No entendemos qué tienen en la cabeza los “estrategas” políticos cuando mandan a grupos de jóvenes a asolearse con el consecuente riesgo a su salud, y por 100 o 150 pesitos les ordenan hacer desmanes en las esquinas, como si se tratara de un carnaval o festejo, y luego, los candidatos esconden la cabeza, como avestruces que son.
Lo recientemente acaecido en la esquina de la calle 9 e Hidalgo, en la capital tamaulipeca es importante y delicado: importante, porque hoy en día les ha dado a todos por acumular grupos de muchachos a quienes denostan y denigran utilizándolos como bufones electorales, con la única consigna de “hacer despapaye”, ondear banderitas, pegar calcas y gritar y contonearse como si fueran importantes en un proceso que se ha olvidado de ellos, y cuando alguien de ellos llegue, seguirán en el olvido como lo que actualmente tienen.
La gente del Movimiento Ciudadano fue más allá de lo permitido, al enfrentarse a los automovilistas y pegar sus grotescos “pegotes” en los carros a diestra y siniestra, propiciando el coraje de los ciudadanos a los que nos molesta que nos intimiden en grupo y nos quieran pegar, a fuerza, una calca de uno de esos que quieren ser gobernadores, diputados o alcaldes. No entienden que es desagradable y denigrante esta acción, al parecer.
No conforme el candidato “Ciudadano” con fundamentar una campaña con palabras altisonantes que considera graciosas, insultando en sus panfletos y carteles, hoy se mofa de los ciudadanos y manda a sus huestes a agredir a los tamaulipecos con acciones físicas intimidatorias.
¿Imagina usted el miedo de pasar por un crucero y que se le abalancen una torva de salvajes con calcas en mano y amenazantes le peguen a diestra y siniestra en su vehículo?
Y nos dicen que es parte de la campaña. Por favor, no entendemos la parte de respeto que quiere mostrar el candidato ciudadano, ese de la escoba, que solo grita que va a barrer el cochinero, sin haber hecho lo que el buen juez.
Campañas fundamentadas en la diatriba no funcionan ya, y sí molestan a los ciudadanos que estamos cansados de abusos, de mentiras y de todo eso que nos intimida y margina.
En ese sentido, no hay alguna autoridad capaz de poner freno a estas acciones, y suponemos que debiera ser la autoridad electoral la que fije algunas sanciones para estos abusivos, prepotentes y montoneros.
Hay que checar los comentarios de la ciudadanía, y eso se llamaría técnicamente hacer “sondeos”, en los que se pueden dar una idea de qué es lo que quiere y siente la gente, y no l oque quieren escuchar.
Hay cosas muy importantes que pudieran parecer intrascendentes y viceversa, por lo que sería altamente productivo que se fijaran en estas reacciones que, hoy por hoy, en redes sociales pueden darse una muy buena idea de cuál es el sentir ciudadano e inclusive, las necesidades más sentidas de los tamaulipecos.
Pero eso que han hecho los trabajadores del Movimiento Ciudadano, definitivamente merece un castigo, una sanción ejemplar.
No podemos permitir que alguien, por muy distinta ideología que tenga, padezca nuestros encaprichamientos o enojos.
Todo mundo tiene derecho a ser de cualquier ideología política sin menoscabo de su trascendencia o actitudes: la democracia nos permite ese derecho como para que un grupo de “porritos” electoreros nos bloquee este derecho.
No, no debe permitirse este abuso de los que creen tener la sartén por el mando.
Imagine el lector, si así son ahora en campaña, ¿qué nos esperaría en caso –lejano- de que nos gobernaran?
Esperamos que estas denuncias tengan eco, y no se haga el caso de que, por no haber una firme queja ciudadana no se actúe. El gran problema de la justicia mexicana es que, si no denuncias, la autoridad no actúa, aunque esté comprobado el abuso o delito. Que cambien las cosas, pues.
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