Quienes me conocen saben perfectamente quien es Candelario. Es mi cuñado y hoy lo tomo de punto de partida para hacer la diferenciación entre unos y otros priistas. Trabaja en gobierno, fue líder sindical y a partir de ahí se vinculó, vía Blanca Valles, con las actividades del PRI: está convencido de su partido, acude a toda invitación que le hacen, participa de sus actividades y, con argumentos de convicción, pondera porque es priista. Es parte del voto duro.
Claro, no es el único, se puede mencionar a otros. Por ejemplo, entre las mujeres a Guadalupe Perea, que como priista se muere en la raya; y que pese a mostrar a veces una actitud un poco más radical, no puede ser señalada como priista de simulación. Entre los hombres, en este momento, me viene también el nombre de Lorenzo López, mejor conocido como el Profe, de cuando fue director de la Prepa Popular.
¿Por qué decir que no todos los priistas son como Candelario, Lupita o Lorenzo? Porque hoy en día, en tiempos de campaña electoral, es como todo es visible: ahí es donde, los que solo ocupan cargos y están listos para la foto, se muestran tal y cual son, generales de la política, que no se dan baños de pueblo y que, a la postre, buscan la forma de que otros hagan la talacha… Pero además, no cambian.
Hace días las mujeres que son integrantes del Consejo Político Municipal en la capital fueron convocadas por Miguel de la Rosa Medrano, Pascual Ruiz García y por Salvador Arredondo. La misión, encomendarles que hagan su talacha partidista, mínimo les dijeron, que cada una haga una red con 1000 promovidos. Miguel, como siempre, con su lenguaje mordaz, hiriente, les recordó deberes y responsabilidades partidistas… Pero, oh, sorpresa, solo asistieron 4 mujeres. Obvio, el resto, no son parte del voto duro del partido.
Se entiende que el trabajo de Generales como Miguel, Pascual y Arredondo, es la estrategia y la talacha tienen que hacerla los de abajo. Y este trabajo es el que muestra, digamos, que tan bien esta aceitada la estructura partidista. Con todo y que, hasta la saciedad, se ha visto, se ha dicho, que la estrategia de los promovidos no funciona: es pura simulación. ¿Si lo saben, me preguntó, porque insisten en tal actividad?
El complemento, el mejor trabajo político-electoral, es el que realizan los candidatos: con su vinculación con las bases militantes, con el pueblo; la interacción y la conversación de tú a tú con el potencial elector. Que se consolida cuando, de entrada, hay candidatos que tienen una sonrisa natural como la de Oscar Almaraz; y que, además, no tiene problemas para conversar con unos y otros, con hombres y mujeres. Es un candidato natural y si llegase a perder, seria por culpa de su partido, la simulación y las malas estrategias de sus generales.
El camino es distinto para otros candidatos. Que no tienen sonrisa a flor de piel, que tratan de serlo, pero en el intento quedan peor, como es el caso de Eduardo Gattas: en sus eventos, en su participación, trata de ofrecer un protagonismo, destacarse y, lo lamentable, es que no lo logra. Su sonrisa y sus palabras no salen de una convicción. Es como cuando dicen, hay candidatos que no ayudan a ganar una elección. Con todo y que, como el a veces se presenta, tiene un doctorado en operación política.
Tengo la impresión ha perdido la capacidad del autoaprendizaje; ha tenido una y otra derrota, incluso hace tres años perdió el Congreso Local, y nada, da la impresión que no aprende de las derrotas: son los mismos generales, las mismas estrategias y tácticas, pero hay una realidad: cada vez tiene menos voto duro. Convencidos de los ideales de su partido.
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