Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Los sacerdotes católicos hemos sido víctimas de robo, asalto y hasta asesinato, pero no hay miedo a ejercer su labor aunque con las debidas precauciones, indicaron por separado los padres Antonio Anderson y Rogelio Lozano Alcorta, de la Diócesis de Nuevo Laredo.

Esto tras el asesinato en Poza Rica, Veracruz, de los sacerdotes Alejo Nabor Jiménez y Alfredo Suárez.

El sacerdote Anderson, cuya iglesia se ubica en el poniente de la ciudad, afirmó que “los que promovemos la paz no estamos en peligro, el sacerdote no está en peligro”.

“Nuestros hermanos que andan en el crimen organizado son nuestros hermanos y yo los amo, son mis hermanos, yo busco el bien de ellos y ellos lo saben”, añadió.

Más previsor se mostró Rogelio Lozano Alcorta, auxiliar de la Catedral del Espíritu Santo, al puntualizar que se debe tomar en cuenta “con quien convives, donde vives y qué haces”.

“Esto tiene que ser un llamado a la conciencia y al corazón de todos nosotros, no se centra solamente en la gente que delinque, se centra también en nosotros mismos, en nuestras necesidades de cómo vamos realizando y llevando a cabo nuestro ministerio”, apuntó.

Cabe resaltar que el Papa Francisco envió, desde Roma, sus condolencias a los religiosos y feligresía mexicanos.

.