Hace un par de días, aquí en Ciudad Victoria estuvo el dirigente nacional del membrete albiceleste, Ricardo Anaya Cortés alias ‘El Cerillo’, invitado por su amigo Francisco Javier García Cabeza de Vaca, para atestiguar el segundo debate entre los ocho candidatos a la gubernatura.
Y pese a la exhibida que al reynosense le dieron por ‘comprar votos’ mediante tarjetas de ‘compromiso electoral’ –este hecho constituye grave delito federal--, el recuento de sus antecedentes criminales y por haberse enriquecido ilícitamente, una vez concluido el encuentro, salió a defender lo indefendible, pues según él se trata de un individuo honesto y vertical.
¿Qué otra cosa podría haber aseverado Anaya Cortés si él mismo lo impuso como candidato, pese al rechazo del panismo tradicional?
De eso existe constancia clara; como igual del negro pasado político del ‘Cerillo’, quien acusa a los priistas de ser los únicos responsables del clima de inseguridad y del trance económico que vive el país.
¿Acaso su mala memoria le impide recordar que fue durante los dos regímenes presidenciales del PAN cuando el país se convulsionó porque Vicente Fox Quesada y Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, cada uno en su tiempo y espacio, no sólo solaparon el crecimiento delincuencial, sino que alentaron el fortalecimiento de los grupos afines a sus intereses.
Por si fuera poco ambos hicieron cuanto estuvo a su alcance para 1) frenar la producción del campo mexicano, 2) ahuyentaron la inversión del capital doméstico, y 3) le permitieron a las transnacionales desemplear a millones de trabajadores para importar mano de obra todavía más barata y con menores derechos laborales.
También los dos se confabularon con Elba Esther Gordillo Morales a fin de impedir el desarrollo educativo; pretendieron entregar a extranjeros el dominio del sector energético y hasta fracturaron gravemente al PAN.
El pueblo tiene memoria (¡claro que la tiene!), por lo que no se traga las mentiras que ‘El Cerillo’ dice.
Y menos cuando allá en su natal Querétaro, a Ricardo Anaya Cortes se le recuerda por su costumbre de comprar votos, reprimir periodistas, o prestarse al juego de avalar obras inexistentes para justificar gastos de la autoridad gubernamental.
Basta echarle una revisada a la hemeroteca queretana, para ratificar lo aquí dicho, en el entendido de que: ‘A los beatos, se les beatifica; a los santos, se les santifica; y… a las ratas, se les ratifica’.
Ni modo que sea cuento.
A la baja
Hasta donde sé, antes de cruzar la primera mitad de la campaña, en el equipo más cercano a Francisco García, se mantenía certeza plena de estar arriba en las encuestas –sólo en las que se ventilan públicamente--, con relación a Baltazar Manuel Hinojosa Ochoa; y muy por encima en lo que atañe al resto de sus pares.
Pero en las mediciones serias --las que no se dan a conocer, porque no convienen al retrasado--, Paco siempre ha estado abajo.
De cualquier forma, si tomamos como parámetro los sondeos hasta hoy divulgados, la simpatía hacia Baltazar ha crecido considerablemente y la caída de García, en el ánimo popular, va en caída, por al menos tres motivos:
1) Su lenguaje soez, bravuconadas y altanería;
2) Los vínculos que se le atribuyen con grupos delictivos promotores de su campaña, pues hasta la fecha no ha negado ni menos admitido, en público, su relación, pese a que hay en fotografías, supuestas evidencias de que estos mantienen aterrorizados a los pobladores de los municipios donde el voto verde es significativo; y
3) La mar de procesos judiciales que ha enfrentado, desde joven y/o casi niño, tanto en la Unión Americana como acá de este lado por delitos graves y/o gravosos.
Cierto es, sin embargo, que Tamaulipas requiere un cambio.
Pero un cambio para bien. Y no en reversa porque también significa un cambio, en la conducción de unidades automotrices.
De ahí la caída de Francisco en el ánimo ciudadano.
Discapacitados
El tema de los tamaulipecos con capacidades diferentes siempre me ha llamado la atención.
No desde el punto de vista médico. Pero sí, ante el comportamiento social, pues cotidianamente observo abusos en su contra, como ocupar, en los estacionamientos, los cajones destinados para ellos.
En la víspera, la señora Marcela Ronquillo de Hinojosa lo abordó, en apoyo a la campaña de su cónyuge (Baltazar), ofreciendo que durante el régimen de su esposo (si resultase electo gobernador de Tamaulipas) se creará un acuario para la ‘delfinoterapia’, que atienda a las personas que requieran una mayor estimulación en su cuerpo; la instalación de rampas que permitan un fácil acceso; más y mejores centros de atención múltiple para la educación especial en cada uno de los municipios.
“En el gobierno de Baltazar todos somos una familia; todos vamos a ser esa familia de amor que queremos para Tamaulipas. En Tamaulipas, en el tema de discapacidad, con su participación, se dejará huella. Se va a trabajar para que sus hijos tengan lo que ustedes como padres quieren para ellos. Y en mi tendrán una amiga y una aliada”, expresó.
Bien por ella.
Sobre todo cuando su proyecto es que todos los ciudadanos aporten al cuidado de sus semejantes, sin importar la desigualdad física.
Victoria, en puerta
En su andar cotidiano, Óscar de Jesús Almaraz Smer toca puertas y escucha las demandas ciudadanas --con el propósito de elaborar un plan municipal de gobierno--, como igual lo hace Arturo Soto Alemán.
Uno y otro recorren la zona urbana (son cerca de 500 colonias) y los ejidos, rancherías y congregaciones rurales, en un ambiente de respeto.
No se atacan personalmente, aunque sí fijan su posición partidista; y en claro dejan que les gustaría presidir el ayuntamiento para devolverle a este municipio la tranquilidad, limpieza, orden vial y los servicios públicos que se merece.
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