero se les amoneste o imponga una sanción, y si no entienden, que se les corra.

Todos sabemos que robar no es bueno, y así lo ha hecho el servidor público a través de los años; también sabemos que abusar de los bienes del Estado no es honorable, y también, vemos las casas de los servidores públicos plenas de vehículos oficiales. Entonces, si saben que es inmoral e ilegal ¿Por qué lo hacen? No tenemos por qué ser condescendientes con quienes no se tienta el corazón para cometer estos abusos.

Si realmente se quiere combatir esto, habrá que enviar a un inspector a las afueras de cada una de las escuelas de la localidad: ULSA, Escandón, Surval, Ateneo, Repiso, Leona Vicario, Secundaria 4… y así podemos seguir enumerando todas, y veremos la cantidad de abusivos.

Son “robos hormiga”, porque al disponer de bienes oficiales para asuntos particulares, están robando, y algunos se excusan diciendo que “nomás es para recoger a mi hijo”, pero gota a gota, se ha llenado el galón de la corrupción.

Y la gente quiere que Cabeza de Vaca demuestre que la limpia de la corrupción va en serio, y quiere ver que esos salgan de las nóminas.

No es sacando a los que han perseguido desde hace cuatro meses acusándolos de “priístas” y dejándolos sin oportunidad de seguir trabajando honestamente; no es persiguiendo a burócratas de décadas y despojarlos de sus empleos. La gente no quiere eso, porque está siendo afectada injustamente.

Pero los vehículos oficiales, nos parece que es un cínico comportamiento de esos abusivos, y todos ellos debieran ser despedidos, sean quienes sean.

Y entonces, la gente va a creer que va en serio la lucha contra la limpia en las dependencias.

Porque sería un muy buen comienzo en ese sentido, y así, seguiríamos con otras acciones.

Y las denuncias las hace el ciudadano con su teléfono celular, en redes sociales. Solamente hay que dar una vista a éstas para tomarlas como oficiales y darles el trámite correspondiente.

La “Contraloría Social” de la que se habla la conformamos los más de 3 millones de tamaulipecos hartos de abusos.

Y Cabeza de Vaca debe aprovechar que tiene muchos, pero muchos “contralores”, sin costo para el gobierno estatal. Pero, por favor, que nos responda y se deshaga de esos abusivos.

Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com

Carlos David Santamaría Ochoa

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.