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Sección: Editoriales / Golpe a golpe

Discusión cara a cara

Por: Juan Sánchez 12/04/2016 | Actualizada a las 08:30h
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Aunque todavía no se ha precisado la fecha, el horario ni el escenario, la semana próxima tendrá lugar el primero de los dos debates (obligatorios) entre los ocho candidatos a la gubernatura.

Sin embargo, hasta hoy sólo Baltazar Manuel Hinojosa Ochoa (PRI-Panal-Pvem), Francisco Javier García Cabeza de Vaca (PAN) y Gustavo Adolfo Cárdenas Gutiérrez (MC), han mostrado (públicamente) interés en la discusión, cara a cara, que, por vez primera, acá en Tamaulipas ofrece una contienda de tal envergadura.

En cambio, los otros cinco abanderados han rehusado tocar el tema.

Quizás porque hasta ahora las condiciones les son inapropiadas por la notoria desigualdad en cuanto a su posicionamiento.

De cualquier forma es un buen momento para aclarar que un debate es el encuentro entre pares (basado en la discusión y controversia), cuya intención busca desde el inicio exhibir dos o más posiciones encontradas en torno a un tema, programa o proyecto.

El objetivo principal consiste en hacer que las partes antagónicas en ideología, doctrina, militancia política o posición social, de cara al público defiendan y/o critiquen (con argumentos consistentes) los supuestos que sustentan a través de la confrontación verbal.

Pero regidos por un moderador que se supone debe ser un individuo neutral, equilibrado y profesional.

La importancia de esta lid estriba en presentarle a la audiencia todas y cada una de las ofertas de los candidatos, en torno a una realidad, a fin de permitirle asumir su propia postura tras reflexionar sobre lo expuesto.

Importancia

En este proceso electoral es indudable que el debate podría resultar un ejercicio saludable para nuestra incipiente democracia.

Sobre todo, si se busca una contienda altamente competitiva, donde los ocho abanderados en verdad quisieran convencer al votante, sobre la viabilidad y justeza de sus propuestas.

Sin embargo, creo pertinente aclarar que no todo debate es viable ni constructivo para los actores involucrados; o la sociedad que en menor o mayor nivel está pendiente de las diversas expresiones, manifestadas en torno suyo.

Pero de que los intercambios de ideas son sanos, ¡claro que así es!, pues de entrada los participantes exhiben su madurez o inexperiencia; la debilidad o fortaleza de sus proyectos; su humildad y/o arrogancia; como el oficio político y su falta de tablas, en algunos casos.

Choques estériles

Para que el primer debate pueda concretarse exitosamente, primero deben existir las condiciones propicias de equidad, en todo aspecto.

Máxime cuando se pone en juego el destino de Tamaulipas.

Es decir, antes de alentar una discusión pública de tal naturaleza, se requiere analizar si los personajes invitados son merecedores al debate y tienen similares posibilidades de triunfo en esta contienda; aparte de otro esencial atributo: haber dado muestra de responsabilidad, ecuanimidad y compromiso hacia la población que aspiran representar.

Empero, por ley debe realizarse éste y en puerta está un segundo.

Consigno lo anterior porque de nada valdría que se llevaran a cabo encuentros desiguales y estériles, donde algunos personajes exhibieran falta de trabajo político, credibilidad y propuestas sensatas, mientras que otros asomaran prendas totalmente opuestas, como se observa a una semana de haber iniciado las campañas proselitistas.

Entonces, resulta obvio que toda discusión pública, en torno a una problemática o proyecto, sólo sea admisible entre pares. Ello como un acto de elemental justicia, que además significaría para el espectador la posibilidad de enriquecer su percepción en torno a los adversarios y su capacidad.

Falta de cultura

En lo personal, convencido estoy que en toda la geografía estatal la cultura del debate es incipiente.

Y cuando éste se ha dado (al través de los medios de comunicación masiva) no ha sido porque así lo haya determinado la Ley Electoral –hay ejemplos--, sino porque los escenarios en que desarrollan campañas los candidatos, han sido adaptados como pancracios que nada tienen que ver con el ejercicio de la democracia.

Por ejemplo, en esta etapa electoral, a diario vemos cómo al través del spot los monopolios televisivos aparentan pluralidad al dar entrada a los puntos de vista encontrados de dirigentes partidistas y los ‘líderes’ de opinión, forzando así el debate, sin que esto traiga mayores beneficios a los destinatarios del mensaje que, de una u otra forma, esperan con más pena que gloria los encuentros frontales de los ocho candidatos.

Inclusive, los amos de la pantalla chica, al igual que los hombres del poder político tienen intereses y preferencias ideológicas que exhiben en forma implícita, al descalificar a quienes no comulguen con la visión que defienden, o no paguen en forma puntual sus servicios de imagen.

Por tanto, creo que las polémicas públicas, ya en forma abierta y/o directa, debieran realizarse cuando existan condiciones adecuadas y no haya posibilidad de que uno de los contendientes se monte en la fama de otro, al omitir pronunciar seriamente sus posturas para dar paso a la agresión verbal.

De cualquier forma, por ley, se llevarán a cabo.

Recomendación

Lo mejor, entonces, sería coadyuvar a que los ciudadanos eleven su capacidad de reflexión y análisis (en torno a los temas de interés público) de manera sistemática desde los lugares donde estudian, viven, trabajan y votan, mediante esquemas y propuestas serias, que frenen la tentación de aventureros, aprendices de brujo y falsos profetas, que suelen faltar a la verdad en toda oportunidad y sin el menor remordimiento ni pudor.

Lo que viene

En cuanto a los debates municipales y/o distritales, que por ley no son obligatorios, considero que la oposición, más que debates, lo que ya prepara son trampas mediáticas –como lo acostumbra en todo proceso--, mientras para los priistas esos choques les resultarían insulsos e inútiles, porque podrían convertirse en verdaderas ‘cenas de negros’, porque si algo distingue a sus pares, es, precisamente, su baja proclividad a la confrontación propositiva.

Además, otro motivo por el que debieran cancelarse los debates, en los 22 distritos y 43 municipios, es que hay una evidente distancia en las preferencias electorales, como claramente lo confirman las estadísticas más recientes.

De ahí que la postura del alto mando priista de mantenerse callado sobre la posibilidad de que participen en debates sus candidatos a las 43 alcaldías y al Congreso, en lo particular, me parezca correcta.

Y más cuando sus abanderados no han iniciado campaña, pero sí dialogan todos los días, libremente, con la sociedad, tanto en las ciudades como en el campo y con sus diferentes sectores, a fin de analizar la problemática en distintos rubros y tratar de alcanzar acuerdos para solucionar lo prioritario una vez instalados en los ayuntamientos y la legislatura que viene.

Se hace camino al andar

*** Esta semana, el Instituto Electoral de Tamaulipas podría precisar las fechas de los dos debates entre los candidatos a la gubernatura.

*** Y, según aprecio, se llevarán a cabo en días hábiles, para atajar más comentaros adversos.

*** Hoy en el Congreso estatal será presentado un punto de acuerdo para pedirle al Gobernador que informe sobre la compra de 34 unidades (usadas) para transporte escolar.

*** También citará a comparecer al encargado del transporte público para que explique por qué no ha metido en cintura a los concesionaros.

*** Incluso, los diputados analizarán en comisiones diversas puntos de acuerdo y decreto, entre ellos los relacionados en materia energética.

E-m@il

jusam_gg@hotmail.com

Juan Sánchez Mendoza
Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.
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