La inconformidad social agudizada por el incremento a los precios de los combustibles y la energía eléctrica, que acarrearon un mar de aumentos en los servicios públicos, la canasta básica, medicamentos y (casi) todos los productos ofertados en el mercado, pretende apaciguarla el gobierno federal mediante la psicosis.

Pero es tan obvia su jugarreta, que nadie (con más de dos dedos de frente) se traga el cuento de que los protestantes públicos han cometido, en su cotidiana manifestación, actos vandálicos, aunque la anarquía sea hasta hoy el distingo de sus acciones.

Más no de su reclamo, por ser uno solo.

El mismo de los más/menos 130 millones de mexicanos, que, hasta la madre ya estamos de tanta corrupción, abuso, ineficiencia, simulación e influyentismo.

Cierto es que, en todo arroz hay prietitos. Pero de eso a que todos y cada uno de los inconformes sean delincuentes ¡en potencia!, como mal lo divulgan las huestes del señor de Los Pinos (en las redes sociales), la verdad se antepone a la mentira.

En la víspera, Enrique Peña Nieto ofreció un mensaje a la Nación.

Dijo, entre otras cosas, que comprende el enojo de la población, por el incremento el precio de la gasolina. Pero (aseguró que) de lo contrario otras medidas serían más costosas y dolorosas para el país.

Esto cuando en al menos la mitad de las entidades se desarrollaban manifestaciones públicas de rechazo por cuarto día consecutivo y, por lo menos en la Ciudad de México y el Estado de México, grupos porriles se dedicaban a saquear comercios, golpear gente, sembrar terror e incitar a una revuelta.

Sin embargo su embestida no produjo el efecto programado.

Y no, porque la sociedad aún analiza, aunque igual, desorganizada, cómo y cuándo apretar su movilización a partir del lunes próximo.

Pero pacíficamente.

Encuerados

Suman hasta hoy casi un centenar los comercios saqueados por los grupos de choque al servicio del Gobierno Federal, tan sólo en la Ciudad de México y en el Estado de México.

Lo afirmo porque tengo evidencias, hasta personales.

Ahí le va una sola:

En casa de un familiar –omito su identidad por razones obvias--, fue detenido un jovenzuelo que quiso destruir un negocio; y al ser capturado e interrogado dijo que lo habían contratado para en cinco minutos desde que lo ‘plantaron’ tenía que hacer un ‘desmadre’ con el rollo de protestar contra el aumento a las gasolinas.

Él dijo, también, desconocer la zona, pero traía la consigna de robar cualquier establecimiento y romper vidrios, puertas y golpear gente en al menos tres minutos, cuando su jefe apareciera y lo rescatara.

O esperar una patrulla policial.

La que llegó enseguida y lo subió bajo el argumento de consignarlo por vandalismo. Igual que al grupo de al menos 30 provocadores que, al punto, arribaron en un autobús.

¿A más de diez kilómetros del centro?

No supe más del sujeto. Pero los vecinos que capturaron a otros me comentaron que, al interrogarlos, ‘soltaron la sopa’ de que les pagaban y garantizaban su libertad inmediata.

Grupos de choque

El reclutamiento de jóvenes para disolver cualquier expresión que al Gobierno Federal incomode, no es nuevo.

Y regularmente se hace al través de actos vandálicos, por ser (ésta) la mejor forma de infiltrar cualquier movimiento para desintegrarlo.

En el siglo pasado, ocurrió cuando la llamada ‘Guardia blanca’ logró infiltrar agentes que se ganaron la confianza y traicionaron a los jóvenes que en 1968 intentaron derrocar al presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Y, en 1971, surgieron ‘Los halcones’, que se infiltraron para impedir, que la asonada de entones, prosperara.

En ambos casos las movilizaciones rebasaron al Gobierno.

Igual que ahora.

Y también, las dos insurrecciones, fueron abatidas violentamente.

Hoy de nuevo se recurre a los grupos de choque, considero.

Sobre todo porque Enrique Peña Nieto advierte una asonada social tanto o más que las del pasado, aun cuando su complicidad, con Acción Nacional (PAN) y los grupos de interés que lo sostienen en el cargo, sea para darle en la madre a mi país.

Por eso y más me uno al rechazo de una protesta violenta.

Quehacer fecundo

Los trabajos de limpieza pública, reparación de baches y zanjas, así como de pintura a los cordones y señalamientos viales, la recolección de basura, conservación de áreas verdes y la colocación de luminarias, que cotidianamente realiza la Presidencia Municipal de Victoria, han causado buena impresión entre los más/menos 400 mil habitantes de la localidad, según observo.

Y aunque no toda la comuna participa con el mismo entusiasmo que el Alcalde, sí me queda en claro que Óscar de Jesús Almaraz Smer está entregado a recuperar el reordenamiento local.

Hasta donde sé, su administración ya concretó la adquisición de camiones para ofrecer un servicio óptimo de limpia, unidades para prevenir delitos (conocidas ahora como de acercamiento) y vigilar el tránsito vehicular, e inclusive equipo; así como diseña estrategias de seguridad y supervisión involucrando a la sociedad en su conjunto, pues de esa forma sería más pronta la solución de la problemática.

Al mismo tiempo y en tan sólo 100 días ha gestionado en la Cámara de Diputados mayores recursos para atender la infraestructura urbana, a fin de que el menor tiempo posible la modernización quede reflejada acá en su tierra natal.

Pero no actúa por la libre, ya que cada paso que da refleja sincronía con el Gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca –esto habla de su institucionalidad--, quien suele invitarlo a cada evento que preside, por su investidura propia, aquí en Ciudad Victoria.

Por esto y más, aquí ambos se han ganado (a pulso) el respaldo de sus gobernados, contando siempre con la colaboración del gerente de la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Comapa), Gustavo Rivera Rodríguez, quien le garantiza a los usuarios un eficiente servicio.

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Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.