El domingo 5 de junio varios gobernadores perderán el poder y hasta la firma en la chequera. Acostumbrados a transformarle la vida a sus amigos y destruirle la vida a sus enemigos, esa noche se verán abrumados con los resultados: si gana su gallo o gallina todavía tendrán energía para defenderse de las olas de críticas y reclamos que se les vienen; pero si pierden hasta en la cárcel soñarán, si es que pueden dormir para el lunes 6.
Están en disputa 12 poderes ejecutivos, 388 diputados locales, y 548 ayuntamientos. Las entidades que están en juego acumulan el 24.8 por ciento del Producto Interno Bruto nacional, representan el 31.8 por ciento del electorado y el 32.3 por ciento de la población del país.
Veracruz es la joya de la corona; encabeza los indicadores antes mencionados y nunca ha vivido la alternancia. Su todavía gobernador es una vergüenza para el Partido Revolucionario Institucional y su destino ya está escrito: gane quien gane, Javier Duarte irá a la cárcel. Es más, el Presidente de la República enviará un mensaje claro al no meter las manos por una verdadera "fichita" de la política contemporánea.
¿Pero qué será de los otros 8 tricolores? Carlos Lozano de la Torre, todo indica, tendrá que enfrentar el desprestigio y librar las revanchas hidrocálidas. Se antoja imposible que el peñismo lo rescate, ni mucho menos que le lance un lazo diplomático. Tampoco le hace falta a su partido. Es decir, el gobernador de Aguascalientes pronto será olvidado sino enfrenta un escándalo por corrupción.
César Duarte Jáquez, Jorge Herrera Caldera, Francisco Olvera Ruiz y Miguel Alonso Reyes llevan una buena relación con el huésped de Los Pinos y el primer círculo gubernamental. Unos serán enviados al extranjero a manera de premio, otros irán a la banca y los que pierdan la elección, pagarán los platos rotos.
Atención especial merecen Roberto Borge Angulo y Egidio Torre Cantú, el primero reconocido por el esfuerzo en materia turística y el segundo por su lucha constante en contra de los cárteles de la droga, que se disputan el territorio tamaulipeco, como paso obligado para introducir estupefacientes al gran mercado internacional. Que a nadie le sorprenda que sean llamados al Gabinete Federal.
Así como Duarte de Ochoa y Lozano, el gobernador de Tlaxcala está en serios problemas. Sencillamente nadie lo aprecia en el Gabinete y hasta "risitas" causa cuando se refieren a él.
En el caso de Rafael Moreno Valle, con el triunfo de Tony Gali, dedicará sus esfuerzos rumbo al 2018; mientras que Malova, que no tiene nada de opositor priísta, guardará las formas y pronto regresará a las esferas tricolores. ¡Quien podría tener el mismo destino que el veracruzano, es Gabino Cué Monteagudo! Sí, ese hombre que decepcionó hasta López Obrador, traicionó a su pueblo y se enriqueció, a través de Jorge Castillo.
Así está el futuro de los gobernadores salientes, caro lector.
*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRenteria
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