Una sabia decisión de la administración rectoral ha sido la de separar del cargo tan importante que ostentaba el aún líder del único grupo que caracteriza al porrismo en la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Gonzalo Hernández Flores dejó de ser titular de Servicios Escolares, aunque para desgracia de la comunidad universitaria, aún cobra como maestro de tiempo completo, empleo con el que tiene más de 20 años y no devenga, por dedicarse a aspectos políticos y más, cobijado por un grupo de incondicionales a quienes se les conoce como “los gonzalines”, por su cercanía y dependencia total del pseudo dirigente hacia ellos.
Les ha arropado, mantenido en nómina y ha entregado plazas de profesores cuando la mayoría no tienen siquiera una muestra de ética, al haber obtenido sus títulos de licenciatura y maestría a base de exámenes de dudosa validez, amparados por los sinodales, por lo general, de sus propios incondicionales.
Si hoy entrara la Contraloría de la UAT a Trabajo Social, encontraría, entre otras cosas: falsificación de actas de academia, de actas de examen y de listas de asistencia, haciendo pasar al porro mayor azul como asiduo asistente a estos eventos, de los que, consta, no tiene idea cómo se desarrollan.
En la nómina de la Facultad tiene incrustada a quien se ha desempeñado como su más fiel vasalla, quien fuera directora en años anteriores y dejó en el puesto al esposo, en una dependencia total y familiar, para cobijar y esconder los turbios negocios privados que llevan entre ellos, a costillas del presupuesto universitario.
También, cobran como profesores de tiempo completo, dos hermanos del porro, así como el cuñado, esposa y más familiares. Dicen irónicamente unos que qué cosas, que es increíble que en una sola familia se acumule tanto “talento”, haciendo mofa de que todos tienen su plaza de tiempo completo, cuando hay muchos que nunca son sujetos de actos justos por culpa de los “gonzalines”.
La estela de corrupción crece día a día, y hace muy poco tiempo llevó a “sus” maestros y alumnos a rendir tributo a un candidato, y ahora se ostenta como partidario de otro y promete llevar a “su” grupo. Olvidó ya que el Grupo “Azul” fue creado por Enrique De la Garza Ferrer, a quien dio una patada en donde más duele, traicionando su confianza para quedarse con el botín.
Ha dispuesto de la voluntad de gente sin escrúpulos incrustada en nómina. Cuando el rector Chema Leal mandó como regalo unas tablets para los profesores, hubo algunos que no la tuvieron, y se preguntaron por qué: la respuesta fue lapidaria por parte de Irma Ibarra: “El rector mandó las tablets para que las repartiéramos como nosotros consideráramos, no parar todos los maestros”; la distribución se hizo entre los estudiantes miembros del “Grupo Azul”, siendo que el recurso era del patrimonio de la UAT, ordenado por el rector para sus profesores.
Todo el tiempo ha violado normas de honorabilidad: acusado de acoso sexual muchas veces y amenazante con las denunciantes, ha librado muchos procesos que pudieron llevarlo a un penal a vivir. Imposible que con un salario de profesor se pueda un comprar casas, ranchos, vehículos y más. Si hubiera una declaración de bienes, seguramente el porro mayor y sus gonzalines saldrían chispando de la UAT por deshonestos.
Hoy, se suma a la campaña del candidato del PAN porque ha decidido no apoyar más al PRI, del que siempre buscó que apoyara a sus familiares directos.
El desprestigio del porro azul afectará aún más la imagen del candidato Cabeza, porque ligarse con delincuentes en potencia no dejará nada bueno con esos ladrones. No a quien aspira a ganar por una candidatura donde la honestidad sería premisa.
Ante las amenazas recibidas, el columnista hace responsable de cualquier atentado al mencionado sujeto Hernández Flores, del que es de todas conocida su actividad poco apegada a la ley.
Cínicamente habla de autonomía universitaria quien ha tenido supeditada a una facultad a sus bajos caprichos y fines, a su deshonesta actitud y poco valor moral y profesional
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