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Es la economía, estúpido

Por: Gladys F. Pérez El Día Miercoles 09 de Noviembre del 2016 a las 15:24

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El desconcierto luego de que se diera a conocer que el Presidente número 45 de los Estados Unidos sería Donald J. Trump fue avasallante. Los medios de comunicación en México, y en el resto de los países del mundo no cabían en su asombro. Los trackings y sondeos pronosticaron un panorama completamente distinto, daban a Clinton una ventaja de entre 4 y 6 puntos en la intención de voto. Entonces ¿Qué fue lo que pasó? Vamos por partes.

1.- Los grandes perdedores de la elección: las encuestadoras y los ciudadanos

Todos los medios serios en Estados Unidos, así como la gran mayoría de los medios internacionales proyectaron un escenario electoral con Clinton como vencedora en la contienda con un estrecho margen de diferencia con Trump. Pero una vez más, las encuestas fallan ante los ojos del mundo, lo mismo sucedió con el Brexit y con el referendo por la paz en Colombia.  No es sencillo explicar este margen crucial de error que tuvieron casi todas las casas encuestadoras en estas elecciones, tiene que ver con una intención de voto oculta, tiene que ver con la metodología utilizada para obtener las respuestas con cuestionarios disfuncionales para los contextos políticos actuales, tiene que ver con el muestreo y con la premura con la que se publican la mayoría de los hallazgos, tiene que ver con el prestigio de las casas encuestadoras, con los medios que publican las encuestas, con quien paga los sondeos… Es por demás un fenómeno que requiere estudiarse a detalle y que sin duda derivará en la pérdida de credibilidad de estos pronósticos.
Otro hecho es que los votos a favor del cierre de fronteras, del proteccionismo económico, de las rupturas diplomáticas, y por supuesto, del populismo detrás de Trump, lejos de traer resultados “de cambio”, conllevan a panoramas políticos y económicos inciertos e inestables y con esto, los principales perdedores son los ciudadanos.

2.- La Maquinaria es buena, el problema son los maquinistas

Muchos atribuyen este resultado a un debilitamiento en las democracias modernas, a una crisis democrática. Esto es parcialmente cierto. Institucionalmente, la democracia es un sistema que a lo largo de 2000 años se ha venido puliendo y adaptando a la evolución de las sociedades. Es un sistema que en la teoría carece de fallas estructurales, el problema radica en que los pesos y contrapesos que las democracias modernas requieren, son ficticios. En la participación ciudadana por ejemplo, no existe un involucramiento constante de la ciudadanía en los fenómenos políticos del día a día.

En Estados Unidos, el periodismo crítico tampoco hizo su trabajo. No informaron a la gente clara y oportunamente sobre las implicaciones reales que traería consigo elegir a un demagogo sin un plan político estructurado como el próximo Presidente. Los ciudadanos americanos se guiaron por el discurso antisistémico y por el miedo. No se les dotó de herramientas cognitivas suficientes para comprender las consecuencias de elegir a Trump en su país y en el resto del mundo.

En síntesis, la maquinaria de la democracia es buena, el problema radica en los “maquinistas”, o sea en sus actores.

3.- Es la economía, estúpido

Fue en la elección de 1992 en Estados Unidos, cuando James Carville popularizó la frase “It’stheeconomy, stupid” (Es la economía, estúpido). El prestigiado estratega de la campaña de Bill Clinton, creó esta frase para dirigirse enfáticamente al mensaje rector de su campaña: La economía. Mensaje al que había que alinear la comunicación del candidato en todo momento y en todos los medios. En ese tiempo el país sufría una fuerte recesión económica producida por la Guerra del Golfo, por lo que la economía dolía mucho entre los ciudadanos. Esa fue la marca de la campaña, ese fue el mensaje principal, ahí dirigieron los esfuerzos y Clinton ganó la contienda.

Hoy nos encontramos en el mundo ante un panorama de una profunda desigualdad económica. La distribución del ingreso es insultante. Ha producido una gran inconformidad social y un hartazgo común que se ha canalizado en contra de los primeros responsables a señalar: los gobiernos. De ahí el segundo común denominador entre Brexit, referendo en Colombia y Trump Presidente, el estancamiento de la economía de la clase media trabajadora.

