La toma de decisiones de la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos Hillary Clinton, tiene poco que ver con la coyuntura política y económica de México, tampoco determinará aceptar una invitación por simple cortesía o diplomacia internacional.

En las campañas políticas profesionales que desarrollan en Estados Unidos (como en ningún otro lugar) escuchan el asesoramiento del único agente político que no miente “Los resultados Estadísticos”. El vecino del norte, no solamente ha desarrollado las metodologías de investigación política más certeras y adaptadas al mundo moderno, también han realizado con éxito una sinergia entre los resultados estadísticos, las estrategias de comunicación y la toma de decisiones. Como bien lo documenta Sasha Issenberg en su libro -The Victory Lab: The secret Science of Winning Campaigns- en donde presenta en su contenido el desarrollo de la gran mayoría de investigaciones políticas sociales llevadas a cabo en EE.UU desde principios del siglo pasado hasta la actualidad.

Una campaña electoral decente identifica cuales son los distintos grupos que conforman el mercado electoral y que no han definido por quién votarán, en otras palabras quienes sí podrían ser persuadidos (voto indeciso y sus derivados), después los clasifica dependiendo quienes representan factores de éxito para los objetivos de campaña.

Una vez identificado el mercado electoral a quien se dirigirá una estrategia específica se da paso al conocimiento del mismo ¿Dónde está? ¿Cómo piensa? ¿Qué piensa? ¿Qué le gusta? ¿Cómo evalúa a los candidatos? ¿Cuáles son sus necesidades, expectativas y aspiraciones? Etc. Con ésto no preciso que toda el área de mercadotecnia y comunicación se dirija exclusivamente a ellos. De manera paralela se realiza una estrategia que englobe al conjunto en el mensaje rector, asimismo el cuidado y procuración del voto estructural del partido.

Uno de los factores de éxito electorales que han ganado especial importancia es el voto de las minorías, el cual se ha vuelto determinante a la hora de elegir presidente en EE.UU, en especial el voto latino, no solamente por ser el subgrupo más nutrido dentro de las minorías, sino por su constante crecimiento demográfico y sus proyecciones a mediano y largo plazo mismo.

Así que la decisión de Hillary sobre venir o no venir a México, no fue tomada a la ligera y tuvieron que tomar en cuenta algunos factores como los siguientes: 1) La popularidad de Enrique Peña Nieto con los paisanos que sí pueden votar en el país vecino, 2) La imagen que proyectará al venir segunda tras Donald Trump, 3) El tiempo de campaña invertido en México y no en los Estados claves (el recurso más valioso de campaña), 4) La posibilidad de perder el voto del ala moderada de los republicanos y 5) Evitar abordar temas sensibles como el Tratado de Libre Comercio.

En el transcurso de una campaña política es significativo realizar una evaluación de riesgos y oportunidad para identificar cual es el camino que mayor rendimiento electoral representará para el proyecto, dar un paso en falso puede significar un retroceso en la identificación propia del candidato con los votantes, sobre todo cuando la acción carece de coherencia con nuestras posturas y mensajes, algunas veces irreversible.

Cenizas de la revolución: Al parecer el equipo que aconsejó a EPN recibir a Donald Trump en Los Pinos no realizó siquiera un borrador sobre pros y contras a lápiz, hoy simplemente desean justificar sus decisiones con base a un discurso sofista, ahí radica el verdadero agravio al pueblo mexicano, cuando subestiman la capacidad del mismo para identificar la incompetencia y soberbia de un gobierno. Es evidente que no entiendan sobre evaluación de riesgos, pero a éstas alturas deberían ser expertos en control de daños y de crisis, tristemente no es así ¿seguirán practicando?

Sandro Cappello

Es Director de Investigación Político Sociales en Consultores y Asociados ESTATAM, con presencia en el noreste de México. Además es docente a nivel Maestría.