No acabábamos de escribir la colaboración del día anterior, cuando viene una lluvia bastante intensa en la ciudad y provoca inundaciones en los sitios de costumbre: Adelitas, FOVISSSTE, el Eje Vial, los Bulevares Adolfo López Mateos y Fidel Velázquez y otros puntos donde siempre hay agua en exceso.
¿La culpa? ¡Fácil! Las autoridades, así de claro y sencillo.
Son esas autoridades las que provocan que la lluvia intensa nos afecte a todos, y que tengamos que estar en casa o algún otro sitio sin poder movilizarnos. Esas negligentes autoridades.
Las autoridades que no sirven para nada, y que son las que tapan los drenes pluviales con basura que vemos a diario surgir de cualquier ventanilla de automóvil, donde un inconsciente, un niño falto de educación y formación cívica o un animal de los que no se les puede llamar más que “cerdo” tiran a diario en todo lugar, y propician que nuestras calles parezcan estadio en liguilla.
Son las autoridades las que ocasionan que saquemos las bolsas de basura y las tiremos en lotes baldíos o calles aledañas a nuestro domicilio, fuera de los horarios establecidos, con el pretexto de que “nunca pasa el camión”, pero sin quejarnos adecuadamente, pero sí, colaborando enormemente a ensuciar la ciudad.
Son las autoridades las culpables de que usted o yo tiremos la bolsa de golosinas a la calle, en el parque o cualquier sitio público, y son las autoridades las que van a ensuciar el cauce del Río San Marcos, que más que un paseo natural parece un chiquero, por la cantidad exorbitante de desperdicios que viene arrastrando desde donde nace su cauce, por la incivilidad de los habitantes de nuestra querida y amada Ciudad Victoria.
En lo personal no hemos visto a Fernando Méndez Cantú bajar su ventanilla para tirar desperdicios en vía pública, o al secretario del Ayuntamiento sacar a la banqueta los desperdicios del día. Tampoco al oficial mayor o al tesorero municipal voltear y vandalizar los botes de basura en vías públicas comunes, o en los parques como el Paseo Pedro J. Méndez, que luego de un supuesto domingo familiar queda como chiquero, como un basurero municipal, porque todos vamos al ligue, a divertirnos, a vandalizar, a bailar, pero nadie es capaz de tirar los desperdicios donde debe.
Son los funcionarios entonces los culpables de que las alcantarillas estén llenas de porquería, y los culpables de que la vía pública haya propiciado que aquella otrora Ciudad Limpia, Ciudad Amable desaparezca, dando paso al mugrero de capital con que contamos, y que los que la habitamos solamente estamos buscando un pretexto para culpar a alguien por nuestra negligencia, falta de cultura y civismo, por nuestra falta de educación social, pues.
Duele ver esos videos que subió un diario local, y algunos navegantes donde se ven los ríos –mares- de agua que amenazan con llevarse inclusive automóviles, y que hacen más peligrosa la ciudad, pero duele más saber que siempre buscamos un culpable, cuando somos nosotros los cochinos que tiramos desperdicios.
Cierto, la infraestructura de alcantarillado no es suficiente, pero no podemos culpar de todo a la autoridad, porque una ciudad la habitamos todos, y en ese sentido, somos corresponsables de lo que en ella sucede.
De tal forma que, quienes tenemos la culpa de las inundaciones, en una muy enorme parte, somos nosotros mismos, y es necesario ya tomar cartas en el asunto.
Exigir al presidente municipal que su administración haga lo que debe, pero exigir a cada uno de nosotros la colaboración para poder exigir.
No es justo ni moral pedirle a don Fernando que salga con la escoba a barrer las calles, y retirar el mugrero que dejamos a nuestro paso como el Ecoloco de aquella vieja serie infantil, y es tiempo de que nos hagamos responsables.
Al final, los ganones, los que saldremos mejor parados somos nosotros mismos.
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