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Súper Man si existe

Por: Ricardo Hernández El Día Martes 06 de Septiembre del 2016 a las 11:29

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De todos los súper héroes que pasaban por televisión con el único que me llegué a identificar, fue con Súper Man, claro que hasta me soñaba volar como él; lo curioso del caso es que no veía por ningún lado a mi enemigo. Ese fue un dilema, porque conforme crecía de pantalones, seguía teniendo el mismo sueño y me hacía la misma pregunta: ¿por qué no podía ver a mi enemigo?

Cierto día, mientras me encontraba almorzando en casa, estaba viendo mientras tanto el comercial donde un hombre probaba un dulce de menta, en ese momento el hombre que ya traía una sombrilla preparada, empieza a elevarse debido a la frescura del dulce mentolado, la idea era que este hombre al probar el dulce diera la impresión de volar, la sombrilla causaba ese efecto considerando que la misma no se movía a casusa del viento.

Es decir, era el efecto de elevarse, en lugar de volar. Ese comercial causó en mí cierta inquietud, pues yo me consideraba un Súper Man; aunque tenía escasos ocho años de edad como para poder comprender la razón principal que me motivaba a soñar y querer imitar a ese súper héroe, lo cierto es que después de ver el comercial del hombre de la sombrilla, le pedí a mi madre que me prestara la suya-acto seguido-, me subí a la azotea de la casa.

Mi lógica me decía que mientras no hubiera viento, no iba a poder elevarme, pero en cambio, si podía bajar de la azotea lentamente sin causarme ningún rasguño. Abrí la sombrilla, ¡y me dejé caer al vacío! El dolor que sufrí en las piernas fue terrible. Ya siendo todo un hombre me seguía sintiendo volar en el sueño; ahora eso era para mí una estupidez.

Hasta que a mi madre se le ocurrió la idea de inquietarme al decirme que ese sueño lo tenía porque huía de mí mismo, el acto de volar era sinónimo de huir, de escaparme. Hasta cierto punto mi madre tenía razón, pero estaba seguro que no era por ese lado, Súper Man no huía, no se escapaba de nadie, yo no podía estar huyendo de mí. Una opción más era buscar su significado en el libro de los sueños. Una de las respuestas fue clave: “Vencer a los enemigos”, ¿pero quién era mi enemigo?

 Desde pequeño no lo había podido comprender. Mi madre intentó explicarme que al verme o sentirme volar, era porque yo huía de mí mismo, en lugar de decirme que yo  era mi propio enemigo. ¿Cuánto tiempo debió pasar para poder reflexionar en ese sueño tan común? Ahora comprendo su significado.

Dentro del propio ser, del hombre individual, existe una fuerza capaz de impulsar  el potencial, ese potencial se puede interpretar a través de ideas, cuando la mente activa el botón de la creatividad y busca el camino de la superación.

Nietzsche, por ejemplo, es el caso más solemne, al que se le tiene que saludar como a un general en esta teoría del superhombre, pues para este filósofo alemán el hombre es un ser miserable e inmundo, un ser a medio hacer, un puente entre la bestia y el superhombre, un paso de la pura animalidad a la superhumanidad. 

La vida humana, nos dice Nietzsche,  conlleva un grave riesgo: o vencer al hombre mediante la superación, o volver a la animalidad primitiva. Súper Man, el súper héroe de los cómics, es, aparte de un hombre invencible que lucha por la justicia, es el súper hombre que existe dentro de nosotros mismos, no como un símbolo simple y sencillamente,  o como una figura hacia afuera, sino más bien hacia adentro.

Algo dentro de mí gritaba, e imploraba, deseaba salir hacia afuera, pero por una razón especial. Ahora puedo decir, que ese súper hombre está en cada uno de nosotros, que sí existe, que podemos volar tan alto como nos sea posible,  tan sólo es cuestión de creerlo y repetirnos constantemente que somos invencibles, que somos de acero y que nuestro peor enemigo no es el vecino, no es el de la esquina, sino que se encuentra dentro de nosotros mismos.

El Súper hombre vence sus miedos, sus temores, y aquellos fracasos vistos y considerados por la mayoría de la gente, no son más que dulces experiencias, tesoro acumulado y listo para mostrarlo al hombre mortal, al hombre común. El Súper Man busca la superación del hombre, como lo dice Nietzsche, intenta trascender esa mentalidad mediocre, tradicionalista del hombre que no ha aprendido a evolucionar, a trascender.

Uno de los consejos de Alex Dey, y de Napoleón Hill, importantes motivadores internacionales, es referente al poder de la sugestión, cuando nos dicen que “empezamos fingiendo y terminamos creyendo”. Ello en razón de que debemos creer que somos un Súper Man, que sí existe dentro de nosotros, que tenemos tanto poder como para hacer cosas creativas, a la manera como lo expone el conferencista Omar Villalobos, al explicar la siguiente anécdota.

Salvador Dalí le enseña a su madre un dibujo de primaria. La madre al ver el dibujo le expresa a su retoño: “¡Pintas como sólo los dioses lo saben hacer!”, Omar Villalobos, comenta: “Salvador Dalí se creyó Dios y creó el surrealismo”. El Súper Man, o Súper Hombre, se puede manifestar de cualquier forma, en diferentes contextos. Los Cómics de súper héroes fueron creados por ciertas razones, estoy seguro que no con fines comerciales precisamente, sino que todos llevan una filosofía, una enseñanza.

 

 

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.

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