Ahora que henos sido testigos y algunos, partícipes de los sucesos políticos en torno a la sucesión gubernamental, municipal y del Congreso local, nos hemos topado con algunas cosas que, entendemos, están fuera de la ley de referencia, y que bien podría hacerse un esfuerzo, ya sea porque todo mundo cumpla los ordenamientos, o de plano, cambiar aspectos que permitan caminar dentro de la legalidad.
Finalmente, a quien le interesa gobernar o “servir” –así dicen todos- a sus conciudadanos, le debe preocupar andar en la legalidad, porque no resulta congruente que quien aspire a ser autoridad infrinja las leyes existentes.
Es crítico y risible ver a nuestros servidores públicos y funcionarios caminar en medio de una serie de irregularidades e ilegalidades, desde el hecho de que toda su parentela viaja en vehículos oficiales sin que haya argumento legal para justificar el que les mantengamos sus caprichos, vicios y viajes, hasta ver que hacen uso inadecuado o desviado de sus objetivos del dinero de todos, que es el del gobierno, municipal, estatal y federal.
Paréntesis para comentar el hecho de que algunos alcaldes de Guerrero, al ser amenazados por delincuentes circulan con 4 a 9 guardias, como si los ciudadanos comunes y corrientes no mereciéramos ser protegidos, o de qué privilegios gozan estos individuos para gastar el salario de casi diez personas en su seguridad.
En fin, el caso es que cuando hay procesos electorales se vienen en cascada las renuncias y licencias. En el primer caso, es congruente que alguien diga “adiós” a su cargo o puesto para buscar otro, pero las licencias… ese término como que no está muy justificado moralmente que digamos.
Se critica que un alcalde busque una diputación o al revés, o que un diputado busque la gubernatura y más. Entendemos que las carreras políticas de los que se dedican a esta actividad tienen cuestas hacia arriba en el caso de quienes desean hacer algo más en cada ocasión.
Es lícito, por ejemplo, que un jefe quiera ser director, que éste quiera ser subsecretario, y que el sub quiera ser secretario, así como que el secretario quiera ser rector o gobernador.
Se llaman, aspiraciones, ambiciones profesionales, y nada tienen de malo cuando se hacen bien las cosas.
Ante el panorama que vivimos, sería congruente que la ley electoral vigente considere un cambio de calendario para que, quienes tengan aspiración puedan contender o hacer su luchita sin renunciar, cumpliendo con el encargo que tienen en la actualidad.
No le vemos, personalmente, nada de malo a ello: todos queremos mejores condiciones laborales y de vida, y no es criticable que los políticos lo quieran.
Criticable es cuando se enriquecen y abusan sin límites y nadie les castiga.
Es por eso que entendemos que debería considerarse la sugerencia de un cambio de fechas y requisitos, para que puedan seguir con su encargo político y aspirar a mejorar, en el entendido de que la gente no necesitaría precampañas sino revisar el trabajo que han hecho, para otorgar o no su confianza.
Para nosotros no tiene nade de malo lo anterior, pero es bueno que se legisle adecuadamente, para que ellos no infrinjan, ya que, ante el panorama actual, nos queda la impresión de que los que quieren llegar hacen lo que sea humanamente posible para hacerlo, inclusive, violar las leyes.
Y en ese sentido, mal haríamos los ciudadanos si votamos por alguien que no sabe respetar la ley existente, que se pasea en precampañas o que hasta a sus viejitos les ubica con beneficios oficiales como guardias, autos y más.
El ciudadano común y corriente no tiene por qué mantener a estos seres, a los familiares de por quién votamos.
Es donde se debe poner un justo remedio a fin de lograr que todos, absolutamente todos transitemos dentro de la ley.
¿No le parece una petición justa?
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