Ante un escenario donde la remuneración de muchos los trabajadores hoy es menor que hace algunos años, con menos prestaciones, en un contexto donde las  grandes plantas que ofertan trabajo se trasladan a otros países donde la mano de obra es más barata, o simplemente donde la tecnología ha suplido el trabajo de cientos de obreros, lo más sencillo para el ciudadano es culpar al gobierno y a la oleada de inmigrantes que “amenaza” con acaparar los pocos empleos dignos que ofrece el país.

Es por esto que incluso muchos latinos resienten la llegada de más inmigración. Temen por sus trabajos, por más precarios que éstos sean. A nadie le gusta que le toquen el bolsillo. A nadie le gusta el estancamiento económico. Y los castigados de hoy, ante esta enorme brecha de desigualdad están siendo los gobernantes, el status quo, el establishment o como lo quieran llamar.

4.- La educación cívica

Una de las grandes críticas a los referendos, es que obligan al ciudadano promedio a sintetizar fenómenos políticos demasiado complejos en un simple “si” o un “no”. Cuando estos ciudadanos carecen de las herramientas cognitivas necesarias para tomar la mejor decisión para el bienestar de la mayoría, es precisamente cuando se toman las peores decisiones. Analicen la radiografía del votante que favoreció al Brexit, al “no” en Colombia, a Rajoy y a Trump.

No logramos terminar de entender que la democracia no se limita exclusivamente a las elecciones. Vivir en una democracia funcional, implica participar constantemente en los asuntos públicos. Implica participar activamente durante el periodo de gestión del gobierno en turno, generando movimientos sociales que funcionen como contrapeso a las arbitrariedades, a la corrupción, al desvío de recursos, etcétera.

Pensar que “toda mi participación ciudadana” se reduce a castigar a los gobiernos en una elección es ignorante, es destructivo. Creer que habrá una persona como Trump que llegue a poner orden por sí solo a un país con tantos fenómenos sociales, demográficos, económicos y políticos tan complejos es ingenuo. Mentalidades así son las que le abren la puerta a los nuevos populismos.

5.- El voto emocional y el populismo

Trump trasladó la telepolítica al terreno de las campañas. Fue un showman llamando la atención del mundo. Eso fue muy ingenioso. Navegando en el terreno de lo políticamente incorrecto, él y su equipo de campaña sabían que su discurso despertó en sus simpatizantes un sentimiento que por mucho tiempo permaneció oculto. Hablaron de lo que nadie se atrevía a hablar en público, utilizaron el mismo lenguaje coloquial de su público objetivo, armaron muy bien al personaje de Trump, este outsider, antipolítico y hábil empresario que venía a acabar de una vez por todas con el establishment. Y sin duda en su narrativa precisaron también muy finamente a su villano.

El discurso antisistémico de Trump que canalizó un sentimiento de miedo de la gente a seguir con más de lo mismo, con las mismas oportunidades, con los mismos empleos, con la misma economía pudo más a la hora de votar. La retórica de Trump movía también, sentimientos racistas, antimigrantes, de exclusión a las minorías. Propuso imponer un pseudo nacionalismo imperialista como solución de tantos y tan delicados temas, sin mayor sustento ni estructura. Trump vendió demagogia, vendió populismo y más de la mitad de los votantes decidieron comprar su discurso.

Aquí es donde debemos tener mucho cuidado los mexicanos. La  fricción generada ante las consecuencias del neoliberalismo en el mundo, están preparando el entorno perfecto para la insurgencia de candidatos populistas y ningún país está exento. En Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos y Latinoamérica, han surgido ya estas figuras. Más nos vale aprender de los errores del país vecino y de los errores de otras naciones antes de que aquí sea demasiado tarde.

Gladys F. Pérez Martínez
Guadalajara, Jal.
gperezm@live.com.mx
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Gladys Fabiola Pérez Martínez
Consultora de Imagen y Comunicación Política.

Lic. en Ciencias Políticas y Gestión Pública por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) en Guadalajara, Jalisco, México.

Máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política de la Universidad Camilo José Cela de Madrid.

Experto Universitario en Comunicación Política e Institucional de la Universidad Católica de Murcia, (UCAM)

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