Saludando nuevamente a los amables lectores de esta columna; el día de hoy tendremos que tocar el tema de moda: La elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de América. Podremos o no estar de acuerdo con la retórica de este hombre, cuestionado por muchos, pero al final de cuentas, el Señor ha sido elegido. Escuche por radio el pasado jueves, las entrevistas a los presidentes de los tres partidos políticos del País, hablando acerca de la necesidad de establecer nuevos caminos en la relación bilateral, la necesidad de establecer cabildeos, etc., etc., etc.; Sin embargo no escuche a ninguno de ellos, hablar de establecer una nueva relación con los habitantes de este sufrido y hermoso país.

Por otro lado, escuche más tarde a un empresario mexicano, de origen libanes, con más de 100 años de vivir su familia en México, generador de empleo y de trabajos, hablar de la necesidad de impulsar nuestra economía, de mostrar al mexicano honesto, trabajador, de mostrar al México con riqueza cultural, turística, gastronómica, de la necesidad de abrir nuestra economía a los demás países del mundo, de fortalecer nuestro mercado interno a través de la producción  y consumo de productos y alimentos de origen mexicano.

Dos visiones de nuestro país; una sustentada en la política, por personas que, a través de su  desempeño, se han encargado de desprestigiar a la función pública; Ejemplos tenemos muchos, comaladas de funcionarios que tras su paso por administraciones, salen más ricos que un jeque árabe, y otra visión, sustentada en el esfuerzo diario por generar trabajo y riqueza, dando oportunidad a cientos de mexicanos para tener una vida digna, un empleo y una remuneración que les ayude a dar una mejor vida a sus familias. Personalmente, opto por la segunda.

Pero, a lo que iba es a que si bien una visión y otra se contraponen, gobierno, empresarios y el mexicano común, debe dar ahora su mejor esfuerzo, en aras de que la situación política y económica no golpee mas, donde más duele, en la mesa. Infinidad de programas de apoyo a quienes menos tienen, deben  ser evaluados, depurados y que lleguen en realidad a quienes lo necesitan, y que no lleguen nada más por ser afiliados a un partido político o a un grupo social que presiona en busca de mejores condiciones para sus agremiados, pero quienes realmente se despachan con la cuchara grande son sus “lideres”.

En este momento hay dos caminos, el primero, de sumisión, pesimismo y burla, ante el vendaval, que se avecina, esperando que la tormenta pase, la cual podría durar cuatro u ocho años, y el segundo, de revisión de nuestras políticas internas, de revisar nuestro actuar como mexicanos, de aprovechar nuestras riquezas económicas, culturales, turísticas, gastronómicas, para hacer de este un México Grande, aprovechando, a diferencia de otros, nuestra multiculturalidad y nuestra historia.

Tamaulipas, como estado frontera, debe aprovechar lo anterior; Nos hemos convertido, en los últimos decenios, en un estado receptor de migrantes y de inversiones; Nuestras autoridades deben de mirar el potencial productivo y económico que este estado tiene; debe impulsar la economía, proveyendo los instrumentos y técnicas necesarias para crear polos de producción local y regional que fomenten la producción agropecuaria a baja escala, necesaria para abastecer a los mercados con productos locales y frescos, accesibles a la población y fomentando así una cultura productiva y solidaria que mejore las condiciones económicas de las familias tamaulipecas.

Hay sucesos, como la elección norteamericana, que no está en nuestras manos influenciar o modificar; Lo que sí está en nuestras manos es actuar y trabajar, día a día, con la esperanza de tener un mejor nivel de vida, heredarles a nuestros hijos un mejor lugar para vivir, y construir un estado y una nación que se vea menos afectada cada vez que las bolsas tiemblan y el dólar se revalora.

Porque al final del día, lo importante, lo que realmente se valora, es ver y observar que el trabajo diario, nos ennoblece y nos hará más grandes, social, cultural y económicamente hablando, más allá de cualquier clase de discurso ofensivo que podamos escuchar.

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Editorialista en HOYTamaulipas