Algo demoniaco ocurre con la compleja personalidad de ENRIQUE PEÑA NIETO, el presidente de México más cuestionado de la historia azteca, quien hoy dio un viraje a su mandato presidencial, haciendo renunciar a LUIS VIDEGARAY, su Secretario de Hacienda.

Un mundo de cosas ocurren en el país, pero más están por ocurrir.

Lo impensable es lo que hoy ocupa las planas mayores de los diarios de México y del mundo, a raíz de que el presidente invitó a DONALD TRUMP a México, el país más vilipendiado por el candidato presidencial republicano de Estados Unidos, y quien ha condenado homofóbicamente a los mexicanos.

De la prevalencia de un demonio, pasaron a ser dos, Peña y Trump.

Ambos peligrosos en grado superlativo.

Por un lado ENRIQUE PEÑA NIETO, un gobernante hiper cuestionado por sus ínfulas de tirano y represor, y por otro, la personalidad extraña de un hombre a quien se le compara –por sus incendiarios discursos racistas y xenofóbicos- con ADOLFO HITLER, el causante de la muerte y desaparición de 8 millones de judíos.

Sin contar los cerca de 4 millones de alemanes que murieron en la segunda guerra mundial, y cuyo trágico colofón ocurrió justo el día que el ejército ruso entró victorioso a Berlín, en tanto Hitler y Eva Braun –a esa misma hora- se suicidaban, uno (Hitler) con cápsulas de cianuro y un balazo en la sien, y otro (Eva Braun) con una solitaria cápsula de cianuro.

Eva Braun no alcanzó a pegarse el tiro, de tan poderoso que significó para ella tragar de un golpe la dosis de veneno.

Pues bien, la apología entre HITLER y TRUMP la escribimos aquí con toda la intención, intentando con ello describir el halo de muerte que ronda la demoniaca personalidad tanto del estadounidense cuyos orígenes están en Dublin,  Irlanda, DONALD TRUMP y el austriaco, ADOLFO HITLER.

Empero continuemos.

Todo eso no bastó para convencer a Enrique Peña Nieto del fuerte peligro que significaba –para su investidura presidencial y para su tan degradada fama- invitar al candidato republicano a México, a conversar en privado en tanto la prensa internacional aguardaba impaciente metida como sardina en una reducida sala de prensa en Los Pinos.

Al fin lo hizo con las fatales consecuencias que ya todos sabemos.

La indolencia de un presidente mexicano tirano, arbitrario y opresor, quedó manifestada ese día.

Desde entonces el fantasma del odio, el maquiavelismo perverso y la alta traición persigue a ENRIQUE PEÑA NIETO como tenebroso fantasma.

Hoy con el desenlace sabido por todos, de la renuncia como Secretario de Hacienda de LUIS VIDEGARAY, se confirma que no hay mal que se quede sin castigo.

Una inmensa mayoría de los diarios del mundo atribuyen la renuncia de Luis Videgaray al hecho de que él habría sido el autor intelectual de la visita de Donald Trump a México, misma visita que despertó un insólito sentimiento nacionalista y de rechazo en todos los mexicanos.

Trump ha hecho cera y pabilo de la dignidad de los mexicanos, llamándolos criminales, violadores y ladrones.

Es así como uno y otro, Peña y Trump van en carrera paralela a hacer lo políticamente incorrecto.

Si a esto añadimos la sorprendente entrevista que CARLOS MARÍN, director editorial del Diario Milenio, le hizo al presidente Peña Nieto en Canadá mientras volaba a China al encuentro con el Grupo de los 20 países más poderosos del mundo, confirmamos entonces que el mundo está al revés.

En esa entrevista ocurrió lo impensable. Carlos Marín retó a Peña Nieto a contestar, ¿Por qué invitó a Donald Trump a Los Pinos, sabiendo que es un personaje odiado por todos los mexicanos?

El tonto, tonto pero no tanto ENRIQUE PEÑA NIETO se sacó de la chistera un mundo de argumentaciones baladíes, burdas y absurdas, mismas que acabaron por no lograr convencer a nadie.

Entre tanto CARLOS MARÍN se desgañitaba casi al grado del colapso nervioso y del ataque al miocardio, por hacerle entender que su imagen anda por los suelos y el país va en caída libre.

Peña Nieto por su parte repitió seis o siete veces lo mismo, comportándose como un barato demagogo de barrio de nueve esquinas, sin ofrecer más argumentación que “lo que yo hice fue defender a los mexicanos”.

Carlos Marín sorprendió a sus oyentes pues su comportamiento en general había sido de “palero” del gobierno federal, y más particularmente de Peña Nieto. Esta vez fue totalmente al revés.

La entrevista es digna de ser vista y analizada. Ha sido miles de veces replicada en Facebook, quizá por su contenido didáctico y también porque en el video –que dura unos 40 minutos- se ve a un Peña Nieto descompuesto, totalmente descompuesto del rostro, ante la osadía de cada pregunta hecha por el periodista Marín.

Bien, hasta aquí con eso.

Es hora de pasar a otro tema.

Y nos remitiremos a sucesos del Mante.

Condenar a ex priístas por montarse en los vientos de cambio promovidos por el Partido Acción Nacional a raíz de que Francisco García Cabeza de Vaca ganara la gubernatura de Tamaulipas, no parece ser justo. 

