"Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía” Simón Bolívar.

LO CLARO. El poder público, tiene una sola y única función: servir a la sociedad.

No obsta lo dicho, para que el individuo que atiende una responsabilidad pública, sea ‘enamorado’ por los cantos que rodean a la potestad emanada del mismo encargo. Es decir: existen algunos casos documentados del abuso del poder en el ejercicio –es ironía el término de ‘algunos’-.

Por tales razones, es considerado que cada autoridad o poder gubernamental (local, estatal o federal) cuente a su vez con un órgano a donde el ciudadano ordinario logre interponer un desacuerdo en relación al ejercicio del funcionario público.

El Poder Legislativo de Tamaulipas hace lo conducente. El Presidente de la Jo.Co.Po. Diputado Carlos García Glz., establece la creación de la nueva área ‘Quejas y Responsabilidades’ cuya función es vigilar precisamente la honestidad, la imparcialidad y eficiencia de cada servidor público de ese Poder estatal. Que sirvan a la gente…

LO CLAROSCURO. Concatenado al tema de hoy.

Desde la instalación de los primeros gobiernos en el México de la colonia, los que llevaban la representatividad de ser presidentes municipales eran personas sencillas, del pueblo; que recibían el visto bueno de los ricos hacendados. Aquellos solo imponían su voluntad y se ejecutaba a través de los mandos locales a su servicio.

Así se establecerían tras la revolución, los partidos políticos de los que surgían los mismos cacicazgos; que emulaban a lo que sugerimos en primera instancia. Un poder tras el poder.

De pronto, al finalizar el segundo milenio en la era cristiana, los mexicanos comenzamos a dar muestras de hartazgo sobre los malos gobiernos y dio paso a las primeras alternancias políticas.

Quedaba en descrédito la frase “gánale al PRI”. El razonamiento en el voto, indicaba que la democracia llegaba junto con la modernidad.

Pero pronto le ‘entendieron’ los que llegaron a tomar poderes estatales, federales y locales, con otras siglas. Los mismos políticos cambiaban su propia identidad, al punto que los votantes no distinguían a qué corriente seguían el día de las votaciones.

Se pulverizó la democracia. Y todo siguió igual.

Pero hay razones para creer que la ciudadanía realmente empoderó su participación. No. No hablamos del ‘Bronco’, extraído de las filas priistas; ni del Peje de la misma sangre política.

Hay otro par de ejemplos que sin mucha popularidad en medios, parece que hacen la transformación que su misma sociedad les encargó hacer.

No. Mucho menos es el ‘Cuau’ y sus huelgas de hambre.

Con mayor difusión, el gobierno municipal de Morelia, Michoacán, habla de los logros de un gobierno independiente. Que ha sabido disminuir la deuda pública que recibió en un 50%. Y otros alcances de modernidad, que seguramente ya le llegaron a usted por las miles vías de comunicación de las redes sociales.

El ejemplo al que referimos hoy, es a Cherán, del mismo Estado, Michoacán.

Municipio purépecha de menos de 20 mil habitantes, cuya integración de gabinete municipal (cabildo) está realmente conformada por ciudadanos ‘de a pie’.

El Consejo Mayor de Gobierno “Keris” -así se denomina-, desconoció el sistema de partidos desde hace algunos años y mediante usos y costumbres, realizan las obras que el municipio reclama; vigilan el orden y la paz social (no hay delincuencia); fomentan la educación, la cultura y el deporte… y progresan en armonía.

Sería momento oportuno de tomar ejemplos.

COLOFÓN. Dijo alguna vez el genio de la comicidad en el cine, Mario Moreno “No sospecho de nadie… pero desconfío de todos”.

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@deandaalejandro

HECTOR ALEJANDRO DE ANDA CORTEZ

Colabora en medios impresos y en portales informativos electrónicos. La Columna Claroscuro se publica desde 2007

La columna Claroscuro se publica desde el 2007 en los mismos medios, trisemanal.

Especialmente tocamos temas económicos y de política en general.