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Eres anticuada, barroca e ineficiente    

Por: David Vallejo El Día Domingo 05 de Febrero del 2017 a las 13:06

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Consejo: Cuando la ley y la moral se contradicen una a otra, el ciudadano confronta la cruel alternativa de perder su sentido moral o perder su respeto por la ley. F. Bastiat

No todo son malas noticias, que mejor celebración para el país en el marco del centenario de la Constitución Mexicana que el ejercicio de diálogo y consenso que llevó a la elaboración de la primera Constitución de la Ciudad de México, como diría la diputada constituyente Tobyanne Ledesma, se contó con "una asamblea tan plural y compleja como la misma Ciudad de México". Y bien como en todo acto humano y político, con aspectos polémicos y muy perfectibles es importante destacar el ejemplo esperanzador de que se puede dialogar y hacer política más allá de las mayorías partidistas que se imponen y lo han venido haciendo en Estados como el nuestro, privilegiando todo aquello que les fortalezca o de ventaja en la competencia electoral.

Que mejor forma de celebrar México que con la designación de los cinco ciudadanos que dirigirán el Sistema Nacional Anticorrupción, hecho que representa un paso más en su consolidación. En el equipo tenemos a una experta constructora de instituciones autónomas en Jaqueline Peschard; una luchadora de los derechos humanos en Mariclaire Acosta; un experto en Sistemas de Información en Octavio López Presa; un abogado en Luis Manuel Pérez de Acha; y un académico y activista en Alfonso Hernández. Ellos fungirán como un canal de interacción entre los ciudadanos y el gobierno y durarán menos de cinco años en el cargo, uno por uno serán sustituidos año por año, en vez de que cambien todos sus integrantes durante el quinto, ejercicio interesante para hacer frente al que sin duda ha sido el principal problema de México, desde hace mucho, muchísimo, la corrupción y su democratización que se ha alimentado por el narcicismo de la clase política que da el poder desmedido y  el elogio del lambiscón que aspira a mejorar su situación laboral, o bien, por el sistema político que privilegia la partidocracia sobre la democracia anteponiendo los intereses personales o de partido sobre lo relativo al bien común.

Los acontecimientos antes citados contribuyen en recuperar la confianza en las instituciones, sin embargo en ambos, la eficacia en los resultados será a fin de cuentas la variable estratégica que consolide su contribución a la gobernabilidad, ya que por el contrario, de no tener buenos resultados, serán ejemplos más de iniciativas y ejercicios interesantes pero fallidos que sólo abonaron a la decepción y al desanimo popular de esta tragicomedia que día a día vivimos.

Es obvio que la clave está en regresar al ciudadano al centro del proceso democrático y para ellos es necesario el debate bien fundamentado que motive y obligue a la acción. En ese sentido, esta semana también se celebró a  México con reflexiones sobre la necesidad de cambiar para bien, para unos como táctica de sobrevivencia, para otros por notoriedad y para otros por legítimo amor por su nación, o bien por distintas mezclas de las tres motivaciones. Esta semana por ejemplo, Manlio Fabio Beltrones, Diego Fernández de Cevallos y Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano señalaron la necesidad de contar con gobiernos de coalición ante la incapacidad práctica de los jefes del Ejecutivo federal para validar y llevar a término un programa de gobierno específico o ante la dispersión que produjo la democratización que genera la necesidad de nuevos consensos en pro del bienestar social, como lo señalara el jurista Diego Valadés. El joven diputado de Jalisco, Pedro Kumamoto quien sugirió una fórmula para calcular el financiamiento de los partidos políticos, cambiándola de la base del total de los ciudadanos en el padrón electoral a que se asignen los recursos por el número de votos adquiridos. El senador del PVEM, Pablo Escudero o el diputado Alejandro Gonzáles Murillo del PES que señalaron (cada quien por su lado) que debe cancelarse el financiamiento público a los partidos políticos, estableciendo el privado como fuente primordial para sufragar el gasto en las campañas electorales con los mecanismos fiscalizadores adecuados. Al respecto, senadores del PAN presentaron un plan de Responsabilidad Hacendaria que incluye eliminar el financiamiento público en épocas no electorales y recortarles el 50 por ciento de los recursos que reciben para campañas. También la iniciativa del PRI de reducir el número de legisladores plurinominales destacando que no es posible tener un Congreso de la dimensión actual con las desigualdades con las que hoy cuenta el país, además de la necesidad de reformar el Congreso desde un punto de vista político más allá del económico en el que los partidos políticos festinan la reducción de múltiples erogaciones que les benefician (eso sí, sin tocar sus dietas).

Aplaudo esos esfuerzos, que si bien polémicos con argumentos a favor y en contra, representan temas de una agenda que se debe construir para que no sean sólo notas periodísticas o temas del anecdotario académico. Es necesario que los medios de comunicación, los comunicadores, los políticos y los académicos los mantengan en la opinión pública para que el colectivo los haga suyo y se supere el morbo que incitan los temas como los pronunciamientos de Trump; o si Tom Brady es pro Trump; o si en los grammy o el Oscar habrá pronunciamientos en favor de las minorías; si Chicharito ya no mete goles; la maldición del Cruz Azul;  situaciones donde en realidad poco podemos hacer y ante las que se evidencia que los memes desplazaron a los medios de comunicación tradicional y  se han convertido en el termómetro social más efectivo para una sociedad que prefiere reír ante la incomodidad o el reto de pensar, o bien, hacer algo por su país.

