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Sección: Editoriales / Tendencias Políticas

La razón y la emoción en la democracia contemporánea

Por: Sandro Cappello 10/02/2016 | Actualizada a las 08:27h
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La democracia es sin lugar a dudas la forma de gobierno que mayor aceptación y resultados ha obtenido ante la sociedad. Los países que la han adoptado de manera efectiva y eficiente normalmente experimentan un incremento en su bienestar, libertad de expresión, legitimidad de sus gobiernos,  autocorrección del sistema, resolución de los conflictos pacíficamente, respeto a las minorías, entre otros. Si el gobierno democrático es acompañado por un sistema republicano legítimo sus aspectos positivos incrementan y se añaden temas imperativos como la transparencia de las cuentas públicas, declaraciones patrimoniales de los servidores públicos y  rendición de cuentas.

Es importante diferenciar la “Democracia” de la “República” sin entrar en mayor detalle la democracia es una forma de gobierno que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes, mientras que la república es un sistema político donde existe el imperio de la ley (constitución), la igualdad ante la ley y la división de sus poderes.

A pesar de ser en la práctica la mejor forma de gobierno, la democracia tiene sus aspectos negativos, Aristóteles ya mencionaba las degradaciones de las distintas formas de gobierno, la monarquía se torna tiranía, la aristocracia se convierte en oligarquía y la democracia puede transformarse en un gobierno populista.

Definitivamente los regímenes democráticos tienen otras imperfecciones, sin embargo abundaremos a los que impactan en la materia que nos compete, la comunicación y marketing político.

La democracia alcanza su máxima expresión durante el ejercicio de las contiendas electorales.

Al iniciar un proyecto político/electoral, sin importar el puesto de elección popular por el que se vaya a competir, se realizan estudios sobre el comportamiento político social, éstos, nos permiten identificar las necesidades, expectativas, aspiraciones y opiniones de los electores, y en base a sus resultados crear los pilares de nuestra campaña (plataforma política, mensaje, slogan, jingle, imagen del cuadro político, selección de medio de comunicación, etc.).

Sería un suicido electoral crear un diagnóstico objetivo, imparcial y realista sobre la situación política y económica de un municipio, estado o país y presentarlo dentro de una estrategia de comunicación política, sin tomar en cuenta la visión del electorado o la percepción del nicho electoral al cual dirigiremos la campaña.

Simplemente no tendría impacto dentro del imaginario colectivo, aunque es difícil expresarlo, el ciudadano racional no es el elector común, e incluso los que tienen un nivel educativo superior y acceso a la información no pueden ser expertos en los distintos campos que abarcan las responsabilidades de los gobiernos.

Es un hecho que la política es un juego de percepción y que las campañas electorales de éxito son las que logran realizar un “click” emocional con los ciudadanos y no las que presentan un mensaje racional que podría parecer una estrategia acartonada y gris. Finalmente es importante entendernos y es muy difícil convencer al elector de estar equivocado.

Es fundamental elegir los temas que levanten la excitación popular sobre los problemas apremiantes reales del estado. Así el mensaje tendrá una mayor penetración en el electorado, y a pesar de que el candidato tenga una legítima vocación de servicio y esté consciente sobre lo que resultará mejor para el grueso de la sociedad en un futuro, primero tenemos que saber vender para posteriormente imponer nuestras políticas. La imagen del político y servidor público SIEMPRE está en contienda electoral.

La cuestión se complica considerablemente cuando el candidato emana del partido que se encuentra en el poder (ya sea en municipio, estado o país), o al tomar posesión en el cargo ¿Cómo dar resultados tangibles y cumplir los compromisos con el grueso de la sociedad? ¿Cómo satisfacer el interés de las minorías aliadas representadas por el clientelismo y corporativismos (sindicatos y conglomerados empresariales respectivamente) y mantener una imagen positiva entre la sociedad y el electorado? Es necesario tomar en cuenta dentro del presupuesto un silogismo que permita un equilibrio adecuado entre el trabajo necesario, la conservación de los aliados políticos y la comunicación social y política efectiva.

Sé que lo escrito anteriormente puede parecer un tanto “Maquiavélico” o incluso negativo, aunque siendo sincero prefiero percibirlo como realista. Todavía así, considero que este “circulo vicioso” desaparecerá paulatinamente gracias a la nueva concientización de los ciudadanos, al incremento del conocimiento de sus derechos y las obligaciones que tienen los gobiernos, el hartazgo con respecto a la impunidad y corrupción, pero sobre todo por las nuevas herramientas de comunicación en el internet, las cuales han permitido una democratización de la información y con esto lograr un contrapeso  con el poder, el cual se verá reflejado en los siguientes procesos electorales.

Concluyo esta participación aportando que es muy importante para los políticos y los gobiernos escuchar la “voz” de los ciudadanos, saber cuáles son sus inquietudes, segmentarlas y sectorizarlas. En caso de no considerarlas como necesidades apremiantes, realizar campañas de comunicación informativas, explicar el porqué de sus políticas públicas, sus reformas y su visión de país en el mediano y largo plazo, finalmente la imagen de los cuadros es vital para poder impulsar sus propias plataformas políticas. Dichas plataformas políticas deben de ser sostenidas por cimientos sólidos, representados por investigación y estudios políticos sociales, económicos, etc. Que permitan realizar programas y proyectos integrales, que logren palancas que impulsen el desarrollo y bienestar de la sociedad, programas de desarrollo económico paralelos a los sociales que aniquilen la codependencia “voto x apoyo” y así lograr el marketing político del futuro, el marketing político ganador, el marketing político de resultados.

En resumen se debe apelar a la sensibilidad que los públicos tienen sobre sus necesidades reales, sobre las soluciones posibles y aquellos eventos cotidianos que impactan a sus emociones e intereses y combinarlos con administraciones públicas atentas a la resolución prácticas de los problemas.

Sandro Cappello Collado es Director de Investigación Político Sociales en Investigadores y Asociados ESTATAM, con presencia en el noreste de México. Además es docente a nivel Maestría.

Sandro Cappello

Es Director de Investigación Político Sociales en Consultores y Asociados ESTATAM, con presencia en el noreste de México. Además es docente a nivel Maestría.
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