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No me gustan las selfies

Por: Carlos Santamaria El Día Domingo 22 de Enero del 2017 a las 13:06

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Como fotógrafo de hace muchos años –desde 1979-, he de confesar que no me gustan las selfies, porque pienso que no tienen nada de fotografía y sí mucho de vanidad, o de la intención de recoger un registro de algo en lo que queremos aparecer.

Las selfies, fotográficamente hablando, y desde una perspectiva personal, no tienen un ápice de composición fotográfica, y tienen también una anomalía en cuanto a su concepto: son tomadas desde muy arriba, en un ángulo de contrapicada que poco o nada ayuda a la gente que, ansiosa, busca lograr una vista del sitio o grupo en que se encuentra, sin importar la calidad de la imagen.

A veces, una cara grotesca en primer plano ocupa la mayor parte de la fotografía, y echa a perder la expresión de otros participantes, o el hermoso paisaje que pudo haberse visto.

No soy partidario de las selfies.

Y para ello, se utilizaban auto-disparadores, tripiés y otros elementos que nos permitían tener una buena foto del sitio en cuestión, del grupo en el que participábamos, sin tener que deformar una imagen/realidad que nos mata poco a poco a los que gustamos de apreciar la composición fotográfica.

Aquí, al columnista le encantaría contar con la opinión de José Luis Pariente Fragoso, un verdadero experto en temas de composición fotográfica, autor de un magnífico libro que, esperamos, tenga pronto una nueva versión/edición, para beneplácito de los que gustamos de la buena fotografía.

Hemos de buscar una adecuada forma de tomar fotos, así como de actuar en cada acción de nuestra existencia que tenga que ver con la simetría, la armonía y más.

Porque, finalmente, la composición fotográfica nos lleva a buscar la armonía entre cada uno de los elementos que componen la imagen, parar que cada uno, en su justa dimensión, tamaño, tono y contraste, tome el lugar que le corresponde y nos permita, en un todo conformado por cada uno de éstos, lograr y apreciar una muy buena imagen.

Es por eso que, sinceramente, no me gustan las selfies.

¿Qué es un recurso que a veces es único? Así es, pero nosotros viajábamos con un pequeño tripié de cualquier índole, que nos permitía sacar esa foto donde estábamos ahí, porque, también hay que recordar, los fotógrafos poco o nada parecíamos en las fotos que se tomaban de eventos, giras y lugares: éramos los del “click”  y pocas veces alguien nos sustituía.

Hay muchos debates sobre la fotografía hoy en día, porque se presentan controversias como el hecho de que cualquiera con un buen celular Smartphone puede hacer fotos y se cree fotógrafo.

Es tan irrisorio como pensar que cualquiera que sepa que existen las aspirinas funja como doctor.

Cada profesión tiene sus tesoros y sus secretos, que son velados a lo largo del estudio, y la composición fotográfica, rompe, desde nuestra perspectiva, con una selfie chueca, mal tomada, donde un primer plano pocas veces tiene la nitidez que reclama la fotografía de retrato, y que también, muy pocas veces nos ofrece la calidad que requerimos para identificar al grupo o lugar seleccionados para tal efecto.

Y pensamos que la vida es como una selfie: porque nadie puede pensarse único e indivisible y omnipotente: para desarrollarnos en este mundo tenemos que considerar nuestro sitio en el mundo y el de los demás.

Sería demasiado egoísta pensar que sin nosotros esto no camina bien.

Y es cuando pensamos que, antes de una selfie, hay que pensar que hay gente que nos puede ayudar a lograr la buena imagen, en este caso, de un recuerdo, y en la vida real, de una existencia libre de aspectos que estorban y dañan a los demás.

Las selfies, como la actitud egoísta, sirven para dos cosas, pues.

Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com

Carlos David Santamaría Ochoa

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.

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