En México seguimos con distracciones o buscando el enemigo afuera, si bien comprender el mundo es fundamental hoy en día, debemos empezar por aquello que está a nuestro alcance para que desde una mejor posición tengamos al menos la posibilidad de incidir con mayor eficacia en las variables exógenas.

Estar unido siempre es bueno, celebro la fiesta patria y popular, pero es tiempo de unirnos en lo fundamental que es repensar México. ¿Boicots? ¿Comprar lo hecho en México? nos lleva al riesgo de enfrentar un nacionalismo contra otro nacionalismo, en lugar de profundizar en lo que nos hace fuertes. Necesitamos un proyecto de fondo contra la impunidad, la corrupción, la pobreza y la inseguridad. Necesitamos un proyecto en favor de la innovación, el desarrollo y la legalidad.

¿Cómo construir un gran acuerdo nacional? ¿Quién tiene la legitimidad para hacerlo?¿Quién es valiente o tiene la piel tan dura como para aguantar los ataques de todos aquellos beneficiados con el status quo? Definitivamente con muchísima voluntad política de quienes serán limitados en cuanto a su poder político y económico pero que en la ponderación de pesos y contrapesos, se animen ante su desprestigio actual y el de un sistema político en crisis de legitimidad, les hablo a ustedes políticos. Con muchísimo amor por México presente en aquellos que han luchado sin lucro, o bien lo han hecho y obtenido riqueza que los compromete en trascender volteando la vista al prójimo, les hablo a ustedes sociedad civil organizada y sector empresarial. Con muchísimo orden y método que pueden dar los estudiosos de nuestra realidad, historia y futuro, les hablo a ustedes académicos. Con una presión social inteligente, inspiradora y respetuosa de todos aquellos que reconozcan la situación actual, que den seguimiento al debate, que cuestionen, estudien y participen o emprendan en todo aquello que contribuya en tener mejores oportunidades para ellos y sus familias, les hablo a ustedes, principalmente jóvenes.

Ojalá la siguiente semana aunque no sea época de centenarios, continuemos celebrando a México profundizando en los debates que se plantearon en esta y surjan muchos más, tan necesarios, como la reflexión en cuanto a la necesidad de fortalecernos en innovación y desarrollo; en la creación de padrones únicos de beneficiarios para transparentar y dar mayor eficacia al gasto público; o situaciones urgentes, como un replanteamiento del gasto total del sector público acorde a la grave situación actual donde participen también estados y municipios de manera transparente y con máxima publicidad, solo por citar algunos ejemplos.

No nos dejemos abrumar por las reflexiones en torno a si necesitamos o no una nueva constitución. ¿Anticuada? ¿Ineficiente? ¿Barroca? ¿Inoperante? Quizás. Nuestra Constitución cuenta con entre 695 y 699  reformas e incluso algunos artículos han sido reformados hasta 77 veces (art. 73). Es cuatro veces más extensa que la original firmada en Querétaro y sólo 22 de los 136 artículos se han mantenido sin alternaciones. Algunos cambios han dado buenos y otros malos resultados ya que han tenido como motivación la propaganda electoral que propicia que nuestros legisladores luego de proteger los intereses sobre los que legislaron, prevean como incumplirlos o darles la vuelta, o hasta desconocer su participación en cualquier aprobación.

Sin embargo, es indudable que nos dio en su momento, direccionalidad y funcionalidad como nación luego de un periodo de conflicto contribuyendo en la estabilidad nacional y en la elección ininterrumpida de nuestros representantes hasta el día de hoy. Actualmente el Estado mexicano está debilitado por instituciones desprestigiadas a pesar de que nuestra carta magna cuenta con muchas y muy buenas disposiciones. Dicho esto, mejor abrumémonos porque nuestros políticos respeten, cumplan y hagan cumplir la Constitución (y todos nosotros también), por abrir, fomentar y participar en el debate de aquellos temas que puedan incidir en una renovación en lo básico cuando sea necesario, dejando los detalles secundarios para las leyes ordinarias que puedan modificarse ante las necesidades de una sociedad cambiante y dinámica.  

En esa lucha constante por el bien común, recordemos que hoy en día, las batallas se ganan con el poder destructivo del más fuerte, o bien, con la habilidad de los generales de saberse adaptar a las circunstancias para que con pequeños avances tácticos, día a día se acerquen más al objetivo. Yo opto por lo segundo, los políticos mesiánicos tan de moda, no son lo mío.

Placer culposo: Escuchar a Sampha con su disco Process como para una cena lounge fresona y los  nuevos sencillos de Jarabe de Palo "Humo", Sabina "lo niego todo" y de Dylan "I could have told you" como para escuchar en soledad.  

Y claro, el placer culinario y etílico entorno a la posibilidad de un ver en familia un juego de americano para recordar.

David Vallejo

Nació en Tampico, Tamaulipas en 1979.  Es licenciado en Ciencia Política y Administración Pública por la UDEM, cuenta con maestrías en Política y Gobierno por el Colegio de Tamaulipas y Administración Pública por el INAP - IOUG. Actualmente estudia la maestría en Comunicación política y Gobernanza y es doctorando en Ciencias Sociales. Ha sido funcionario y profesor, comprometido con la buena política y la naturaleza, hombre de familia, melómano y lector.

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