Pero tales críticas aparentemente no resistirían una andanada de sólidos argumentos.

En redes sociales parece estar en boga una campaña promovida por santiguados milites del PAN contra ex priistas que -por buena suerte- están hallando espacio en gobiernos municipales del PAN, y que dominarán el espectro político desde el 1 de octubre próximo.

Tales campañas contra ex priistas no las consideramos justas, por ningún motivo.

Remitamos el hecho a 4 o 6 meses atrás, cuando el PAN buscaba -en plena campaña electoral, mediante sus operadores políticos- a militantes del PRI invitándolos a creer en los vientos del cambio. 

Pero tal invitación no era gratuita; por el contrario, conllevó un costo. 

Y ese coste fue incluirlos en gabinetes de gobiernos municipales y del estado, si es que Acción Nacional ganaba las elecciones.

Tal como ocurrió.

Fue entonces cuando Acción Nacional convenció a miles de votantes ex priistas para que votaran por las fórmulas del PAN.

Estos ex militantes del PRI, que por alguna razón ocultaron sus intenciones de voto, a la postre jugaron un rol importante en los resultados electorales. 

Hoy es fecha que empezarán a ser recompensados…

Aquellos ex priístas (cuya intención de voto era secreto, aunque público en otros casos) pagaron el precio soportando burlas de parte de un acomodaticio PRI, aunque no desistieron nunca. 
Se la jugaron con el PAN. 

Habían entrado al juego de la ruleta rusa y debían llegar hasta el final.

Hoy que su osadía rinde frutos y están a un paso de gobernar invitados por alcaldes electos del PAN, ven sus whatsapp repletos de mensajes, de aquellos priístas que en algún momento les dieron la espalda: 

Expresiones tales como: "Echame la mano, dile al presidente (Juan Francisco Leal Guerra, presidente municipal electo del Mante) que me tome en cuenta en su gobierno"
Hipocresía pura, pues. 

Eso se llama juzgar con doble rasero.

Repetimos: el PAN convocó en su momento -por medio de sus operadores politicos- a ex militantes del PRI a sumarse al cambio. 

Valientemente muchos de ellos dieron la cara. 

Pagaron un precio caro, buslas y denuestos. 

El PAN tiene hoy por ende una obligación moral con aquellos que invitó pues como dice la letra de una canción, "amor con amor se paga"…

Tener a Alejandro Guevara Cobos como líder del PRI de Tamaulipas sería -en todo caso- oda a la justicia.

Pues con el cataclismo electoral que aconteció el 5 de Junio, una especie de huracán azul que arrasó con el hoy defenestrado PRI, es lo menos que Enrique Peña Nieto puede hacer para intentar reivindicar a su partido.

Solo así salvaría el barco que está yéndose a pique.

Asolado por dedos índices acusatorios, Enrique Peña Nieto es, a decir de muchos, el único culpable del desastre electoral acontecido el pasado 5 de junio.

Nunca supo leer bien que el país se le estaba yendo de las manos, como cuchillo en mantequilla.

Y que la sociedad apartidista, a tales alturas, no estaba viendo culpable al PRI sino a su líder por antonomasia, Enrique Peña Nieto.

Concedió que un candidato impopular como fue BALTAZAR HINOJOSA OCHOA viniera a Tamaulipas de día de campo por 60 días, en presunta campaña para intentar ganar la gubernatura.

Por supuesto, a eso vino, a acampar pues con sus débiles argumentos y nulo peso específico, jamás iba a ganarle a un empoderado Francisco García Cabeza de Vaca, ganador a la postre.

Mientras que los aspirantes a gobernador que realmente pisaron territorio en forma extenuante, de pe a pa, de punta a punta, de extremo a extremo fueron hombres como Alejandro Guevara Cobos.

Al mantense el sistema lo dejó con un palmo de narices, lejos de la posibilidad de conquistar la ansiada candidatura. 

Hoy parecería que el destino quiere anularle la bofetada que le dio. Y quiere cambiarla por un mejor destino.

Cuestión de días u horas para que la dirigencia tricolor de Tamaulipas sea designada...

La invasión por tierra ya se dio; únicamente hace falta desplegar su poderío, hasta consumar la hazaña. 

Todo parece indicar que ALEJANDRO GUEVARA COBOS va por la dirigencia estatal del PRI de Tamaulipas y que estaría a un solo paso de lograrlo.

En breve Alejandro Guevara estará en El Mante, su tierra natal. 

Entrevistado vía telefónica dijo que estará aquí con motivo del tercer Informe de Gobierno del alcalde mantense Pablo Alberto González León.

Aunque hoy grabó una entrevista desde ciudad Victoria, el centro neurálgico político de Tamaulipas, desde donde envía señales de vida, de larga vida incluso.

Alejandro Guevara Cobos podría ser quien gane a fin de cuentas la dirigencia estatal del PRI tamaulipeco.

La invasión por tierra ya se dio; únicamente hace falta desplegar su poderío, hasta consumar la hazaña. 

Bien, por ahora es todo, nos vemos pronto.

Marco Antonio Torres de León

Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en CUTM, laboró en diarios como El Sol de San Luis. Inició en el diario La Opinión de Matamoros como reportero de deportes. Posteriormente trabajó como reportero de información general en Expreso de Mante en 1999, en Noticias del Sur (hoy Cinco Noticias, El Signo de Mante, El Matutino)